Nihil Obstat.

México, 25 de Diciembre de 1939 J. Cardoso, S. J.

253740 México, 17 de Enero de 1940.

 

EL CAMINO DE LA CRUZ .

oraciones preparatorias

 

Hacer el acto de contrición.

ĦOh Jesús, amable Salvador nuestro! Henos aquí humildemente postrados a tus pies a fin de implorar tu divina Misericordia para nosotros y para las almas de los fieles difuntos. Dígnate aplicarnos a todos, los méritos infinitos de tu santa pasión que vamos a meditar. Haz que esta Vía de dolor y de lágrimas en que entramos, mueva nuestros corazones de tal manera a la contrición, al arrepentimiento y a la sumisión a tu santa voluntad, que recibamos con alegría todas las contradicciones, sufrimientos y los males de esta vida,

Y tú, ĦOh Virgen María! que has sido la primera en enseñarnos a seguir el camino de la Cruz, alcánzanos de la Trinidad Santísima, que se digne aceptar, en reparación de tantas injurias que le son hechas, los afectos de dolor y de amor con que el Santo Espíritu Vivificador se dignará favorecernos durante este Santo Ejercicio.

 

PRIMERA ESTACION

JESÚS CONDENADO A MUERTE

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos la sumisión admirable de Jesús cuando recibe tan injusta sentencia y persuadámonos bien, de que no fue solamente Pilatos quien lo condenó, sino todos los que estamos aquí presentes y todos los pecadores del universo. Digámosle pues, penetrados del más vivo dolor,

ĦOh adorable JesúsĦ Puesto que son nuestros crímenes los que te han condenado o muerte, haz que los detestemos con todo nuestro corazón, a fin de que nuestro arrepentimiento y nuestra penitencia nos obtengan perdón y misericordia.

V - Señor, pequé, ten misericordia de mí.

R.- Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.

Bendita y alabada sea la Sagrada Pasión y muerte de Ntro. Señor Jesucristo y los dolores y angustias de su Purísima Madre concebida sin mancha de pecado original. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEGUNDA ESTACION

JESÚS ES CARGADO CON SU CRUZ

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos con cuánta resignación nuestro divina Maestro, nuestro modelo, recibe sobre sus hombros lacerados y sangrantes el terrible instrumento de su suplicio. Es así como quiere enseñarnos a llevar nuestra Cruz, aceptando con la más grande resignación los males que nos son enviados por el Cielo o que nos causa nuestro prójimo.

ĦOh dulce Jesús! No era a Ti a quien tocaba llevar esta cruz, puesto que Tú eras inocente, sino a nosotros, miserables pecadores, cargados de toda especie de iniquidades. Danos pues la fuerza de imitarte, soportando sin murmurar los reveses y las desgracias de esta vida, que, en el orden admirable de tu Providencia paternal, deben ser para nosotros la ocasión de satisfacer tu Justicia y el medio de llegar a la Patria Celestial.

V.- Señor, pequé, ten misericordia de mí.

R.- Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.

Bendita y alabada, etc.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

TERCERA ESTACION

JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste, al mundo

Consideremos a N. S. Jesucristo en el camino del Calvario; la sangre que ha derramado en la flagelación y la coronación de espinas, de tal manera lo ha debilitado, que cae bajo su pesada carga y no se levanta sino después de los insultos más sangrientos, que soporta sin mostrar ningún sentimiento de indignación. He aquí cómo ha querido expiar todas nuestras caídas y enseñarnos a levantarnos por las austeridades de la penitencia, cuando hemos tenido la desgracia de caer en el abismo del pecado

ĦOh buen Jesús! Tiéndenos tu mano compasiva en medio de tantos peligros a que estamos expuestos; dígnate fortalecernos en nuestras necesidades, a fin de que, después de haberte seguido valientemente en el camino del Calvario, podamos gustar los frutos deliciosos del árbol de vida y llegar a ser eternamente felices contigo.

V.- Señor, pequé,

Bendita y alabada sea

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

CUARTA ESTACION

JESÚS ENCUENTRA A SU SMA. MADRE

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos lo doloroso que fue para este divino Hijo, ver en circunstancias tan crueles, a esta Madre tan amada, y para María ver a su amadísimo hijo arrastrado inhumanamente por una turba de malvados, en medio de una muchedumbre que lo insulta, que lo llena de injurias, entregado a todas las angustias. Ella hubiera querido libertar a nuestro Salvador y arrancarlo de las manos de sus verdugos, pero sabe que es preciso que nuestra salvación sea conseguida así; uniendo pues, el sacrificio de su amor, al de su Hijo, comparte todos sus sufrimientos y se une a El hasta su último suspiro.

ĦOh María, Madre de dolor! Alcánzanos para tu Divino Hijo, este amor ardiente con el cual tú lo acompañaste en la Montaña Santa y esta firmeza de la que diste muestras al pie de la Cruz, a fin de que permanezcamos ahí constantemente contigo y que nada pueda separarnos de ella.

V - Señor, pequé...

Bendita y alabada sea...

Padre Nuestro. Ave María y Gloria.

 

QUINTA ESTACION

SIMON CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR SU CRUZ .

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos la grande bondad de Jesús hacia nosotros. Si Él permite que se le ayude a llevar su cruz, no es por falta de fuerzas, siendo Él quien sostiene el Universo, pero quiere enseñarnos a que unamos nuestros sufrimientos a los suyos y a compartir con Él su cáliz de amargura.

ĦOh Jesús, nuestro Maestro! Tú has bebido lo más amargo y nos has dejado la parte más pequeña; no permitas que rechazándola vengamos a ser nuestros propios enemigos. Haz por el contrario, que la aceptemos de buena gana, a fin de hacernos dignos de participar de los torrentes de delicias con que embriagas a tus elegidos en el Cielo.

V.- Señor, pequé, ten misericordia de mí,

R.- Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.

Bendita y alabada sea la Sagrada Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEXTA ESTACION

SANTA VERONICA ENJUGA EL ROSTRO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos la acción heroica de esta Santa mujer, que se adelanta entre la multitud de los soldados, para ver a su divino Maestro. Ella lo apercibe cubierto de escupitajos, de polvo, de sudor y de sangre. Tal espectáculo enternece su alma hasta el llanto y haciendo su amor que olvide todo temor, se aproxima a Jesús, enjuga su rostro desfigurado, este augusto rostro que extasía a los Santos y delante del cual los ángeles se cubren con sus alas no pudiendo resistir su brillo. (Apocalipsis).

ĦOh Jesús, el más bello de los hijos de los hombres! A qué estado te ha reducido tu amor por nosotros. No, nunca jamás has sido Tú tan digna de nuestras adoraciones y de nuestros homenajes. Nosotros, pues, te adoramos; y prosternados ante tu divina majestad, te suplicamos que olvides todas nuestras ofensas y que devuelvas a nuestra alma, su antigua belleza que ha perdido por el pecado

V.- Señor, pequé...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEPTIMA ESTACION

JESÚS CAE EN TIERRA POR SEGUNDA VEZ.

V.- Adorámoste Cristo...

Consideremos al hombre Dios sucumbiendo otra vez. Contemplemos esta Santa Víctima caída en tierra bajo el peso horrible del madera de su sacrificio, expuesta de nuevo a la crueldad de los soldados y de los asesinos.

Es también para darnos pruebas de su amor infinito, que permite N. S. Jesucristo esta segunda caída. El quiere también mostrarnos por ella que aunque recaigamos frecuentemente en el pecado, no debemos jamás perder la confianza, sino esperar todo de su Misericordia y que en medio de las más grandes aflicciones no debemos dejarnos llevar por el desaliento; que el camino del Cielo está sembrado de espinas y que, para ser glorificados, es preciso pasar antes por el crisol de los sufrimientos.

ĦOh Jesús, fuerza nuestra, presérvanos de toda caída y si caemos, ayúdanos a levantarnos por frecuentes que sean nuestras caídas. No permitas que perdiendo la confianza en tu Misericordia. hagamos inútiles las fatigas y las penas que tú has soportado, para librarnos de la muerte eterna.

V - Señor, pequé.

Bendita y alabada sea...

Padre Nuestro,Ave María y Gloria.

 

OCTAVA ESTACION

EL ENCUENTRO DE JESÚS CON LAS HIJAS DE JERUSALEN QUE LO SEGUIAN.

V.- Adorámoste Cristo...

Consideremos aquí la generosidad incomparable de Jesucristo. El se olvida de sus propios sufrimientos pensando en los que tendrá que sufrir su pueblo a causa de sus pecados. Es así que dice a las mujeres que lo siguen: hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino más bien por vosotras y por vuestras hijos, pues si con el árbol verde se hace esto, żqué será con el seco?

Consideremos cuál no será el tremendo castigo que tiene reservado Dios al pecado. que es más digno de llanto que la pasión de su divino Hijo.

ĦOh amable Jesús! Dígnate mirarnos con ojos de ternura y de misericordia. Haznos la gracia de acompañarte en el camino de La cruz, como las hijas de Jerusalén te acompañaron y haznos oír como a ellas, continuamente, tu tremenda advertencia para que ella nos aparte del pecado.

V.- Señor, peque.

Bendita y alabada sea...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

NOVENA ESTACION

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R,- Porque por tu Santa Cruz redimiste, al mundo.

Consideremos al adorable Jesús ya en la cima del Calvario. Dirige su mirada sobre el lugar en que pronto va a ser crucificado, pero aún le preocupan, en este momento, nuestras caídas sin fin y la inutilidad de su Sangre para muchos pecadores. Este pensamiento Cruel lo consterna y aflige su tierno corazón más que todos los suplicios que debe aún sufrir. El llena su alma de mortal tristeza. En tan cruel abatimiento le faltan las fuerzas, como en su agonía en el Huerto y cae por tercera vez hasta dar con su divino rostro en tierra.

ĦOh Jesús, víctima de amor! He aquí pues, que Tú vas a ser inmolado por la salvación de las almas! Dígnate aplicarnos los méritos de tu sacrificio en el tiempo, a fin de que podamos ofrecerte nuestras alabanzas durante toda la eternidad

V.- Señor, pequé...

Bendita y alabada sea ...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

DECIMA ESTACION

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V.- Adorámoste Cristo...

Consideramos cuán grande fue el dolor de Jesucristo cuando sus verdugos le arrancaron sus vestiduras. Todas las llagas que tenía y que habían adherido su túnica a su carne sangrante, se abrieron en este momento para hacerlo sufrir otra vez todos los tormentos de la flagelación

Pero lo que fue para El aún más sensible, fue verse expuesto desnudo a la vista de sus enemigos y de la inmensa multitud de espectadores,

ĦOh Jesús, Cordero divino! Bien sé por qué permitiste tan brutal atropello. Para darme ejemplo de honestidad y satisfacer la justicia airada de tu Padre celestial, por mis deshonestidades; y permitiste también que antes de morir te despojaron de lo único que tenías, para darme ejemplo de pobreza, para enseñarme el despego que cielo tener de las cosas mundanas. Dame tu divina Gracia para que siguiendo el ejemplo que Tú aquí me das, alcance las virtudes de la pobreza de espíritu y de la castidad.

V – Señor, pequé...

Bendita y Alabada sea ...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

UNDECIMA ESTACION

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos a Jesucristo ofreciéndose a sus verdugos para ser crucificado y extendiéndose El mismo sobre el árbol de la Cruz.

¡Qué tormento no debía sufrir mientras los martillazos hundían los clavos en sus pies y en sus manos! Su carne se desgarra, sus huesos se dislocan, sus nervios se rompen, sus venas se revientan, la sangre brota a borbotones y agota sus fuerzas y añade a tan horribles suplicios, el de la sed más ardiente

ĦOh pecado!, ĦPecado maldito! Eres tú quien fue la causa de este mar de dolores en el que contemplamos la Víctima de nuestra salvación. ĦAh cristiano!, ĦQué exceso de amor! ĦQué inmensa caridad!, ĦQué a esta vista nuestros corazones se desgarren y se abrasen!, ĦQue renuncien a todo afecto desordenado a los placeres de la tierra!, ĦCómo no estamos sin cesar crucificados con Jesús!, ĦCómo nuestros ojos no vierten noche y diez torrentes de lágrimas!

V – Señor, pequé...

Bendita y alabada sea...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

DUODECIMA ESTACION

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V.- Adorámoste Cristo

Consideremos a Jesús, el Dios de toda Santidad, expirando entre dos malhechores y admiremos la dulzura y la fuerza de su amor. Pide a su Padre perdón de sus verdugos; promete su Gloria al Buen Ladrón; recomienda su Madre al discípulo amado; pone su alma en las manos de su Padre; anuncia que todo está consumado y expira por nosotros.

En el mismo instante todas las criaturas se unen para publicar su divinidad. La naturaleza entera se entristece y parece querer anonadarse al ver expirar a su Creador.

ĦOh pecadores! ĦSólo nosotros permanecemos insensibles a este espectáculo tan conmovedor! Dirijamos una mirada a nuestro Salvador. Veamos el estado espantoso al que nuestros crímenes lo han reducido. Él nos perdona sin embargo si nuestro arrepentimiento es sincero, Él tiene sus pies clavados para esperarnos; sus brazos extendidos para recibirnos; Su costado abierto y su corazón herido para esparcir sobre nosotros todas sus gracias; su cabeza inclinada para darnos el beso de paz y de reconciliación. Corramos pues, todos a su cruz y si es preciso, muramos por Él, puesto que él murió por nosotros.

V - Señor, pequé...

Bendita y Alabada sea ...

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

DECIMA TERCIA ESTACION

JESÚS ES DESCENDIDO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE.

V.- Adorámoste Cristo y bendecimoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Consideremos el dolor extremo de esta tierna madre, después de la muerte de Jesús, su divino Hijo. Ella recibe en sus brazos este depósito sagrado, contempla su rostro pálido, sangrante y desfigurado; ve sus ojos apagados, su boca cerrada, su costado abierto, sus manos y sus pies perforados. Esta vista es para ella un martirio inefable del que únicamente Dios puede conocer el precio.

ĦOh María! Somos nosotros la causa de tu aflicción y son nuestros pecados los que han traspasado tu alma clavando a Jesucristo en la Cruz. En cambio de este mal tan grande que te hemos hecho, dígnate ĦOh madre de misericordia! obtener nuestro perdón y permítenos adorar en tus brazos a tu Amor crucificado; e imprime en nuestras almas los dolores que tu sufriste al pie de la Cruz, de tal modo que nunca perdamos el recuerdo de ellos.

V.- Señor, pequé...

Bendita y alabada, etc

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

 

DECIMA CUARTA ESTACION

JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

V.- Adorámoste Cristo y bendecimoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

He aquí, Jesús, Ħnuestro amado Redentor! donde descansa tu Cuerpo adorable, prenda preciosa de nuestra salvación. Que al menos siempre tengamos presentes los suplicios y la muerte ignominiosa que Tú has soportado para relatarnos y que nunca olvidemos que Tú has querido ser colocado en un sepulcro nuevo para hacernos conocer que es con un nuevo corazón como debemos aproximarnos a tu Sacramento de Amor. Dígnate purificarnos de todas nuestras manchas para hacernos menos indignos de acercarnos a tu Sagrado Banquete.

Entierra como en una tumba todas nuestras iniquidades y todas nuestras concupiscencias a fin de que muriendo a nuestras pasiones y a todas las cosas de aquí abajo, para llevar contigo una vida oculta en Dios, merezcamos tener un fin feliz y contemplarte cara a cara, en los esplendores de tu Gloria.

V - Señor, pequé...

Bendita y alabada sea la Sagrada Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Bendita y alabada, etc.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

V.- Adorámoste Cristo y bendecímoste.

R.- Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Y.- Ruega por nosotros Virgen de los Dolores.

R.-Y haznos dignos de las promesas de Jesucristo.

V.- Roguemos por nuestro Soberano Pontífice S. S. Juan XXIII.

R.- El Señor lo conserve, le dé vida, le haga feliz en la tierra y no le entregue en manos de sus enemigos.

V.- Roguemos por los fieles difuntos Dales Señor el Descanso Eterno.

R.-Y luzca para ellos La luz perpetua.

Oremos.- Dígnate Señor, arrojar una mirada sobre esta familia por la cual N. S. Jesucristo no ha dudado entregarse en manos de los malvados y sufrir el suplicio de la Cruz.

Señor Jesús, Hijo de Dios Vivo, que a la hora sexta has sido clavado en la cruz para la redención del mundo y has derramado tu Sangre preciosa por la remisión de nuestros pecados, te suplicamos que escuches tras humildes oraciones y que después de nuestra muerte, seamos admitidos en la Gloria Eterna,

Pedimos tu divina clemencia, Señor Jesús, ahora y en la hora cae nuestra muerte, por la intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, Madre tuya y Madre nuestra, cuyo corazón fue traspasado por una espada de dolor en el momento de tu pasión.

Dios Todopoderoso e infinitamente Bueno, ten piedad de tu Siervo Juan XXIII nuestro Soberano pontífice. Ilumínale el entendimiento y dale La energía necesaria para que sepa gobernar a nuestra Santa Iglesia en la forma que más convenga para la salvación del mundo.

ĦOh Dios! Que no queréis la muerte del pecador sino que se convierta y se salve. Pedimos a tu misericordia por la intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María y de todos los Santos, que concedas el descanso eterno a nuestros padres, hermanos, amigos y bienhechores difuntos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, no estés airado contra nosotros (tres veces).

Jesús lleno de misericordia. Da a las almas de los fieles difuntos, el descanso eterno.

Que N. S. Jesucristo, que ha sido flagelado, que ha llevado su cruz y que ha sido crucificado por nosotros, nos bendiga. Así sea.

V.- ĦBendita sea la Hora en que N. S. Jesucristo instituyó la Sagrada EucaristíaĦ

R - ĦBendita sea!

Sea eternamente bendito y alabado el Santísimo Sacramento del Altar y la Inmaculada Concepción de nuestra Señora la Virgen María, concebida sin mancha de pecado original, desde el primer instante de su ser, para ser Madre de Dios, Señora y abogado nuestra. Amén.

Que Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo nos bendiga y que el Santísimo Sacramento del altar siempre permanezca en nosotros. Así sea.

A. M. D. G.