Pensamientos de la madre Teresa de Calcuta:

-Cada vez que menospreciamos a uno de nuestros hermanos porque es pobre o enfermo, es a Cristo a quien humillamos, Cuando nos dirijamos a alguien, recordemos que Cristo vive en esa persona.

-No cierren las puertas a los pobres; porque los pobres, los apestados, los caídos en la vida, son como el mismo Jesús.

-El aborto es un homicidio en el vientre de la madre. Una criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí. La santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, "para usted y para mi".

-El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.

-Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido.

-Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón.

-Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.

-Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios.

-La alegría del señor es nuestra fuerza.La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús esta dentro de nosotros, el está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz.

-Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros.

-La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.

-Yo soy el lápiz de Dios. Un trozo de lápiz con el cual él escribe aquello que quiere.

-Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar. Amarnos los unos a los otros. Amar hasta el dolor.

-Debemos amar la oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios.

-Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes de obrar milagros con descortesía y dureza.

-La misa, la eucaristía son el alimento espiritual que me sustenta y sin el cual no podría vivir un solo día o una sola hora de mi vida.

-Las tentaciones las tenemos todos. Pero si Jesús es una realidad viviente en mi vida, entonces ya no tengo miedo.