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SANTORAL SEPTIEMBRE DEL 2007 / www.laverdadcatolica.org

 

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SÁBADO 1

Nuestra Señora de los Remedios

Santos: Gil de Casayo, abad, y Teresa Margarita Redi, religiosa.

NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS, del latín remedium, “remedio” (siglo XVI). En 1575 se dedicó un templo a esta advocación mariana, en Tlalnepantla (Estado de México), que hoy es basílica, a la cual acuden numerosos devotos. Su imagen es la más antigua venerada en nuestro país; la trajo de España un soldado del ejército de Hernán Cortés en la época de la conquista de la Nueva España. El pueblo de aquel entonces le otorgó aquel nombre por haber sido colocada en el conocido Árbol de la Noche Triste, donde las tropas españolas rezaron para alcanzar un remedio a su derrota. Piadosas leyendas dicen que en 1540 esta pequeña escultura —de 27 centímetros de altura—, con el niño en brazos, fue encontrada dentro de un maguey en el cerro Otomcapulco y ahí mismo los pobladores otomíes le construyeron una ermita. En la época colonial era conducida con fe y devoción en solemne peregrinación desde el mencionado santuario de Tlalnepantla hasta la catedral metropolitana a fin de que aplacara epidemias y sequías que asolaban a la capital. Cuenta con hermoso vestuario y bello vestidor o camarín. Iconografía: Nuestra Señora de los Remedios de pie sobre peana y luna de plata, con el Niño Jesús en el brazo izquierdo, ambos coronados; está ataviada con regia capa talar y en su mano derecha lleva bastón de mando; una banda que le cruza el pecho la designa generala del ejército español (para ampliar los conocimientos sobre las advocaciones marianas de México y Latinoamérica, consúltese México mariano, de Guadalupe Pimentel, Editorial Progreso, 2006).

 

DOMINGO 2

XXII DOMINGO ORDINARIO

Santos: Beato Bartolomé Gutiérrez y compañeros, mártires. San Agrícola de Aviñón, obispo.

BEATO BARTOLOMÉ GUTIÉRREZ y compañeros, del arameo, “el hijo del arador” o “abundante en surcos” (1580?-1632). Mártires. En el archivo de la parroquia de la Asunción de María, mejor conocida como sagrario metropolitano de la ciudad de México, consta en el libro de registros de bautizo que “En cuatro días del mes de septiembre de mil quinientos ochenta años, yo, el cura Francisco Loza, bauticé a Bartolomé, hijo de Alonso Gutiérrez y de su mujer Ana Rodriguez...”. Las particularidades de su infancia se desconocen. En el año 1596 tomó el hábito en el convento de San Agustín de la provincia del Santísimo Nombre de Jesús y profesó; al terminar los estudios correspondientes se ordenó de sacerdote. Hacia 1606 fue enviado con varias personas a la misión de Filipinas; en una anécdota se relata que sus compañeros, al ver la complexión robusta de Bartolomé, le dijeron que tal vez ella impidiera su desempeño en la misión, a lo que él respondió: “Con esto habrá más reliquias que repartir de mi cuerpo, cuando muera mártir... Alguna vez pasaré a Japón, a morir por la fe de Cristo”. Viajó dos veces a Japón; en el segundo, permaneció en este país por espacio de quince años, y con su predicación logró numerosas conversiones aun en medio de las persecuciones del emperador pagano Taicosama. Fue apresado junto con otros clérigos y se le trasladó a Nagasaki; sufrió cárcel durante tres años, para finalmente ser quemado vivo en una hoguera; sus cenizas fueron arrojadas al mar. Se le atribuyen escritos que narran sacrificios de mártires en territorio japonés y una carta en la víspera de su muerte. El 7 de mayo de 1867, el pontífice Pío IX aprobó, por el breve Martyrum rigata sanguine, que doscientos cinco mártires sacrificados en Japón —entre ellos el mexicano Bartolomé Gutiérrez— fueran llamados beatos, con oficio y misa propios en las órdenes dominica, agustina, franciscana y jesuita. Iconografía: con hábito en la hoguera del martirio. El proceso para su canonización continúa en Roma; es recomendable solicitar su intercesión a fin de obtener un milagro de magnitud tal que haga posible se le declare santo.

 

LUNES 3

Santos: Gregorio Magno papa y doctor de la Iglesia, y Febes de Céncreas, ministra. Beatos Mártires de Seúl.

SAN GREGORIO MAGNO, del griego, “vigilante (540?-604). Papa y doctor de la Iglesia. Oriundo de Roma. Sus padres fueron cristianos acaudalados. No se conocen datos anteriores a sus treinta años de edad, cuando fue nombrado alcalde de su tierra natal; en este cargo destacó por su amplia cultura e inteligencia. Ocupó otros cargos en la política, en los cuales su honestidad ganó el respeto de los ciudadanos. Sin embargo, prefirió dejar el mundo e ingresó en la orden benedictina, hasta ser ordenado de sacerdote. Fue nuncio papal en la corte del emperador de Constantinopla; pese al mal ambiente, permaneció alejado de la corrupción, las envidias y la escasa religiosidad de la época. Destacó por su austeridad de vida y constante oración. Su elección pontificia ocurrió en el año 590, para ocupar el orden sesenta y cuatro de la cronología. Reformó la celebración eucarística, el Misal romano y la celebración de exequias por los difuntos. Introdujo en la liturgia el canto que más adelante sería conocido como “gregoriano”. Fue un pastor de las almas en toda la extensión de la palabra, atendió con esmero y generosidad a los pobres y difundió con celo la palabra de Dios; se definió como “el siervo de los siervos de Dios”. Entre su obra escrita se cuentan: Los sacramentos y tratados de teología dogmática. Es el cuarto y último doctor de la Iglesia latina. Falleció con fama de santidad en la Santa Sede. Sus reliquias se veneran en un sepulcro junto a la sacristía de la actual basílica de San Pedro, en el Vaticano. Iconografía: atuendo pontifical y una paloma (el Espíritu Santo). Intercesor de liturgistas e investigadores bíblicos.

 

MARTES 4

Santos: Rosalía de Viterbo, laica, Moisés profeta y legislador, y Bonifacio I, papa.

SAN MOISÉS, del hebreo Moshé, “sacado de las aguas” (siglo XIII? a. C.). Profeta y legislador. La narración sobre su vida y obra se encuentra en el libro del Éxodo, en el Antiguo Testamento. Nació en Egipto, como parte de la tribu de Leví. Para salvarlo de morir (Éx 2, 1-10), su madre lo arrojó al río cercano al palacio del faraón, en un canasto; fue encontrado por la hija del soberano, quien lo educó en la corte como príncipe. En su juventud huyó a Madián por haber matado a un egipcio cuando lo vio golpear a un hebreo; como este homicidio le ocasionaría la ejecución, decidió alejarse del palacio; vivió en la población mencionada, cuidando ovejas. Aquí contrajo nupcias con Séfora, la hija del sacerdote Jetró; con ella procreó a Guersom y Eliezer. En esta época tuvo un sueño en el cual Dios lo envió a Egipto para liberar a los israelitas (Éx 1, 18); por lo anterior, libró al pueblo de Israel de la esclavitud a que estaba sometido en Egipto y lo guió en la marcha por el desierto. Moisés fue el mediador en la alianza de Israel con Yahvé y dio al pueblo israelita las Tablas de la Ley que él recibió en el monte Sinaí (Ex 19, 24). Condujo a su pueblo hasta la orilla occidental del Jordán y, según la tradición judía, murió y fue sepultado ahí (Dt 34, 1-9). Se le reconoce como el caudillo libertador de su pueblo, además de legislador carismático—profético, fundador de la religión yahvista (una de las cuatro fuentes del Pentateuco) y unificador de las tribus hebreas. Ha sido figura destacada en el plan salvifico de Dios, por lo que se incluye en el Santoral de hoy. Iconografía: con túnica, en sus manos las Tablas de la Ley y en su cabeza dos rayos.

 

MIÉRCOLES 5

Santos: Lorenzo Justiniano, obispo, y Bertín o Bertino de Sithieu, abad. Beata Teresa de Calcuta, fundadora.

SAN BERTÍN O BERTINO DE SITHIEU, del germánico, “el que ama el brillo”, “amigo ilustre” (605- 698). Abad. Era alemán, nacido en Constanza; de datos fidedignos se sabe que en 642 ingresó al monasterio francés de Luxeuil. Colaboró con Omer, obispo de Therou, quien le encomendó la construcción del monasterio de Sithieu, en 663, de donde fue abad y para el cual redactó una Regla del adecuado gobierno de los monjes. Realizó amplia misión evangelizadora entre los pobladores paganos de esas tierras; fue un ejemplo de virtud y caridad, y se le atribuyeron hechos milagrosos. Después de años al frente de la abadía, murió casi centenario con fama de santo. Su veneración se propagó desde tiempo inmemorial.

 

JUEVES 6

Santos: Cleto. Donaciano y compañeros mártires; Zacarías, profeta, y Fausto de Egipto, mártir.

SANTOS CLETO, DONACIANO Y COMPAÑEROS, del griego, “ilustre”, y del latín, “donado por Dios”, respectivamente (siglo V). Mártires. No se conocen detalles de su vida anteriores a su martirio en aras de la fe. Es un grupo de cinco sacerdotes, al parecer africanos, cuyo culto se pierde en la memoria de los tiempos; los nombres faltantes son Presidio, Mansueto y Germán y Cleto fue obispo de Nepte (Bizacena, África). Todos ejercieron su ministerio a escondidas, y evangelizaron huyendo de las persecuciones paganas del rey Hunerico (477-484), monarca de los vándalos. Fueron descubiertos, y, consecuentemente encarcelados; y por no negar su fe cristiana, padecieron azotes y fueron exiliados. Cleto fue quemado vivo; a Donaciano y los otros se les llevó al desierto, donde quedaron abandonados y murieron por inanición o devorados por las fieras.

 

VIERNES 7

Santos: Regina de Francia mártir, y Juan de Lodi, obispo. Beato Tomás Tsuji, presbítero.

SANTA REGINA DE FRANCIA, del latín regina, “reina” (siglos III?-IV?). Mártir. Su biografía está envuelta en leyendas; al parecer, recién nacida quedó huérfana de madre. Fue originaria de Alise, en las Galias (actual territorio francés). En la adolescencia se convirtió a la fe de Cristo. Se dice que por no adorar a los ídolos y negarse a contraer nupcias con un noble pagano, se le torturó y después se le decapitó. Una piadosa leyenda afirma que, cuando estuvo prisionera, antes de su martirio, una paloma apareció en la prisión y, se posó sobre su cabeza en el momento de morir; por este suceso, muchos testigos se convirtieron al cristianismo. Fue sepultada en su tierra natal; y el pueblo inició su veneración. Iconografía: de aspecto joven, con vestimenta de época, la palma del martirio y una paloma.

 

SÁBADO 8

La Natividad de la Santísima Virgen María

Santos: San Sergio I, papa. Beato Federico Ozanam, fundador.

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, del latín nativitas, “nacimiento” (siglo I a. C.). Las Sagradas Escrituras no refieren dato alguno sobre la infancia de María, la madre de Jesús; sin embargo, escritos apócrifos proporcionan los nombres y la historia de los padres de María (nacida en Nazaret, Galilea): Joaquín y Ana (16 de agosto). Se dice que llevaban casados veinte años, sin haber procreado. En una ocasión, como lo hacían cada año, se trasladaron a Jerusalén para asistir a la fiesta de la dedicación del Templo; allí el sumo sacerdote rechazó la ofrenda de Joaquín por ser éste un varón estéril, acto considerado una ignominia. Joaquín no se atrevió a regresar a su aldea y se ocultó entre la muchedumbre que asistía a la festividad pero un ángel le salió al encuentro y le comunicó la noticia de que su esposa, Ana, había concebido a María. Con este relato se da a entender que también María santísima —como años después Jesús concebido inmaculadamente por ella— fue un don de Dios, y no un fruto de la concupiscencia. La festividad que nos ocupa se originó en Oriente, y es posible que desde el siglo V se conmemora la natividad de María si se tienen en cuenta himnos dedicados a ella que datan de esa época. Después pasó a Roma en el siglo VII, donde fue aprobada por el pontífice Sergio I (687-701). San Pío X (21 de agosto; 1903-1914) le concedió la categoría de fiesta, con oficio y misa propios. En la actualidad, para seguir un orden cronológico, se celebra nueve meses después de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María (8 de diciembre). Iconografía: varía según la imaginación de los artistas; por ejemplo, Ana, después de dar a luz a María, reposa atendida por varías damas, mientras la niña, envuelta en lienzos, duerme rodeada de ángeles, que dan a la escena carácter divino.

 

DOMINGO 9

XXIII DOMINGO ORDINARIO

Santos: Pedro Claver, presbítero, y María de la Cabeza, viuda.

SAN PEDRO CLAVER, del latín petrus, “roca” (1580-1654). Presbítero. Quien, pasados los años, seria llamado “el esclavo de los esclavos”, vio la primera luz en la provincia catalana de Verdú (en Urgel, España), sus padres, sencillos campesinos, lo educaron en la fe cristiana. A los trece años quedó huérfano de madre. Se sabe que a los quince se inició en la vida clerical, recibió la tonsura y se trasladó a estudiar a la universidad de Barcelona, previa ayuda económica de un tío canónigo, quien, al conocer su vocación, lo apadrinó. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1602 y continuó estudios en Gerona, Mallorca y Barcelona. En 1610, sus superiores, atendiendo a su solicitud de misionar en América, lo enviaron a Nueva Granada (en la actual Colombia). Terminó su academia en Santa Fe de Bogotá, donde, antes de ordenarse con humildad, realizó servicios domésticos. Se le destinó a la población de Cartagena de Indias; aquí se ordenó de sacerdote en 1615. A dicho lugar eran traídos numerosos africanos negros, a quienes se les daba trato inhumano y eran vendidos como esclavos. Su misión pastoral, realizada con espíritu de servicio, fue la evangelización, pero no sólo atendió el aspecto espiritual, sino que también destacó por su caridad para defender a los negros de las vejaciones y maltrato al que eran sometidos; además, los servía en sus enfermedades y epidemias, comunes por la situación insalubre en que vivían y el clima extremadamente caluroso. Estaba al pendiente de los barcos que llegaban con esclavos para proporcionarles viandas; por esto, muchas veces fue objeto de burlas e insultos de la tripulación. Trabajó con celo pastoral, atendió enfermos (aun leprosos), impartió catequesis, confesó, visitó encarcelados y, sobre todo, vigiló que se respetaran los derechos humanos de los negros; convenció a los dueños de esclavos para que dieran trato humano a los que tenían a su servicio. Se le atribuyeron curaciones milagrosas. Fue amado por aquellos a los que dio ejemplo de caridad, hasta que, víctima de la peste, murió en Cartagena de Indias. Fue canonizado por León XIII en 1888. Iconografía: con sotana y crucifijo, rodeado por niños y adultos negros. Patrono de Colombia y protector de las misiones para los negros.

 

LUNES 10

Santos: Nicolás de Tolentino presbítero; Salvio de Albi, obispo. Beato Francisco Gárate, religioso.

SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, del griego, “victorioso en el pueblo” (1245-1305). Presbítero. Cuando el matrimonio formado por Amada y Compañón, fieles cristianos, acudieron a orar ante el sepulcro de san Nicolás de Bari (6 de diciembre) para solicitarle su intercesión a fin de procrear, su súplica fue escuchada, y poco después nació Nicolás en San Ángelo in Portano, Italia; él seria el primero de tres hermanos. Desde su niñez fue obediente y dado a la oración; hizo estudios elementales en la escuela parroquial. A los doce años ingresó en calidad de oblato (niño ofrecido por sus padres a Dios y confiado a un monasterio para que se educara culta y piadosamente) en el convento agustino de su tierra natal. Pronunció sus primeros votos en 1261; terminados sus estudios eclesiásticos, fue ordenado de sacerdote en 1270; se le designó maestro de novicios. Recorrió poblaciones vecinas predicando la palabra de Dios, en exhaustivas jornadas misioneras; dedicaba horas, que restaba al sueño, a la oración, la contemplación y el estudio; en ocasiones, las penitencias y los ayunos se reflejaron en su demacrado rostro. Después de continuos cambios de convento, se le envió al claustro de Tolentino, en 1275, donde pasó el resto de su vida. En dicha población efectuó vasta labor pastoral que será recordada siempre hasta los confines de la Tierra. Dedicado a la feligresía, fue el prudente confesor de la mayoría; pedía limosnas para socorrer a los necesitados. Vivió entregado a la oración, y con su ejemplo, muchos lugareños que hasta entonces llevaban una vida desordenada regresaron a Dios. Atendió con afecto a enfermos y marginados; se dice que sin importar la hora, cuando acudían a buscarlo, salía aun por las noches para auxiliar agonizantes o necesitados de consuelo; según relatos, en la oscuridad su hábito, tachonado de estrellas, le iluminaba el camino. Se le atestiguaron curaciones y numerosos milagros. Dejó una herencia de santidad a su muerte; a sus exequias asistió multitud de feligreses, los cuales iniciaron su veneración. Eugenio IV lo canonizó en 1446. Patrono de los moribundos y los contagiados en epidemias, y también eficaz intercesor de las embarazadas. Iconografía: con hábito estampado de estrellas; a su lado, un ángel lleva un canasto con pan, alusivo a su generosidad.

 

MARTES 11

Santos: Proto y Jacinto de Roma, mártires, y Juan Gabriel Perboyre mártir. Beato Buenaventura de Barcelona, religioso.

SAN JUAN GABRIEL PERBOYRE, del hebreo, “Dios ha hecho gracia” y “fortaleza de Dios”, respectivamente (1802-1831). Mártir. Nació en Mongesty, Francia. Sus padres lo formaron en la fe. Aprendió las primeras letras en su tierra natal en tanto ayudaba en diversas tareas domésticas y de campo. A los quince años, en Montauban, continuó sus estudios; de brillante inteligencia, en dos años aprendió lo que otros aprendían en seis; se distinguió por ser piadoso y formal. En su época no era frecuente la vocación religiosa, pues la Revolución Francesa había dejado como secuela la falta de espiritualidad; sin embargo, sintió el llamado al sacerdocio e ingresó en la congregación de los vicentinos, en 1818, y fue ordenado de sacerdote en París en 1826. Ejerció su ministerio, impartió la cátedra de teología en el noviciado y ocupó, en 1832, el cargo de vicedirector del seminario. Solicitó a sus superiores ser enviado a misionar en China, y ellos aceptaron; pese a su endeble salud, se embarcó en 1835; aprovechó la prolongada travesía para aprender el idioma chino; meses después, desembarcó en Macao, de donde pasó a Fukien. En recorrido a pie, llegó a Nayang en 1836; a su llegada, enfermó de gravedad, pero mejoró. En la misión de Chai Yuen Keu (Hupé), tuvo una visión de Cristo crucificado, que lo impulsó a continuar y a difundir la palabra de Dios. En plena persecución pagana contra los cristianos, predicó oculto en las montañas; en 1829 fue denunciado y descubierto; se le condujo a Gucheng, donde durante dos años padeció cárcel, golpes, torturas, ser colgado por los pulgares de un poste e innumerables vejaciones a fin de que renunciara a Cristo. Como se mantuvo firme en su fe, el emperador Tao Kuang (1820- 1850) lo sentenció a morir a garrote chino. Sus restos fueron recuperados por piadosos cristianos, y hoy en día se veneran en la casa general de la congregación, en Paris. Fue canonizado por Juan Pablo II en 1996.

 

MIÉRCOLES 12

El Santísimo Nombre de María

Santos: San Apolinar de Ravena, mártir. Beata María de Jesús López, religiosa.

EL SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA, del arameo, “señora” (siglo I a. C.). Piadosas tradiciones indican que días después del nacimiento de la santísima Virgen sus padres, Joaquín y Ana, le impusieron el nombre de María. Este nombre proviene del hebreo Myriam, (mir-iam), que se interpreta como “madre fuerte”; otros significados son del latín domina, “señora”, y en México una acepción del chinanteco Marái; otros sinónimos son Omaira, Mara, Míriam y Maira. El nombre de María es santísimo, y así lo ha establecido la liturgia de todos los tiempos; por tanto, debe ser pronunciado con reverencia y amor. Esta conmemoración fue extendida a la Iglesia universal por Inocencio XI en 1683. En nuestro país, la religiosidad popular concede especial veneración a María niña, y la invoca como la Divina Infantita, cuya imagen es colocada en urna de cristal en innumerables templos ataviada con ropón y recostada como niña recién nacida; los niños, guiados por sus padres, gustan de llevarle juguetes e implorar su protección.

 

JUEVES 13

Santos: Juan Crisóstomo, doctor de la Iglesia, y Amado de Suiza, obispo.

Dedicación de la basílica del Santo Sepulcro

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DEL SANTO SEPULCRO (1149). Los lugares donde Jesús fue crucificado (el Monte Calvario) y donde su cuerpo quedó yaciente y, tres días después, resucitó glorioso (el Santo Sepulcro) fueron venerados por las comunidades cristianas primitivas. Sin embargo, los paganos, que aún eran mayoría, temerosos de que en dichos sitios de reunión se produjera una insurrección, procedieron a ocultar bajo tierra todo vestigio que recordara el martirio de Cristo y su sepultura construyendo sobre ellos altares dedicados a sus dioses. En el siglo IV, la emperatriz santa Elena de la Cruz (18 de agosto) y su hijo, el emperador san Constantino I el Grande (21 de mayo), mandaron dejar al descubierto aquellos santos lugares; en esta época, la emperatriz localizó la santa Vera (“verdadera”) cruz en la cual murió el Redentor. La basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén, fue consagrada el 13 de septiembre del año 1149; desde entonces no ha dejado de recibir a miles de peregrinos que, con fe y solemnidad, veneran el lugar en que la tradición sostiene que estuvo el sagrado cuerpo de nuestro Salvador.

 

VIERNES 14

Santos: Materno de Colonia obispo y Notburga de Eben, cocinera. Beato Gabriel Taurino Dufresse, mártir.

SAN MATERNO DE COLONIA, del latín, “maternal” (siglos III-IV). Obispo. Se desconocen datos de su infancia y vida familiar; era alemán. Fue consagrado obispo de Colonia. Edificó templos y difundió la palabra de Dios en el Bajo Rhin, Meause y Tonares. Participó en los concilios de Roma y Arles (313-314). Se dice que cuando celebraba la asamblea eucarística se le veía en dos sitios a la vez (don de bilocación); entre la feligresía se le atribuyeron curaciones milagrosas. Goberné su diócesis con sabiduría, hasta su deceso, ocurrido en Trévens (Francia). Por su fama de santidad el pueblo comenzó a venerarlo. Iconografía: atavío episcopal, una llave alusiva a que abrió las puertas de la fe en varios países y, en sus manos, el modelo de un templo que alude a los que edificó.

 

SÁBADO 15

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

Santos: Emilia y Jeremías de Córdoba, mártires. Beato Camilo Constanzo, mártir.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, del latín, “penas” o “sufrimiento” (siglo X La devoción surgió de la piedad popular; puede decirse que san Bernardo de Claraval (20 de agosto) y su orden, la cisterciense, fueron los promotores; gradualmente, se manifestó en la liturgia de esa época, y en adelante los franciscanos la continuaron. Porque María, al estar al pie de la cruz en el Monte Calvario (Jn 19, 25-27), se convirtió en un ejemplo de mujer fuerte, se le representó desde aquel tiempo y hasta nuestros días en la iconografía. Se tiene registro de que en 1423 esta festividad ya se celebraba en Alemania, hasta que Benedicto XIII, en 1721, introdujo en el calendario litúrgico la fiesta de Los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María. Antiguamente, se celebraba en el viernes anterior al Domingo de Ramos, para indicar su relación con la pasión del Señor; más adelante, con el fin de preservar intactos los días de la Cuaresma, el pontífice Pío X la trasladó al 15 de septiembre (día siguiente a aquel en que la Iglesia universal, con excepción de nuestro país, celebra la Exaltación de la Santa Cruz). En la revisión que el Concilio Vaticano II hizo a la liturgia, otorgó nuevos formularios al oficio y la santa misa de este día. La relación de María con su Hijo agonizante sugiere un misterio teológico, ya que ella, como madre de la Iglesia (Iglesia que es el cuerpo místico de Cristo), ha sido una Iglesia sufriente que a través de los siglos ha padecido los embates de enemigos externos e internos. Iconografía: María de pie, de riguroso luto con vestido y manto negro o morado; en su rostro el dolor se refleja con copioso llanto, y sus manos, sobre el pecho, sostienen un pañuelo.

 

DOMINGO 16

XXIV DOMINGO ORDINARIO

Santos: Cornelio papa, y Cipriano obispo, mártires; Juan de Macias, religioso.

SAN CORNELIO, del latín, “coronado” (siglo III). Papa y mártir. Fue un romano convertido a la fe cristiana. Se desconocen particularidades anteriores a haber enseñado derecho canónigo en Cartago (África). Fue elegido pontífice en el año 251; ocupó el orden vigésimo primero de la cronología. Afrontó el primer cisma de la Iglesia, causado por los seguidores del antipapa Navaciano. Destacó por su celo pastoral y firmeza; unido a Cipriano logró reafirmar su autoridad al frente de la Iglesia. Formuló una tesis sobre el perdón de Dios en la cual afirma que éste llega a todos los pecadores arrepentidos. Su muerte, víctima de las persecuciones paganas ocurrió en Civitavecchia (Italia). SAN CIPRIANO del griego, “sufrido” (Siglo III). Mártir. De origen romano, sus datos se aportan a partir de la edad adulta en la que, convertido al cristianismo, era un destacado orador. Efectuó vasta misión evangelizadora en su país; sostuvo que la misericordia de Dios es mayor que nuestras faltas. Dedicó su vasta herencia a realizar obras de beneficencia. Fue nombrado obispo de Cartago (249). Escritor de varias Epístolas que han sido de gran utilidad en la historia de la Iglesia. Murió mártir decapitado en aras de la fe. Iconografía: se les representa juntos; Cornelio con atavío pontificio y Cipriano con atuendo episcopal.

 

LUNES 17

Santos: Roberto Belarmino doctor de la Iglesia; Hildegarda Von Bingen, virgen, y Alberto de Jerusalén, obispo.

SAN ROBERTO BELARMINO, del germánico, “el que brilla por su fama” (1542-1621). Doctor de la Iglesia. Oriundo de Montepulciano, (Italia). Fue el tercero de diez hermanos, hijos de devotos padres cristianos. Cursó estudios elementales en el colegio jesuita de su tierra natal. Con la anuencia paterna ingresó en la Compañía de Jesús a los diecisiete años de edad. Destacó por ser piadoso, sencillo y de brillante inteligencia; sin embargo, su salud fue débil siempre. Hizo estudios eclesiásticos en Roma, Florencia, Piamonte y Padua; al terminarlos, recibió la ordenación sacerdotal en Gante, Bélgica, en 1570; ejerció su ministerio en Roma. Por su amplia cultura se le designó profesor de retórica y teología en la universidad de Lovaina (Bélgica), y en el Colegio Romano; posteriormente fue rector de la Universidad Gregoriana (1592) y provincial en el Colegio de Nápoles (1594). Entre su obra escrita mencionamos Controversias, Catecismo de la religión católica, Doctrina cristiana breve, Comentario a los salmos y Las siete palabras. Colaboró en la edición del Ritual romano y en la Vulgata. Fue nombrado cardenal por Clemente VIII en 1598 y arzobispo de Capua en 1602, sede que dirigió durante dos años, para después ser asesor del papa Pablo V (1605-1621). Su deceso ocurrió en la Ciudad Eterna; se le sepultó en la casa de la Compañía de Jesús de dicho lugar. Pío XI lo canonizó en 1929 y lo declaró doctor de la Iglesia en 1931. Iconografía: con las insignias cardenalicias, o bien, con sotana, birrete magisterial y un libro.

 

MARTES 18

Santos: Beatos Juan Bautista y Jacinto de tos Ángeles mártires. San José de Cupertino, presbítero.

BEATOS JUAN BAUTISTA Y JACINTO DE LOS ÁNGELES, del hebreo, “Dios ha hecho gracia” y del griego, “gladíolo”, respectivamente (1660-1700). Mártires. Estos mexicanos nacieron en la sierra norte de Oaxaca. No se conocen pormenores de su niñez y vida familiar. Fueron convertidos al cristianismo en las misiones establecidas por los frailes de la Orden de Predicadores (o dominica) en el poblado de San Francisco Cajono, en la sierra oaxaqueña. Estaban casados, con familia. Eran piadosos creyentes. Cuando se efectuó, en 1585, el III Concilio Provincial Mexicano se les nombró fiscales y con esto adquirieron la responsabilidad de: “denunciar vicios y delitos trabajando en misión compartida con los párrocos del lugar...”. Los relatos dicen que durante la noche del 14 de septiembre de 1700, descubrieron a un grupo de nativos a los cuales les correspondía fiscalizar efectuando ceremonias ante los ídolos, hecho que denunciaron a las autoridades eclesiásticas, quienes acudieron al lugar para confiscar dichas ofrendas. Al amanecer del día siguiente numerosos pobladores paganos exigieron la devolución de lo confiscado; de lo contrario, incendiarían el templo y el convento. Los frailes trataron inútilmente de calmar a la multitud; para que ésta no cumpliera su amenaza, Juan y Jacinto se entregaron. Los pobladores enardecidos, condujeron a la fuerza a los dos hacia un monte del poblado de Xagacia, desde el cual los arrojaron al despeñadero y los ultimaron a machetazos. Juan Pablo II los beatificó en su quinta visita a México, en la basílica de Santa María de Guadalupe, el l° de agosto de 2002. Sus reliquias se veneran, en urna de cristal, en la capilla dedicada a ellos en la catedral de Oaxaca. Iconografía: de pie, con atuendo típico regional; cada uno lleva en sus manos la cruz alta propia del nombramiento de fiscal.

 

MIÉRCOLES 19

Santos: José María de Yermo y Parres fundador; Jenaro de Nápoles, mártir, y Emilia de Rodat, fundadora.

SAN JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES, del hebreo, “Dios acrecentará”, y del arameo “señora” (1851-1904). Fundador. Vio la primera luz en la hacienda de Jalmolonga en Tenancingo, Estado de México, hijo de Manuel de Yermo y María Josefa Parres; cuando aún no cumplía dos meses, su madre murió por una picadura de serpiente, su progenitor, para que tuviera mejor atención, lo entregó a su abuela y tías paternas en la ciudad de México. Fue educado en la fe de Cristo. Terminó la escuela primaria en 1864 a los dieciséis años ingresó en la Congregación de la Misión (vicentinos) el 9 de mayo de 1867; dos años después hizo la profesión religiosa. Debido a su endeble salud dejo la congregación con la anuencia de sus superiores, y vivió en la casa paterna (1870), dedicado al estudio y la reflexión; con esto creció en espiritualidad y se fortaleció su fe. Reinició estudios en la congregación en 1875, a la cual dejaría definitivamente, por dispensa de sus votos, el 17 de diciembre de 1877, para ingresar en el clero diocesano. Complementó estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de León (estado de Guanajuato); fue ordenado de sacerdote el 24 de agosto de 1879; celebró su primera misa en la catedral de dicha ciudad. Ocupó el cargo de secretario de la Mitra; en abril de 1885 se le asignó capellán de los templos del Calvario y el Santo Niño, cuya situación y feligresía eran precarias. Para ayudar a su comunidad, en agosto del mismo año fundó anexa a la capilla, una casa de beneficencia con la ayuda de cuatro damas, quienes atendieron las necesidades de ella, estas damas fueron el antecedente de la fundación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, cuyas primeras religiosas emitieron votos en 1888. Desarrollo entre la población leonesa un apostolado de servicio, en el cual atendió a las clases marginadas estableciendo asilos, orfelinatos, hospitales, y una casa hogar para la regeneración de jóvenes prostitutas. Cuando se desbordó el río de Los Gómez, prestamente auxilió a las numerosas victimas, sin importarle la insalubridad y las inclemencias del tiempo; por su generosidad y amor al prójimo se le llamó “el gigante de la caridad”. En enero de 1904 inauguró sus misiones en la Siena Tarahumara (Chihuahua) sin embargo, padeció calumnias por lo que fue enviado a la ciudad de Puebla, donde continuó su obra de servicio hasta su deceso, acaecido allí. Juan Pablo II lo canonizó el 21 de mayo de 2000. Iconografía con sotana, atendiendo a los niños.

 

JUEVES 20

Santos: Andrés Kim Taegon. Pablo Chong y compañeros mártires. Beato Francisco de Posadas, presbítero.

SANTOS ANDRÉS KIM, PABLO CHONG Y COMPAÑEROS, del griego, “varonil” y del latín, “pequeño”, (siglo XIX). Mártires. El pontífice Juan Pablo II, de grata memoria, canonizó el 6 de mayo de 1984, en su visita a Seúl Corea, a un grupo de ciento tres mártires entre sacerdotes y laicos, quienes murieron en aras de la fe entre 1839 y 1867; se les conoce como los “mártires de Corea’ Los titulares del Santoral de hoy fueron canonizados por Pío XI en 1925. Andrés fue el primer sacerdote nativo de Corea (18214846) y Pablo, un laico comprometido en la fe de Cristo (1795-1839); trabajaron, en la difusión de la palabra de Dios No hay datos precisos de su biografía; sin embargo, su obra da ejemplo de fe en Dios y servicio al prójimo. Todos se conmemoran en esta fecha por ser de la misma nacionalidad.

 

VIERNES 21

Santos: Mateo apóstol y evangelista; Jonás, profeta, y Maura de Troya, virgen.

SAN MATEO, del hebreo, “don de Dios” (siglo I). Mártir. La tradición indica que fue natural de Cafarnaúm, y se le conoció como Leví Mateo. En la edad adulta trabajó como recaudador de impuestos. Fue integrante de los doce apóstoles (Mt 9, 9) y el autor del Evangelio que lleva su nombre, y que forma parte de los sinópticos, basado en los hechos del Mesías; lo escribió en arameo, en Palestina, dirigido a los judíos convertidos al cristianismo en Jerusalén; el primer capítulo contiene la genealogía del Redentor; destacan la narración de los numerosos milagros de Jesús, las bienaventuranzas (Mt 5, 1-12) y las hermosas parábolas del Reino (Mt 13). Según piadosas leyendas, predicó en Turquía, Siria y Etiopía. Quizá murió en Persia martirizado y sus reliquias fueron trasladadas a Salerno Italia. Iconografía: con túnica y manto de época, escribiendo su Evangelio; su símbolo es un hombre, quién se encuentra a su lado en alusión a la genealogía humana de Jesús, o bien un ángel. Es intercesor de recaudadores de impuestos, banqueros, economistas, y patrono en todo el mundo de innumerables poblaciones.

 

SÁBADO 22

Santos: Beatos Cristóbal. Antonio y Juan de Tlaxcala niños mártires, y san Félix IV, papa.

BEATOS CRISTÓBAL, ANTONIO Y JUAN DE TLAXCALA, del latín, “portador de Cristo”; del latín Antonius nombre de una gens romana, y del hebreo, “Dios ha hecho gracia” (siglo XVI). Mártires. Estos tres adolescentes que hoy conmemora la Iglesia de México y —de los que son desconocidos mayores datos—, fueron alumnos de las primeras escuelas cristianas, atendidas por frailes franciscanos en la ciudad de Tlaxcala, primera diócesis mexicana. Por gracia de Dios profesaron el cristianismo y prefirieron morir antes que negar su fe. CRISTÓBAL nació en Atlihuetzia, hijo del cacique del lugar, de nombre Axótecatl; una vez convertido, intentó que su padre abrazara la religión verdadera; también propagó el Evangelio y combatió la poligamia, el alcoholismo y la idolatría de su comunidad, por ello, pese a su corta edad, hacia el año 1527 su propio padre alentado por una concubina, lo golpeó y arrojó en la hoguera, donde murió. ANTONIO y JUAN, originarios de Tizatlán, se dedicaron a catequizar en las misiones de los frailes dominicos de esa región y de Oaxaca (15l6); en uno de los recorridos fueron víctimas de los paganos, quienes los mataron a golpes en Cuauhtichan Puebla en 1529. Los tres fueron declarados siervos de Dios el 6 de abril de 1982 y beatificados el 6 de mayo de 1990 por Juan Pablo II, en emotiva ceremonia en la basílica de Santa Maria de Guadalupe. Iconografía: los tres con atuendo típico, crucifijo en sus manos, en el momento de su martirio. En la capilla del cerrito de Ocotlán, Tlaxcala, hay representaciones pictóricas de ellos.

 

DOMINGO 23

XXV DOMINGO ORDINARIO

Santos: Pío de Pietrelcina, presbítero; Lino I, papa; y Eusebio de Fenicia, mártir.

SAN PÍO DE PIETRELCINA, del latín, “piadoso” (1887-1968). Presbítero. Este notable santo del siglo XX es conocido en todo el mundo sin haber salido de su país. Nació en la provincia italiana de Pietrelcina; sus padres, Grazio y Maria Josefa, le dieron el nombre de Francisco. A los cinco años de edad se consagró a san Francisco de Asís (4 de octubre). Se dice que con esto se iniciaron fenómenos místicos, éxtasis, visiones de Jesús, la Virgen santísima y del santo de su nombre, y también ataques físicos y espirituales del Maligno; tales hechos extraordinarios continuaron toda su vida, pero él no los narró hasta 1915, porque supuso que ocurría lo mismo a todas las personas. En 1903, recibió el hábito de los frailes franciscanos capuchinos con el nombre de fray Pío, en Morcone. Se ordenó de sacerdote en 1910, en Benevento. Una enfermedad desconocida para la ciencia de esa época, lo hizo ejercer su ministerio en su tierra natal, cuyo clima le era favorable; recuperado, se integró a la comunidad de Santa Ana, en Foggia, y poco después, en 1916 pasó a San Giovanni Rotondo, donde transcurrió el resto de su vida. Se distinguió como prudente confesor, consejero y guía espiritual de la feligresía; permanecía en prolongadas jornadas de oración y penitencia; desde septiembre de 1910 experimentó en su cuerpo a semejanza de Cristo, la coronación de espinas, la flagelación y las cinco llagas en manos, pies y costado; por sus ruegos al Señor, éstas fueron invisibles hasta 1918. Pese a su ejemplo de santidad, dones de bilocación y conocimiento de las conciencias, hechos milagrosos y alta estima de su feligresía, padeció burlas y calumnias, sobre todo de quienes, por carecer de fe o por envidia, no aceptaban a quien ya en vida era un santo. Su muerte ocurrió en el convento de San Giovanni Rotondo; las llagas, o estigmas, desaparecieron cuatro días después de ser venerado públicamente, fue sepultado. A su canonización, efectuada en el Vaticano por Juan Pablo II en 2002, acudió una multitud de peregrinos. Iconografía: en fotografías con hábito; su rostro refleja paz y amor al prójimo.

 

LUNES 24

Nuestra Señora de la Merced

Santos: San Gerardo Sagrado de Csnad, obispo. Beato Dalmacio Moner, presbítero.

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, del latín, “recompensa” (siglo XIII). La advocación mariana que la Iglesia conmemora hoy procede de una visión que tuvieron simultáneamente san Pedro Nolasco (13 de mayo) y su confesor, san Raimundo de Peñafort (7 de enero), estando en la ciudad de Barcelona, España, en 1218; cada uno, por separado, contempló a María santísima, ataviada con un hábito blanco y escapulario y cargando al Niño Jesús. La bella Señora les solicitó que fundaran una comunidad religiosa cuyo apostolado fuera lograr la merced de liberar a los cristianos encarcelados cautivos de los musulmanes. Ese mismo año fundaron la Orden de Nuestra Señora de la Merced o mercedarios. A los votos de pobreza, castidad y obediencia, adicionaron un cuarto, que consistió en permanecer como rehenes en lugar de los prisioneros de los paganos en tanto, con limosnas, los sacerdotes y religiosos mercedarios reunían lo necesario para pagar su rescate. Las visiones tuvieron lugar un 24 de septiembre; por ello, en 1696 el pontífice Inocencio XII fijó en esta fecha su conmemoración y difundió esta devoción a la Iglesia universal. Iconografía: de pie, Nuestra Señora lleva al Niño Jesús en el brazo izquierdo; ambos están ataviados con hábito blanco y coronados; con su mano derecha, ella nos muestra el escapulario mercedario estampado con la cruz de Malta y barras rojas catalanas. Se le invoca como protectora de los encarcelados y personas sujetas a procesos judiciales. Imploremos a María que nos haga la merced de liberarnos de los peligros del alma y del cuerpo en nuestra vida terrena, a fin de que, rotas las cadenas del pecado, seamos dignos de la patria celestial.

 

MARTES 25

Santos: Sergio de Radonech, abad, y Vicente María Strambi obispo. Beato José Benito Dusmet, cardenal.

SAN VICENTE MARÍA STRAMBI, del latín, “vencedor” (1747-1824). Obispo. Fue hijo único de padres católicos, educado en la fe; nació en Civitavecchia, Italia. Su niñez transcurrió entre estudios y juegos. A los diecisiete años era catequista en su parroquia. Más adelante, inició estudios eclesiásticos en los seminarios de Montefascone, Roma y Viterbo, hasta ser ordenado de sacerdote en 1767. Ejerció su ministerio y fue rector del seminario de Bagnorea; prosiguió estudios en Roma donde realizó obras de beneficencia. Su destino tomó otro cauce cuando, en 1769, después de asistir a un retiro de los pasionistas de Vetralla, decidió ingresar al noviciado de la congregación de éstos, atraído por la espiritualidad y la contemplación de la pasión del Señor. Una vez terminados los estudios requeridos en esta congregación, continuó su ministerio sacerdotal. En 1801 fue nombrado obispo de las diócesis de Macerata y Tolentino, en su país. Su actividad pastoral fue vasta en lo que toca a evangelización, formación de seminaristas y sacerdotes, generosidad para con los necesitados, auxilio espiritual, de los encarcelados y atención a los enfermos; además, concilió en los conflictos clericales frecuentes de su época. Enfrentó la defensa de la Iglesia contra las ideas de la revolución napoleónica; por ello se le obligó a renunciar a sus diócesis y fue desterrado a Milán. Reanudó su trabajo episcopal en 1814, y el pueblo lo recibió con alegría. Dedicó el producto de la venta de sus pertenencias al alivio de la hambruna y atención a los necesitados. En 1823, por su quebrantada salud y edad avanzada solicitó al pontífice León XII ser relevado del obispado; el pontífice accedió y le mandó ser su consejero, actividad que efectuó hasta su fallecimiento, en el Quirinal, Roma. Al parecer, ofrendó su vida al Creador en sustitución de la del papa, quien enfermó de gravedad y sanó milagrosamente. Fue canonizado por Pío XII en 1950. Iconografía: con hábito pasionista y un crucifijo, o con atuendo episcopal.

 

MIÉRCOLES 26

Santos: Cosme y Damián de Arabia mártires; Teresa Couderc, fundadora. Beato Gaspar Stangassinger, presbítero.

SANTOS COSME Y DAMIÁN DE ARABIA, del griego, “observador” y “comprensivo”, respectiva mente (siglo III?). Mártires. Según la tradición, eran hermanos gemelos —nacidos probablemente en Arabia—, que estudiaron medicina en Siria. Convertidos al cristianismo, pusieron en nombre de Jesús sus conocimientos al servicio del prójimo sin recibir pago; ésta fue la razón por la que fueron conocidos como: “los sin dinero”. Su fama de médicos los precedía y por ello eran buscados por enfermos de todas las condiciones sociales. Vivieron en Cilicia (región de Asia Menor), donde atendían a innumerables pacientes, a quienes, además de curar sus padecimientos, los instruían en la fe de Cristo. Se cuenta que fueron víctimas de incontables persecuciones y sometidos varias veces al martirio; sin embargo, los infieles no lograron arrancarles la vida, ya que eran protegidos por Dios y salvados, en varias ocasiones, por ángeles. Una vez cumplida su misión terrenal, el Señor permitió al gobernador Lisias quitarles la vida decapitándolos, junto con Antimo, Leoncio y Euprepio, hermanos de los dos. Sus discípulos llevaron sus restos a Siria. Son los únicos santos de la Iglesia oriental que nombra el canon romano de la misa y cronológicamente son los últimos introducidos en él. Son patronos de médicos y cirujanos. En la catedral metropolitana de México se les dedicó una capilla por atribuirse a su intercesión el exterminio de la peste que azotó la ciudad en 1581; en aquella pueden contemplarse óleos en los cuales se muestran escenas de su vida y martirio. Iconografía: con vestidura e instrumental médicos de su época.

 

JUEVES 27

Santos: Vicente de Paúl fundador y Elzeario de Sabrán, laico. Beato Lorenzo de Ripafratta, presbítero.

SAN VICENTE DE PAÚL, del latín, “vencedor” (1580 -1660). Fundador. Nació en Aquitania, Francia, en el seno de una familia campesina. Desde joven destacó por su inteligencia. Curso cuatro años de sus estudios con los padres franciscanos en la ciudad de Acqs; prosiguió los superiores en la universidad de Tolosa. Se ordenó de sacerdote en 1600. Fue tomado prisionero por piratas turcos durante un viaje desde Marsella hasta Narbona, llevado a Túnez y vendido como esclavo; se le liberó en 1607, tras haber convertido al cristianismo a uno de sus dueños. De regreso a su país, sirvió en una parroquia cercana a París, donde inició su labor en favor de los necesitados organizando grupos de apoyo para ellos. Se destacó por su caridad, a la cual dio una nueva dimensión; así ayudó a los sin trabajo, enfermos y niños carentes de hogar; aprovechó su influencia en la corte para lograr la ayuda que requería. En 1617 fundó la primera Confraternidad de la Caridad, constituida por mujeres ricas dedicadas a ayudar a los enfermos y a los pobres, en las proximidades de Lyon. En 1622, san Francisco de Sales lo nombró superior de los conventos parisienses de la orden de la Visitación de Santa María. Con santa Luisa de Marillac, organizó en 1633 la congregación de las Hijas de la Candad y fundó para varones la Congregación de la Misión, u orden de los vicentinos o de los lazaristas. Se opuso con fe, sabiduría y fortaleza a las ideas herejes propagadas por el jansenismo (que defendía la doctrina de la predestinación; es decir: desde su nacimiento, los hombres ya tenemos fijada la salvación o condenación eterna), al cual logró erradicar. Con fama de santidad y dejando una estela de amor al prójimo, entregó su vida al Señor en París. Fue canonizado en 1737, por el papa Clemente XII. Se le nombró patrono de las obras de caridad en 1885. Iconografía: con hábito, socorriendo a madres, niños y hombres desamparados.

 

VIERNES 28

Santos: Lorenzo Ruiz y compañeros mártires; Wenceslao de Bohemia, mártir, y Simón de Rojas, presbítero.

SANTOS LORENZO RUIZ Y COMPAÑEROS, de latín, “laurel” (siglo XVII). Mártires. Lorenzo Ruiz (1600?-1637). Nació en Binondo, Manila (Filipinas), hijo de padres católicos. Por ser su padre chino y su madre filipina, aprendió los idiomas chino y tagalo. Fue educado por los padres dominicos —con los cuales aprendió el idioma español— y permaneció con ellos en el convento de la iglesia de Binondo, primero como monaguillo y, ya adulto, como sacristán. Su dominio de varios idiomas le permitió trabajar como calígrafo y traductor. Años más tarde, ingresó en la Confraternidad del Santo Rosario. Contrajo matrimonio y procreó tres hijos. En 1636 fue incriminado en un asesinato, por lo que huyó de su país a bordo de una nave en la que viajaban tres sacerdotes dominicos bajo la guía del padre san Antonio González (quien lo conocía y creyó en su inocencia), san Guillermo Courtet y san Miguel de Aozaraza, además del sacerdote japonés san Vicente Shiwozuka de la Cruz y el laico san Lázaro de Kyoto. El barco era de misión, al territorio pagano de Japón adonde llegaron los viajeros e iniciaron su labor pese a que el cristianismo estaba prohibido; por ello fueron apresados en Okinawa y sometidos durante más de un año a torturas para que abjuraran de su fe. San Lorenzo, ante sus captores, exclamó: “Soy cristiano y me quedo cristiano aun hasta el punto de morir. Ofrezco mi vida solamente a Dios. Aun si tuviera mil vidas, las ofrecerá a Él. Por eso es que vine aquí al Japón, para dejar mi tierra nativa como cristiano y morir aquí como cristiano, ofreciendo mi vida únicamente a Dios”. Fue canonizado por el papa Juan Pablo II en 1987. Es el protomártir de Filipinas.

SÁBADO 29

Santos: Miguel. Gabriel y Rafael arcángeles. Beato Conrado de Urach, cardenal.

SANTOS MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL, del hebreo, “¿quien cómo Dios?”, “fuerza de Dios” y Dios ha sanado. MIGUEL. Es reconocido como el príncipe de la milicia celestial, por haber vencido al demonio en batalla celestial contra los ángeles que se rebelaron a la majestad de Dios (Ap 12, 7). La tradición indica que tendrá un papel preponderante en el juicio final, el cual consistirá en sopesar en la balanza las obras buenas de los justos (Dn 12, 18). Iconografía: con armadura militar; lleva en la coraza estrellas, el Sol y la Luna; viste clámide (pequeña capa roja, propia de los generales en pie de lucha); en la mano derecha porta espada que puede ser de metal o flamígera, y en la mano izquierda una balanza; a sus pies el demonio, vencido. Invocar su protección será de gran utilidad en la defensa contra los enemigos del cuerpo y del espíritu, suscitará la fidelidad en el cumplimiento de la voluntad de Dios y fortaleza contra el maligno. GABRIEL. Dios le confió la misión de anunciar a María santísima el nacimiento del Redentor (Lc 1, 26). La tradición indica que reveló a san José en un sueño que éste sería el custodio del Redentor (Mt 1, 19- 21), y a Zacarías, el nacimiento de san Juan Bautista (Lc 1, 19-20). Iconografía: con túnica blanca y una azucena en la mano símbolo de pureza, ante la Virgen María anunciándole la encarnación del Hijo de Dios. Invoquémoslo para oír con atención y cumplir los mandatos de Dios en nuestro estado de vida. Pablo VI lo proclamó patrono de las comunicaciones. RAFAEL. Su historia se relata en el Antiguo Testamento, en el libro de Tobías, ya que éste fue acompañado por él en el viaje que hizo para atender una encomienda de su anciano padre, quien, al regreso del viaje, sanó de su ceguera con las vísceras de un pescado. Iconografía: con vestimenta de peregrino y cayado, y en sus manos un pescado. Intercesor en las enfermedades de la vista y protector de viajeros. Nos conducirá en el camino del amor a Dios en la vida diaria y nos protegerá de las enfermedades del cuerpo y del espíritu.

 

DOMINGO 30

XXVI DOMINGO ORDINARIO

Santos: Jerónimo doctor de la Iglesia, y Eusebia de Marsella, religiosa. Beato Federico Albert, fundador.

SAN JERÓNIMO, del griego, “el de nombre sagrado” (347?-4l9). Doctor de la Iglesia. Nació en Estridón, Dalmacia (Croacia). Se desconocen datos anteriores a su llegada a Roma, hacia 362, donde se dedicó con pasión al estudio de los escritores clásicos. Al conocer la heroica fe de los mártires, se convirtió y fue bautizado por el papa Liberio (352-366) en 363. Deseoso de imitar a los ascéticos se dirigió a Siria, donde vivió en el desierto de Calcis (su lugar de residencia por cinco años) y se consagró al estudio de la lengua hebrea, la oración, la penitencia y el ayuno. Se ordenó de sacerdote en Antioquía en 377, lugar donde continuó sus estudios de la lengua griega. El papa san Dámaso (366-384) lo nombró su secretario y asistió al sínodo (concilio) primero de Constantinopla (381). A la muerte del pontífice viajó a Palestina, donde fundó dos monasterios dedicados al estudio de las Sagradas Escrituras. Tradujo la Biblia al latín, versión que se le conoce como la Vulgata (del latín: “divulgada”), aprobada en el Concilio de Trento (1545- 1563); durante la Edad Media fue la única autorizada por la Iglesia. Entre su obra literaria vastísima se encuentran Vida de Pablo el Ermitaño y la Carta sobre la virginidad. Vivió sus últimos años junto a la Gruta de la natividad, en Belén, Israel; sus restos fueron trasladados a Roma, donde reposan en la iglesia de Santa Maria la Mayor. Iconografía: con túnica de época, escribiendo y una paloma (que denota inspiración). Se le reconoce como uno de los Padres de la Iglesia oriental. Intercesor de biblistas (exégetas) y traductores.



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