Santoral Septiembre del 2005

Dom	Lun	Mar	Mié	Jue	Vie	Sáb
				1	2	3
4	5	6	7	8	9	10
11	12	13	14	15	16	17
18	19	20	21	22	23	24
25	26	27	28	29	30

SAN GIL DE CASAYO, del bajo latín, Egidio "el protegido" (siglos XII-XIII). Abad. Sus datos fueron escritos por su biógrafo, fray Ambrosio Alonso, superior de la orden cisterciense, quien hizo constar en actas que era de origen español. Su vida se desarrolló hacia la segunda mitad del siglo XII y primera del XIII. Conocido por haber sido instruido en el monasterio de Carracedo, por sus reformas en el monasterio de San Martín de la Castañeda y por su cargo de prior en Santa Cruz de Casayo, entre Galicia y León. Su vida ejemplar atraía a los fieles de los alrededores, quienes acudían a él en busca de consejo. Sin embargo, sintió atracción por la vida de oración en la soledad y, con anuencia de su superior, se retiró a la vida eremítica en la zona montañosa, donde se instaló en una ermita. Una leyenda dice que una cierva lo acompañó, además de proporcionarle el alimento con su leche. En otra gruta cercana habitó un fraile, quien dejó constancia de la vida de santidad de Gil, en inscripciones en la ermita. San Gil pasó el resto de sus días en oración y penitencia, hasta su muerte acaecida en su retiro. En el siglo XVI, le fue construida una capilla para honrar su memoria, ya que fue el pueblo quien, al reconocer su santidad y milagros, empezó a venerarlo. Iconografía: con hábito cisterciense, báculo de abad, lirio (castidad) y una cierva. Protector contra las enfermedades de la vista, por haber devuelto la vista a uno de sus seguidores.

Santos: Bartolomé Gutiérrez, beato. San Agrícola de Aviñón, obispo. Beato Juan María y compañeros, mártires.

BEATO BARTOLOMÉ GUTIÉRREZ, del arameo, "hijo del arador" o "abundante en surcos" (1580-1632). Mártir. Oriundo de la Ciudad de México. Sus datos de familia y niñez se desconocen. En su juventud ingresó en la orden de San Agustín; al término de sus estudios eclesiásticos, fue ordenado sacerdote (1597). Solicitó a sus superiores ser trasladado al Oriente para evangelizar. Aceptada su propuesta, se le envió a Manila (Filipinas), donde fue maestro de novicios. Para continuar en la difusión de la Palabra de Dios, viajó a Japón, lugar de donde se le expulsó por orden del pagano emperador Taicosama, tenaz perseguidor de los cristianos. El celo apostólico de Bartolomé lo hizo regresar al mencionado país, donde continuó su misión durante quince años, oculto y sin utilizar el hábito, así logró numerosas conversiones. Por una denuncia, se le encarceló, torturó y sentenció a morir en la hoguera. Se le atribuyen escritos, por los cuales se conoce su obra y la vida de otros mártires en Japón. Lo beatificó el beato Pío IX (1867). En nuestra época, continúan los estudios para su posible canonización. Iconografía: con hábito, atado a un poste en su martirio, rodeado por las llamas.

Santos: Gregorio Magno, doctor de la Iglesia; Aristeo de Alejandría, mártir y Febes de Céncreas ministra de la Iglesia.

SAN GREGORIO MAGNO, del griego, "vigilante" (¿507?-604). Papa y doctor de la Iglesia. Nació en Roma, en el seno de una noble y rica familia cristiana, entre cuyos miembros están dos pontífices. Su educación, niñez y juventud se desconocen. Al cumplir treinta años se le designó alcalde de Roma; por su brillante desempeño en esta labor, obtuvo el respeto y la admiración de sus conciudadanos. Renunció al cargo para acercarse más a Dios; vendió sus posesiones y repartió las utilidades entre los pobres. Convirtió su palacio en humilde monasterio, donde, junto con varios seguidores, se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras. Por su preparación, fue nombrado nuncio papal en la corte del emperador de Constantinopla; se mantuvo alejado de la corrupción, las envidias y la poca religiosidad de esa ciudad, y, de forma humilde, ejerció su misión en un lugar apartado, dedicándose a la meditación y oración. En 590 fue nombrado Papa; destacó por su sapiencia en la religión, el arte y la ciencia. Entre su vastísimo legado, como pontífice y hombre sabio, destacan los hechos siguientes: confirmó la autoridad papal, reformó la liturgia de la santa misa, combatió la herejía nestoriana, trabajó por la reforma del clero y la vida monástica; e hizo contribuciones clave a la cristología. A él se deben el canto, el calendario y las misas gregorianas. Como escritor, sobresalen sus obras: el Libro de los sacramentos y el Libro de la regla pastoral. Se definía como servus servorum Dei (siervo de los siervos de Dios). Fue el primero a quien se le otorgó el nombre de Papa (del latín papa, y éste del griego pappas, padre venerable). Su inconmensurable legado, contribuciones, reflexiones, etc., llenan varios tomos. Murió en la sede pontificia. Iconografía: con el atuendo propio de los Santos Padres. Fue aclamado doctor el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio XIII.

Santos: Rosalía de Viterbo, religiosa y Bonifacio I. papa. Beata Catalina Mattei, religiosa.

SAN BONIFACIO I, del latín, "bienhechor". Papa. Como en la mayor parte de los casos de pontífices de los primeros siglos del cristianismo, se desconocen datos precisos de su vida familiar, niñez y juventud. Lo que sí se sabe es que era romano. Ocupó el orden 42 en la cronología papal. Fue elegido papa en diciembre de 418, pero se le consagró siete meses después, debido a la existencia de un antipapa. Concilio intereses entre la autoridad civil y la Iglesia, surgidos por la actuación de su predecesor, el antipapa Eulalio. Murió en el año 422 en la Santa Sede y fue sepultado en el cementerio de la Vía Salaria, en Roma.

Santos: Lorenzo Justiniano, obispo y Obdulia de Toledo, mártir. Beata Teresa de Calcuta, fundadora.

SAN LORENZO JUSTINIANO, del latín, "laurel" (1381-1455). Obispo. Nació y murió en Venecia. De cuna noble, fue educado por su madre viuda. Desde pequeño mostró vocación para el sacerdocio. Ingresó con los Canónigos de San Jorge (1400) y dos años después fue ordenado diácono, y en 1406 presbítero. Su labor evangelizadora lo llevó a recorrer los más de cien canales venecianos, en su trayecto pide limosnas para socorrer a necesitados y enfermos. Durante la peste que azotó su ciudad (1423) sirvió en grado heroico a los contagiados. Su acercamiento al Señor le permitió redactar textos de gran valor ascético; entre ellos: De la lucha interior, Cuadernillo de amor, El árbol de la vida, Grados de perfección, El incendio del amor divino y El gobierno de obispos. Por sus méritos fue nombrado obispo de Castello (1433). Siempre predicó con el ejemplo; decía: "Dar satisfacción a los sentidos y querer mantenerse puro es igual que pretender apagar un incendio arrojando leña en él". En 1451 fue elevado a la sede de Venecia, cargo que ocupó hasta su muerte. Fue canonizado por Alejandro VIII en 1690. Iconografía: como obispo, con la cruz patriarcal (cruz alta con dos travesaños horizontales) por atributo, o bien, socorriendo a los necesitados.
SANTA OBDULIA DE TOLEDO, forma latinizada del árabe Abdullah, "sierva" (por antonomasia) de Dios (siglo IV). Mártir. Los únicos datos que se tienen de ella hacen suponer que fue una virgen española martirizada en el año de 361. La ciudad de Toledo, España, la considera su hija y brinda especial veneración a sus restos, que descansan en ese lugar.

Santos: Cleto y Donaciano, mártires; Zacarías, profeta y Bega de Cumberland, abadesa.

SAN ZACARÍAS, del hebreo, "Yahvé se acordó" (siglo VI a. C.). Profeta. Oriundo de Galaad (antigua región montañosa de Palestina, al este del Jordán), nace en el seno de una familia de sacerdotes servidores del Templo. Su labor se desarrolló en Jerusalén a fines de 520 a. C., y la última noticia que se tiene de él es de diciembre del 518 a. C. Junto con el profeta Ageo, fue promotor de la reconstrucción del templo de Jerusalén. San Jerónimo describe su obra como "muy oscura", puesto que en ella se interrelacionan fragmentos de una autobiografía, con visiones simbólicas que preludian los Apocalipsis posteriores "El país será purificado de toda maldad" (5, 1-11) y "Babilonia, el país del Norte", recibirá su castigo (6, 1-8) y una serie de oráculos mesiánicos: "El Señor va a entrar en acción" (1, 7-15). Según san Epifanio, coincide con el personaje que "...fue muerto por los judíos entre el templo y el altar por orden del rey Joaz", y al citado por Jesús en su amonestación contra los fariseos. A juzgar por estudios, Zacarías sólo escribió la primera parte del libro homónimo (capítulos 1-8) y los demás fueron obra posterior de otro profeta. Es el penúltimo de los doce profetas menores del Antiguo Testamento, llamados así por lo breve de sus mensajes. Nota: El Antiguo Testamento cita otros Zacarías: 1) Zacarías esposo de Isabel y padre de san Juan el Bautista; 2) Zacarías sumo sacerdote judío que vivió en el siglo IX a. C. y 3) Zacarías rey de Israel que reinó hacia 743 a. C.

Santos: Santa Regina de Francia, mártir. Esteban, Melchor y Marcos de Hungría, mártires. Beatos Juan y Rodolfo de Tyburn, mártires.

SANTA REGINA DE FRANCIA, del latín regina, "reina" (siglos III-¿IV?). Mártir. La vida de esta doncella se ve inmersa en la leyenda. No se precisan pormenores biográficos. Fue originaria de Alise, Las Galias (actual territorio francés). Quedó huérfana de madre desde que nació. En su adolescencia abrazó la fe de Cristo. Una tradición dice que, por negarse a contraer matrimonio con el prefecto Olibrio y no adorar a los falsos dioses, padeció múltiples torturas y murió en Autún por decapitación. Al parecer, cuando estuvo prisionera, una paloma apareció y después se posó sobre Regina en el momento de morir, lo que causó la conversión de quienes presenciaron su martirio. Recibió sepultura en Alise, y el pueblo empezó a venerarla, por sus milagros. Su culto se difundió en el siglo VII. Iconografía: con túnica de época, la palma del martirio y una paloma.

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, del latín nativitas, "nacimiento". Entre las celebraciones del calendario litúrgico, la Iglesia concede especial devoción a la Santísima Virgen María unida a la obra salvadora de su Hijo (confróntese el Catecismo de la Iglesia Católica 1172). En el siglo II, las narraciones orales mencionaban la Natividad de María; sin embargo, los relatos evangélicos no aportan datos al respecto. Esta festividad se originó en Oriente, donde se dedicó un templo a santa Ana, en el sitio donde probablemente haya nacido (actual Israel). Es posible que desde el siglo V se conmemore su nacimiento, lo que se demuestra en himnos dedicados a ella. El pontífice Sergio I, en el siglo VII, instituyó esta conmemoración y Pío X le concedió la categoría de fiesta. La liturgia actual, siguiendo un orden cronológico, la celebra nueve meses posteriores a la fiesta de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre). Iconografía: algunos pintores representan a María recién nacida, sobre el pecho de Ana, su madre, en el lecho, después del parto.

Santos: San Pedro Claver, presbítero. María de la Cabeza, viuda y Jacinto de Sabina, mártir

SANTA MARÍA DE LA CABEZA, del latín, "señora" (siglos XI-XII). Viuda. Oriunda de una población española cercana a Madrid. No se tienen datos fidedignos de su nacimiento, infancia y vida familiar. Es conocida por haber sido esposa del santo patrono de Sevilla, Isidro Labrador, con quien compartió una vida sencilla como campesina y ama de casa. Ambos hicieron voto de castidad. María se dedicaba a la oración contemplativa en una ermita, donde arreglaba el altar y hacía continua oración. Cuando enviudó, decidió dedicar por completo su vida a Dios como anacoreta. Se dice que, en su vida plena de virtudes, realizó hechos milagrosos, comprobados por numerosos testigos. Su deceso ocurrió en Torrelaguna. Canonizada por Inocencio XII (1697). Sus reliquias se trasladaron a Madrid, donde reposan al lado de las de su esposo.

Santos: San Nicolás de Tolentino, presbítero y Salvio de Albi, obispo. Beato Francisco Gárate. religioso.

BEATO FRANCISCO GÁRATE, del italiano antiguo, "franco" o "francés" (1857-1929). Religioso. Quien a la postre, sería ejemplo de caridad, servicio, sencillez e inteligencia, nació en Azpeitia (Guipúzcoa, España), en una familia modesta. En sus primeros años ayudó a sus padres en las faenas del campo, atestiguó la revolución de su país y la expulsión de los sacerdotes jesuitas (1868). Se cree que el padre Domingo Landa lo llevó como su ayudante al colegio de Vizcaya, donde se formó y encauzó su vocación religiosa. En Orduña convivió en oración y trabajo; poco después fue hermano coadjutor en Poyanne, Francia, donde inició, en calidad de exiliado, el noviciado. Una vez terminada la revolución, pasó a La Guardia para desempeñarse como enfermero; con escasos recursos -económicos y materiales-, atendió a los pacientes, sin importar la hora ni su cansancio. Su misión siempre se distinguió por el trato amable y el esmero para quienes cuidaba. Destacó en la universidad de Deusto, donde atendió con generosidad a los marginados que, cada semana, acudían por despensa, además de escuchar y dar acertados consejos, tanto en el día como en la noche. Dedicó horas a la oración contemplativa, restando tiempo al sueño. Su apacible y santa vida terminó por una enfermedad grave. Juan Pablo II lo beatificó en 1985

Santos: Proto y Jacinto de Roma, mártires; Daniel de Bangor, obispo y Pafnucío de Egipto, obispo.

SAN PAFNUCIO DE EGIPTO, etimología desconocida. Obispo. Originario de Egipto. No se conocen detalles fidedignos de su infancia y de su familia. En su juventud, decidió retirarse a la vida de oración, estudio y penitencia en el desierto; algunas narraciones lo hacen anacoreta en el monasterio de Heraclea, en la Baja Tebaida, Egipto. Con su consejo y predicación logró numerosas conversiones, entre las cuales se encuentra la de Tais, quien a la postre sería santa, luego de llevar vida licenciosa. En reconocimiento a su vida ejemplar y austera, se le consagró obispo de su país. En la época de la persecución del emperador pagano Maximino, fue encarcelado, atormentado cruelmente, y exiliado y condenado a trabajos forzados en las minas. Sin embargo, al retornar la paz, se le reinstaló en su cargo y participó en el Concilio de Nicea (325), en el cual presentó, con valor, argumentos en contra de la doctrina arriana. Sus biografías no precisan su fecha de fallecimiento; es posible que haya sido en avanzada edad, en su retiro de la Tebaida. Iconografía: con burda túnica de ermitaño, en actitud orante; como atributos, un crucifijo y una calavera, alusiva ésta a su vida de soledad y oración. Es venerado en la Ciudad de México en el templo de Santa Inés (calle Moneda esquina Academia, Centro Histórico). Intercesor eficaz para la conversión de pecadores y para recobrar objetos perdidos.

Santos: San Apolinar de Ravena, obispo y beata María de Jesús López, religiosa.

SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA. Días después del nacimiento de la Virgen, la tradición indica que sus padres, Joaquín y Ana, le impusieron el nombre de María, Inocencio XI en 1683 extendió ésta celebración a la Iglesia universal. María corresponde al hebreo Myriam: miri-am, que algunos interpretan como "fuerte madre". El primer personaje que se encuentra en la Biblia con este nombre es la hermana de Moisés (Éxodo 15, 20). Entre otros significados se mencionan los siguientes: del latín domina, "señora"; del hebreo, "estrella de mar" y, en México, Marái, una interpretación del chinanteco. Iconografía: en México, la piedad popular la venera como la Divina Infantita, ataviada con ropón y colocada en una urna. En forma especial, los niños le llevan juguetes e imploran su protección. Los santos, a lo largo de los siglos, le han manifestado su devoción; san Antonio de Padua expresó:"El Nombre de María es alegría para el corazón, miel para los labios y melodía para los oídos".

SAN JUAN CRISÓSTOMO, del hebreo, "Dios ha hecho gracia", y del griego Chrysostomos, "boca de oro" (¿347?- 407). Doctor de la Iglesia. Nació en Antioquia de Siria (actual Turquía). Su padre, comandante romano, murió cuando Juan era pequeño. Su madre, Antusa -notoria por su caridad para con el prójimo—, veló por su educación brindándole los mejores maestros del Imperio, entre los cuales se encontraba Libanio, el más célebre orador de su tiempo. Estudió leyes y, como era costumbre, se bautizó ya adulto. En 374, se incorporó a unos ermitaños en las montañas del sur de Antioquia, donde vivió en comunidad cuatro años, y dos solo en una cueva; la humedad de ésta le produjo una enfermedad que le hizo regresar a la ciudad, donde recibió el diaconado, en 381. Cinco años después, el obispo Flaviano lo ordenó sacerdote y lo designó su predicador. En este cargo se ocupó de divulgar, con singular éxito, la Palabra, sin descuidar la práctica de la caridad. Durante una rebelión contra el emperador, el pueblo destruyó las estatuas que representaban a éste y a sus familiares, es aquí cuando redacta sus célebres Homilías de las estatuas, las cuales son compendios de la doctrina cristiana, vertida con singular belleza. A partir de este suceso, su oratoria se convirtió en su fuerza respetada, aclamada y admirada por el pueblo y las autoridades. En 398, se le consagró obispo de Constantinopla. Su predicación contra la vanidad y el derroche provocaron que la emperatriz Eudoxia, al sentirse aludida, emprendiera una campaña contra él que lo condujo al destierro, la cárcel y a innumerables vejaciones todo esto mermó su débil salud hasta ocasionarle la muerte en Comana de Capadocia, Turquía. El cuerpo de San Juan fue trasladado a Constantinopla y depositado en la iglesia de los Apóstoles. Para la Iglesia bizantina, es uno de los tres santos patriarcas y doctores universales.

Santos: San Materno de Colonia, obispo; Pedro de Tamié, abad y Gabriel Dufressé, mártir.

SAN GABRIEL DUFRESSÉ, del hebreo, "fortaleza de Dios" (1750 -1815). Mártir. Nació en Lezoux (diócesis de Clermont), Francia. De familia católica, recibió educación en los valores cristianos. Durante sus estudios de adolescente se enteró de las misiones extranjeras en París; esto lo motivó a definir su vocación e ingresar al seminario, hasta ser ordenado sacerdote en 1774. Después de ejercer por un año el ministerio en su país, fue enviado a China en misión evangelizadora. Viajó a Macao en 1776, donde disfrazado para evitar las persecuciones paganas, se adentró en territorio chino y, meses más tarde, llegó a Pekín, donde fue descubierto, encarcelado y desterrado. Sin embargo, su celo pastoral lo hizo regresar en 1789 y, encubierto, continuó catequizando. Por sus méritos, fue consagrado obispo de Tabraca, en 1800. Su vasta obra misionera, desde su primer viaje, se extendió por espacio de cuarenta años, en los que realizó obras en beneficio de los marginados; asimismo, su carisma de amor a los humildes atrajo numerosas conversiones. Por lo anterior, las autoridades paganas lo apresaron en 1815, lo condujeron a Chengdu y lo sentenciaron a morir decapitado. Juan Pablo II lo canonizó en 2000. Se le reconoce como el "gran Obispo del oeste de China".

Santos: Catalina de Génova, viuda; Emilia y Jeremías de Córdoba, mártires.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, del latín, "penas" o "sufrimiento" (siglo XIII). El evangelio de san Juan (19, 25-27) narra "Junto a la cruz de Jesús estaba su madre...". Asimismo, se rememora cuando María permaneció de pie ante la cruz en el Calvario: "firme en la fe, fuerte en la esperanza y ardiente en el amor". Siendo ahí cuando recibió a la humanidad como hijos, en la persona del apóstol Juan. La devoción a Nuestra Señora de los Dolores se remonta al siglo XIII; en 1814, Pío VII la extendió a la Iglesia universal y en 1912 Pío X instituyó en esta fecha su conmemoración. Como sus hijos, debemos solicitar la intercesión de María, unir nuestras penas a sus dolores por el martirio de Cristo, con la finalidad de que en nuestra vida terrena seamos confortados. En nuestro país se celebra esta advocación el viernes anterior a la Semana Santa y en algunos estados se colocan altares en su honor; además, se pueden recitar oraciones como Los siete Dolores de María. Iconografía: la Santísima Virgen de pie, ataviada de riguroso luto (negro o morado), sus manos sobre el pecho sostienen un pañuelo; en su rostro, transido de dolor, se contempla copioso llanto.

Santos: Cipriano y Cornelio, mártires. Víctor III, papa y Edit de Wilton, religiosa.

SAN VÍCTOR III, del latín, "vencedor" (1087). Papa. Al parecer, era originario de Benevento, Italia; su nombre era Desiderio. No se tienen datos precisos anteriores a su elección pontificia en mayo de 1086. Ocupó el orden 156 de la cronología. Después del cónclave cardenalicio, sintió temor de ocupar la vacante de su predecesor, Gregorio VII, quien había muerto en el exilio. Debido a lo anterior, en una segunda elección aceptó regir el destino de la Iglesia, pese a las dificultades sociopolíticas de su época, que enfrentó con sabiduría. Dictaminó la excomunión al antipapa Clemente III y, para evitar mayores conflictos, habitó en una residencia fortificada en la isla Tiberina. Su muerte ocurrió en la Santa Sede.

Santos: Roberto Belarmino; cardenal. Hildeqarda Von Bingen, abadesa y Columba de Córdoba, mártir.

SANTA HILDEGARDA VON BINGEN, del germánico, "la morada del combate" (1098-1179). Abadesa. Nació en Böckelheim (actual Alemania). Ingresó en el monasterio benedictino de Disibodenberg a los ocho años. Fue nombrada abadesa en 1136. Fundó el convento de san Ruperto en 1147, y otro en Eibengen. Según relata en sus cartas, empezó a tener visiones a los cuatro años de edad. Santa Hildegarda es una de las personalidades más sobresalientes de la historia, ya que fue mística, profetisa (algunos interpretan entre sus profecías el descubrimiento de América y las dos guerras mundiales), escritora, biógrafa, poetisa, médica (estudiosa de las propiedades de las plantas, muchos de sus estudios aún son vigentes y de ayuda para la industria farmacéutica), fundadora, exorcista, ecologista (por su concepción de la relación del hombre con la naturaleza); asimismo, incursionó en el estudio de los vinos, su elaboración y el análisis de sus propiedades; pintora, consejera de reyes, sacerdotes y gente del pueblo. Se podría considerar que esta santa fue pionera del feminismo, ya que por su influencia se crearon conventos femeninos autónomos de la dominante influencia masculina. Eran tales su fe y fervor que se le permitió predicar en iglesias y plazas públicas. En la actualidad, en gran parte del mundo se han revalorado sus escritos, aportaciones a las materias antes citadas, sus pinturas, su concepto sobre la Creación, y del hombre y la mujer, etc. El musicólogo Pablo Espinosa señala: "Entre los seres alados que han visitado la Tierra... (Hildegarda) permanece entre nosotros por la armonía de sonidos que proviven del infinito y más allá...". Grabaciones con sus obras pueden encontrarse fácilmente. Sus reliquias se conservan en la nueva abadía de Santa Hildegarda, en Eibengen, Alemania.

Santos: Beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, mártires; santos José de Cupertino, presbítero y Ariadna de Prymneso, mártir.

BEATOS JUAN BAUTISTA Y JACINTO DE LOS ANGELES, del hebreo, "Dios ha hecho gracia", y del griego, "gladiolo", respectivamente (1660-1700). Mártires. Ambos nacieron en la sierra norte de Oaxaca (México). No se tienen detalles de su infancia. Habían sido convertidos a la fe en Cristo y asistían al templo de los padres dominicos en San Francisco Cajonos. Cada uno formó su familia y destacó por ser honesto y piadoso creyente. Después de haberse efectuado el Concilio Provincial Mexicano (1585), les otorgaron el cargo de fiscales cuyo, compromiso sería "... denunciar vicios y delitos trabajando en misión compartida con los párrocos del lugar...". Las narraciones indican que la noche del 14 de septiembre de 1700 ellos descubrieron a un grupo de paisanos que realizaban ceremonias idólatras y procedieron a dar aviso a las autoridades eclesiásticas, quienes confiscaron las paganas ofrendas. Al día siguiente, la población no creyente se amotinó y exigió la devolución de lo confiscado, así como la presentación de Juan y Jacinto, quienes, para evitar que se cumpliera la amenaza de incendiar el templo y el convento, se entregaron. Fueron conducidos a la fuerza al monte Xagacía, desde donde los arrojaron al despeñadero; ultimándolos a machetazos. Juan Pablo II los beatificó en su quinta visita a México, en 2002. En la Catedral de Oaxaca tienen dedicada una capilla, donde, en una urna de cristal, reposan y son veneradas sus reliquias. Iconografía: de pie, con atuendo típico; portan cruces altas, propias de los fiscales.

Santos: San José María de Yermo y Parres, presbítero. Jenaro de Nápoles, mártir y Guillermina Emilia de Rodat, fundadora.

SAN JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES, del hebreo, "Dios acrecentará" (1851-1904). Fundador. Oriundo de Jalmolonga (Estado de México), de familia católica, educado en los valores de Cristo. Su historia relata que en su juventud eligió la vocación sacerdotal e inició sus estudios eclesiásticos en la Congregación de la Misión (vicentinos), en la Ciudad de México, los cuales terminó en León (Guanajuato), donde recibió la ordenación y celebró su cantamisa en la catedral en 1879. Ejerció su ministerio entre los leoneses, y fundó un asilo en 1885 que seria el antecedente de la congregación Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres. Atendió a los más necesitados en asilos, colegios, nosocomios y orfanatos, y también estableció una misión en la Sierra Tarahumara (Chihuahua). Pese a su entrega y servicio al prójimo, fue víctima de calumnias y enviado a Puebla; ahí pasó el resto de su vida. Instituyó además una casa hogar para la regeneración de jóvenes prostitutas en 1888 y se dedicó a atender a las clases marginadas, hasta acudir al llamado del Creador. Se le reconoce como "el Gigante de la Caridad". Canonizado por Juan Pablo II en 2000. Iconografía: con sotana, atendiendo damnificados por el desbordamiento del río Los Gómez (León, Guanajuato).

Santos: Andrés Kím Taegon, Pablo Chong y compañeros, mártires y Juan Carlos Cornay, mártir. Beato Francisco de Posadas, presbítero.

ANDRÉS KIM TAEGON, PABLO CHONG y compañeros, del griego, "varonil", y del latín, "pequeño" (siglo XIX). Mártires. En esta fecha se conmemoran a los conocidos como Mártires de Corea, quienes murieron sacrificados en aras de la fe. Las crónicas indican que el cristianismo llegó a Corea en 1784 y que el trabajo misionero aumentó el número de los seguidores del Maestro, hasta que, entre los años de 1839 a 1867, se desató una tenaz persecución en la que 103 mártires, entre sacerdotes y laicos, fueron victimados. Juan Pablo II les rindió homenaje y los canonizó en su visita a Seúl (Corea) en mayo de 1984.

Santos: Mateo, apóstol y evangelista; Jonás, profeta y Maura de Troya, virgen.

SAN JONAS, forma griega del hebreo Jonah, "paloma" (siglo VII a. C.). Profeta. Su historia se narra en el libro homónimo del Antiguo Testamento. Es el quinto de los llamados Profetas menores. Predicó en Israel de 787 a 747 a. C. La misión que Yahvé le encomendó era acudir a Nínive para anunciar la destrucción de esa ciudad, a consecuencia de la vida desordenada de sus habitantes. Jonás sintió temor de llevar esta fatal misiva y huyó, embarcándose hacia Tarso, Turquía. Pero la profecía debía ser anunciada y una tempestad provocó que el barco casi naufragara; la superstición hizo que los marinos sortearan el destino del viajero culpable del temporal y al resultar Jonás el causante, y confesar que iba huyendo de la divina misión, él mismo pidió que lo arrojasen por la borda, con lo que el mar se tranquilizó. Se dice que un gran pez lo devoró y que Jonás permaneció en el interior de éste por espacio de tres días, con sus noches. Cuando estuvo en el exterior se encaminó a Nínive y cumplió con anunciar el mensaje divino. Luego que lo escucharon, sus habitantes se arrepintieron y se salvaron (Jon 3, 8 yss.). Con esto se manifestó la misericordia del Creador. Iconografía: se representa a Jonás en el momento de ser arrojado por la boca del gran pez.

Santos: Mauricio de la Tebaida y compañeros, mártires. Félix IV, papa. Beatos Cristóbal Antonio y Juan de Tlaxcala, mártires.

BEATOS CRISTÓBAL, ANTONIO Y JUAN DE TLAXCALA, del latín, "portador de Cristo"; de Antonius, gens romana, y del hebreo, "Dios ha hecho gracia" (siglo XVI). Mártires. La memoria que hace este día la Iglesia mexicana es la de los tres primeros niños mártires de América. Las crónicas indican que Cristóbal nació en Atlihuetzia y era hijo de Axótecatl, cacique del lugar. Se desconocen particularidades de su vida. Una vez bautizado, trató de cristianizar a su padre y de difundir la Buena Nueva. Su fe y los valores cristianos que adoptó lo motivaron a combatir el alcoholismo, la idolatría y la poligamia en su comunidad; por lo anterior, se le condenó a morir en la hoguera hacia 1527. Los niños Antonio y Juan, que nacieron en Tizatlán en 1516, acompañaban a los predicadores dominicos a sus misiones de evangelización en Oaxaca; en uno de estos peregrinajes fueron ultimados a golpes por los infieles en Cuauhtichán, Puebla en 1529. Juan Pablo II los beatificó en 1990, en su segundo viaje a México. En la capilla del cerrito en Ocotlán, Tlaxcala, se localizan representaciones iconográficas de estos tres niños, con atuendo típico, en el momento de su martirio.

Santos: Pío de Pietrelcina, presbítero; Lino, papa y Eusebio de Fenicia, mártir.

SAN PÍO DE PIETRELCINA, del latín, "piadoso" (1887-1968). Presbítero. Nació en Pietrelcina, Italia, y fue bautizado con el nombre de Francisco. No se cuenta con noticias detalladas de su infancia, hasta los doce años, cuando recibió la Confirmación y la Eucaristía por primera vez. En 1903 ingresó en el noviciado de la orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone, donde recibió el hábito y el nombre de fray Pío. En 1907 hizo su profesión solemne. De 1910 a 1916, debido a motivos de salud, vivió con su familia. En septiembre de este último año se incorporó al monasterio de San Giovanni Rotondo, donde vivió hasta el fin de su vida. Destacó como prudente y sabio director espiritual y confesor; cuando celebraba misa, sus feligreses percibían la íntima relación que establecía con el Creador. Su obra social se materializó en la edificación de la Casa del Alivio del Sufrimiento en 1956. Dedicaba largas jornadas a la oración, pues decía: en los libros buscamos a Dios, en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el corazón de Dios...". Su vida era animada por la esperanza y la confianza en la voluntad divina:"... amar a Dios y hacerlo amar...". En sus jornadas diarias buscaba crecer y hacer crecer en la caridad", por ello siempre era asediado por fieles deseosos de recibir un consejo, recibir su bendición o simplemente para ver al hombre al que, aún en vida, se le consideraba un santo. El Señor lo marcó con los estigmas de la Pasión, los cuales provocaron desprecios, calumnias y burlas de quienes no acertaban a ver en él un señalado por Dios; soportó todo, dolores físicos y espirituales, con ejemplar estoicismo. Ante la admiración que fieles de todo el mundo le brindaban, exclamaba: "Quiero ser sólo un pobre fraile que reza". Falleció de causa natural. En 1971 Pablo VI expresó: "... era, es difícil decirlo, un representante visible de las llagas de nuestro Señor. Era un hombre de oración y de sufrimiento". Canonizado por Juan Pablo II en 2002. Iconografía: con hábito franciscano.

Santos: San Gerardo Sagredo de Csnád, obispo y beato Dalmacio Moner, presbítero.

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, del latín, "rescate" (siglo XIII). Esta advocación mariana tiene su origen cuando san Pedro Nolasco y su confesor, san Raymundo de Peñafort tuvieron, simultáneamente, la visión de la Madre de Dios; así nació en la ciudad española de Barcelona, en 1218, la Orden de Santa María de La Merced, para la redención de los cautivos, mejor conocida como Mercedaria, destinada a la merced u obras de misericordia, en especial al rescate de cristianos "... que se hallan en peligro y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión, alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu", misión que en la actualidad continúa vigente. Cabe señalar que merced, en la Edad Media, era sinónimo de misericordia, piedad o compasión, ejercida en favor de quienes se hallaban privados de libertad y en peligro de perder su fe cristiana, de tal forma que la misericordia mercedaria es efectiva y afectiva; no humilla a la persona humana, sino, por el contrario, la redime y libera, la dignifica. Para el cumplimiento de esta misión, los frailes de la orden realizan un cuarto voto, consistente en "quedar como rehenes, si fuere preciso, en lugar de un cautivo, sobre todo si su fe peligra". En 1696, Inocencio XII difundió a la Iglesia universal tal devoción. Iconografía: María de pie, ataviada con el habito blanco mercedario, el Niño Jesús en sus brazos; ambos coronados; el escapulario blanco mercedario con la cruz de Malta y barras rojas catalanas. Intercesora de los encarcelados y personas sujetas a procesos judiciales.

Santos: Sergio de Radonech, abad y Vicente María Strambi Obispo. Beato José Benito Dusmet, cardenal.

BEATO JOSÉ BENITO DUSMET, del hebreo, "Dios acrecentará", y del latín "bendito" (1818-1894). Cardenal. Nació en Palermo, Italia, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza. Cuando sólo contaba con cinco años de edad, ingresó a la abadía benedictina de San Martino delle Scale. En agosto de 1840 hizo su profesión solemne en la abadía de Montecassino. Estudió filosofía y teología. Se desconoce cuándo fue ordenado sacerdote. En 1850 es nombrado prior del monasterio de San Severino, en Nápoles. Dos años después recibió el nombramiento de superior y administrador del monasterio de San Flavio en Caltanissetta, Sicilia. Su piedad, don de gente y caridad extraordinaria fueron reconocidos por sus fieles, hermanos y superiores. Fue designado abad del monasterio de San Nicoló l'Arena, de Catania, en la misma isla. Fueron tiempos difíciles para la Iglesia italiana, ya que se inició la lucha por la unificación y en 1858 fueron confiscadas todas las propiedades eclesiásticas. En 1867 fue electo arzobispo de Catania. Luchador de los derechos eclesiásticos y bastión religioso de su feligresía. Fue nombrado cardenal en 1889. Fue amado y respetado por su diócesis. Falleció de muerte natural en su sede cardenalicia; las personas elegidas para amortajarlo atestiguaron que en su casa no se encontró ropa ni bienes porque todo —incluso su anillo— lo había vendido para darlo a los pobres. Beatificado por Juan Pablo II en 1988.

Santos: Cosme y Damián de Arabia, mártires, Teresa Couderc, fundadora y Lucía Kim, Magdalena Fiyo y Catalina Ni, mártires.

SANTOS COSME Y DAMIÁN DE ARABIA, del griego, "observador" y "comprensivo", respectivamente. Mártires. Según la tradición, eran hermanos gemelos, nacidos probablemente en Arabia; estudiaron medicina en Siria. Convertidos al cristianismo pusieron sus conocimientos al servicio del prójimo en nombre de Jesús, sin recibir pago; por ello eran conocidos como "los sin dinero". Su fama como médicos les precedió y eran buscados por enfermos de todas las condiciones sociales. Vivieron en Cilicia (Asia Menor), donde atendían a innumerables pacientes, a quienes —además de curar sus padecimientos— instruían en la fe de Cristo. De ellos se cuenta que fueron víctimas de las persecuciones y sometidos varias veces a torturas, sin que los infieles lograran arrancarles la vida, ya que fueron protegidos por Dios y salvados, en varias ocasiones, por ángeles. Una vez cumplida su misión terrenal, el Señor permitió a su enemigo, el gobernador Lisias, quitarles la vida, decapitándolos junto con sus tres hermanos: Antimo, Leoncio y Euprepio. Sus discípulos llevaron sus restos a Siria, ciudad que se convirtió en centro de su veneración. Los santos Cosme y Damián son nombrados en el canon de la misa y como patronos de médicos y cirujanos. En la Catedral Metropolitana de México se les dedicó una capilla por su intercesión en el control de la peste que azotó la ciudad en 1581; en la capilla se pueden contemplar óleos donde se muestran escenas de su vida y martirio. Iconografía: con vestidura e instrumental médicos de su época.

Santos: Vicente de Paúl, fundador. Lorenzo de Ripaffratta, presbítero y Elzeario de Sabrán, conde.

BEATO LORENZO DE RIPAFRATTA, del latín, "laurel" (1373?-1456?). Presbítero. Sin que sus biógrafos consignen el lugar preciso de su nacimiento, por su nombre se puede suponer que fue en Ripafratta, en la región toscana de Italia. Se desconocen datos fidedignos de su vida, anteriores a su incorporación a la orden de predicadores en Pisa siendo diácono. En 1396, se le designó prior, cargo en el cual destacó por el impulso que dio a la reforma de la orden. Fue maestro de novicios y de teología en el convento de Cortona; sobresalió como director espiritual y brillante predicador. Sin temor a ser contagiado, auxilió a enfermos durante la plaga que azotó a las ciudades de Pistoia y Fabriano. Por su sapiencia, el pueblo lo llamaba el Arca de la Ciencia. Dio ejemplo a sus hermanos de congregación y feligreses con su vida de oración, ayuno, penitencia y devoción. Sufrió una herida en la pierna, la cual dolorosamente le acompañó el resto de su vida. Por el ejemplo de su silencioso y paciente sufrimiento —el cual ofreció a Dios—, se incrementaron la admiración y el cariño de los religiosos y del pueblo. Amado por su comunidad, falleció en Pistoia, donde aún se venera su cuerpo. Pío IX confirmó su culto en 1851. Iconografía: con hábito de la orden dominica en actitud de oración.

Santos: Lorenzo Ruíz y compañeros, mártires, Wenceslao de Bohemia, mártir y Simón de Rojas, presbítero.

SAN WENCESLAO DE BOHEMIA, del teutónico, "dotado de gloria y fama" (907-929). Oriundo de Praga, hijo del duque Vratislao I, cristiano, y de Drahomira, tal vez recién convertida. Su padre y su abuela le inculcaron los valores evangélicos y una amplia cultura, en tanto su madre, quien ejercía nefasta influencia con el hijo menor, Boleslao, no le demostraba afecto. A los 14 años quedó huérfano de padre, por lo que su madre tomó el poder y gobernó con prepotencia. Al contar con la edad adecuada, Wenceslao ocupó su cargo en el ducado, donde se distinguió por su justicia y equidad; debido a esto, logró el afecto del pueblo. Además, fue hombre piadoso y de oración. Sin embargo, las intrigas de su madre dañaron la mente del hermano menor, quien, sintiendo envidia por la buena imagen de Wenceslao, lo mandó asesinar cuando entraba al templo. Los testigos, enardecidos por el crimen, aprehendieron a los magnicidas y los entregaron a la justicia. Su sepulcro fue centro de peregrinaciones y hechos milagrosos, por lo que el pueblo inició su veneración como santo. Sus reliquias fueron colocadas en la catedral de San Vito en Praga, donde aún reposan y es patrono. Iconografía: con regio atavío y una palma alusiva al martirio. Intercesor para lograr la unidad entre las familias.

Santos: Miguel, Gabriel y Rafael, arcángeles. Fraterno de Auxerre, obispo y beato Carlos de Blois, duque.

SANTOS MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL, del hebreo, "quién como Dios", "fuerza de Dios" y "Dios ha sanado", respectivamente, Arcángeles. Miguel (Ap 12, 7), conocido como Príncipe de la Milicia Celestial, en virtud de haber arrojado el demonio al infierno. De cuerdo con la tradición, tendrá un papel preponderante en el Juicio Final, al sopesar las obras buenas de los justos (Dn 12, 1). Iconografía: con armadura militar y espada, en lucha contra el demonio, vencido a sus pies; puede llevar una balanza, en alusión a que pesa las obras de la humanidad. Intercesor eficaz contra los enemigos del cuerpo y del espíritu. Gabriel: Dios le encomendó importantes mensajes para comunicar en la Tierra. Su más honrosa misión fue anunciar a María Santísima el nacimiento del Redentor (Lc 1 26 ss.). Iconografía: entre otras representaciones, en la Anunciación, de pie con túnica blanca, alas y una azucena (pureza). Patrono de carteros y trabajadores de la comunicación. Rafael: En el Antiguo Testamento es narrada su historia, en el libro de Tobías, a cuyo hijo Tobit acompañó en un viaje para atender un asunto de su padre anciano, a quien sanó de ceguera con un ungüento elaborado con vísceras de un pescado. Iconografía: con vestimenta de peregrino, cayado y dos pescados. Protector de los viajeros y contra las enfermedades de la vista.

Santos: Jerónimo, doctor de la Iglesia, Eusebia de Marsella, religiosa y beato Federico Albert, fundador.

BEATO FEDERICO ALBERT, del germánico, "poderoso en la paz" (1820-1876). Fundador. Nació en Turín, Italia. Se ignora por qué vivió con sus abuelos maternos; de ellos recibe la educación elemental. Hacia 1835, decidió integrarse a la carrera de las armas. Sin embargo, un día, al estar en una iglesia, su vida cambió y se percató de que su vocación era consagrarse a Dios a través del sacerdocio. Ingresó en el seminario y continuó su formación en la Universidad Real de Turín, donde cursó estudios de teología y fue ordenado sacerdote en 1843. Fue nombrado capellán real, cargo que desempeñó sin descuidar el servicio y apostolado que proporcionaba a menesterosos e incluso a ladrones. El padre Albert vivió en un periodo en el que las relaciones entre el Estado y la Iglesia eran difíciles; sin embargo, su coherencia de vida —civil y religiosa— y virtudes hicieron que el rey Vittorio Emanuele reconociera su obra y méritos. Dejó su cargo para atender mejor a su feligresía y entró en contacto con san Juan Bosco. En 1850, trabajó en la parroquia de San Carlo; en 1852 fue designado vicario parroquial de Lanzo Torinese, lugar donde radico hasta su muerte. Su arduo trabajo, espiritual y material, convirtió a esta ciudad en el centro de las instituciones escolásticas y sociales de su región. Su vasta obra social abarcó la fundación de guarderías, orfanatos, casas de asistencia para jóvenes abandonadas, escuelas de idiomas y de música y normales para la formación de maestros. En 1869, creó la Congregación de las Hermanas Vicentinas de María Inmaculada, hoy conocidas como Monjas Albertinas. Declinó el nombramiento de obispo y en 1873 fundó una colonia agrícola, dados los problemas que este sector enfrentaba en su país. Al estar decorando su capilla cayó y quedó con heridas que le causaron la muerte. Beatificado por Juan Pablo II en 1984. Iconografía: con su vestimenta sacerdotal.