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SANTORAL OCTUBRE DEL 2007 / www.laverdadcatolica.org

 

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LUNES 1

Santos: Teresa del Niño Jesús o de Lisieux, doctora de la Iglesia; Romano el Cantor diácono. Beato Gaspar de Ficofiro, mártir.

SAN ROMANO el Cantor, del latín, “perteneciente a Roma” (490?-555?). Diácono. Los pocos datos biográficos que se tienen de él los proporcionan dos documentos menores, de origen litúrgico: el Sinasario y el Meneo, los cuales señalan como sitio de su nacimiento la ciudad de Emesa (actual ciudad de Homs, Siria). Romano fue ordenado de diácono en Beirut, Líbano. Viajó a Constantinopla (actual Estambul, en Turquía) en la época de Anastasio I (430?-518) para integrarse a la iglesia de la Santísima Madre de Dios. Dio ejemplo de oración, penitencia y gran fervor mariano; según la tradición, recibió de la Virgen el carisma poético que lo caracteriza. Su obra poética comprende más de mil himnos —muchos de ellos desaparecidos—, entre los que se encuentran uno en alabanza del nacimiento del Señor y numerosos kondakia, himnos para las festividades litúrgicas principales del año, especialmente las de Cristo y la Virgen; destacan entre sus composiciones las de carácter mariológico, en las cuales trata la figura de María a la luz de la vida y la obra redentora de Jesús. Del siglo VI data el documento más antiguo que conmemora la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María; este santo compuso en honor de dicha fiesta un himno basado en el evangelio apócrifo de Santiago. A su muerte, fue sepultado en la iglesia de Ciro. Se le considera el gran lírico eclesiástico de la Iglesia griega.

 

MARTES 2

Los Santos Ángeles Custodios

Santos: Legero Leodegario de Autún, mártir, y Tomás de Hereford, obispo.

LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS, del griego y el latín eclesiástico, “nuncios o mensajeros de Dios”. El pontífice Clemente X, en el año 1670, extendió a la Iglesia universal esta festividad para celebrarse en la fecha en que la celebramos actualmente. Los ángeles custodios o de la guarda acompañan a cada hombre, desde el nacimiento hasta la muerte; Dios les ha otorgado la función de dirigir al hombre al camino de la salvación. Su veneración surge en el siglo III. Tiempo después (1215), en el IV Concilio de Letrán, la angelología fue incluida en el canon de la asamblea eucarística. Iconografía: según la enseñanza de la Iglesia son seres espirituales e inmateriales; en su representación más conocida, portan túnica blanca, alas y aureola, cuando protegen a dos niños que cruzan un puente.

 

MIÉRCOLES 3

Santos: Francisco de Borja presbítero; María Josefa Roselló, fundadora, y Blanca o Cándida de Roma, mártir.

SAN FRANCISCO DE BORJA, del italiano antiguo, “franco”, “francés” (1510-1572). Presbítero. Perteneció a la nobleza: fue hijo del duque de Borgia. Nació en Gandía, España; era descendiente del pontífice Alejandro VI (o Rodrigo de Borgia, 1492-1503) y del monarca español Femando II, el Católico (1452-1516). Contrajo nupcias con Leonor de Castro, con quien procreó ocho hijos. Ocupó el cargo de virrey en Cataluña (1539). Fue virrey de Cataluña (1539-1543) y cuarto duque de Gandía (1543-1550). Al enviudar, en 1546, renunció a la vida terrenal e ingresó en la Compañía de Jesús; se ordenó de sacerdote en 1551. Durante su ministerio, se destacó por su fe y por ser orador de cualidades notables. En 1560 fue nombrado comisario general de los jesuitas de España. Bajo su cargo, la orden se extendió a América, donde ésta fundó misiones y colegios en la Florida, Nueva España y Perú; trabajó para fortalecer las estructuras internas jesuitas, por lo cual muchos lo consideran el segundo fundador de la Sociedad de Jesús. Por sus méritos y experiencia, se le nombró, en 1565, superior general de su orden, cargo que desempeñó hasta su muerte, acaecida en Roma. Fue canonizado por Clemente X (1670-1676) en 1671. Iconografía: vistiendo sotana, en éxtasis y con una custodia, que le alude a su devoción por la Eucaristía. Su lema era “Buscad primero el reino de Dios”.

 

JUEVES 4

Santos: Francisco de Asís fundador; Áurea u Oriana de Paris, abadesa, y Marcos de Egipto y compañeros, mártires.

SAN FRANCISCO DE ASÍS, del italiano antiguo, “franco”, “francés” (1182-1226). Fundador. Fue bautizado con el nombre de Juan. Nació en Asís, Italia, primogénito del rico comerciante en telas Pedro Bernardone y de doña Pica de Bourlemont. Su padre, de cariño, le decía Francesco, “francés”, por el afecto que tenía por la patria de su esposa (otra versión sostiene que fue por la afición del niño a la lengua y las letras francesas); de ahí derivó el nombre de Francisco, no difundido anteriormente. Vivió su adolescencia entre lujos y festejos, en tanto su padre lo preparaba para heredar los negocios, sin preocuparse de su formación espiritual. Hacia el año 1200 se inició una guerra entre Asís y Perusa (ciudad del centro de Italia), en la que participó el joven Francisco; fue aprehendido y llevado a la prisión, donde pasó dos años, hasta que su padre lo rescató y condujo al hogar, en el cual sufrió prolongada enfermedad (1203). Durante su recuperación (1205) se inició su conversión: ya no le interesaban el dinero, las vanas amistades ni los bailes (1205). El hecho que la inició fue la compasión que le inspiró su encuentro con un leproso en la derruida capilla de San Damián; aquí mismo oyó la voz del Crucificado quien le indicó: “Francisco, repara mi Iglesia”, frase con la cual entendió que debía iniciar la restauración del lugar; sin embargo, más adelante comprendió que la indicación de Cristo fue proteger a la Iglesia de las herejías de la época. Tuvo conflictos con su padre por abrazar la espiritualidad; no obstante, estaba decidido a servir a Dios en la persona de los pobres y enfermos. En un templo, ante el obispo, se despojó de sus lujosos ropajes y los entregó a su padre (1206). Vestido con una burda túnica parduzca, continuó la reparación de la capilla mencionada, además de la de San Pedro de la Espina y la Porciúncula. Su ejemplar vida atrajo a varios jóvenes, con quienes inició una fraternidad, apegados al Evangelio, viviendo en extrema pobreza y atendiendo a los más necesitados. Francisco escribió una Regla para hacer vida comunitaria, comunidad que fue llamada Orden de Frailes Menores (1208); obtuvo para ella, en Roma, la aprobación oral de Inocencio III en 1209. La instaló en Asís en 1210, y la Porciúncula fue la matriz. Dio el hábito a santa Clara de Asís (11 de agosto), y con ello se fundó la orden de las hermanas pobres o clarisas, en 1212. Estableció en el monte Auvernia un eremitorio, asistió en Roma al IV Concilio de Letrán y organizó las primeras misiones fuera de Italia (1213-1217). Redactó una segunda Regla, que fue aprobada con bula pontificia de fines de 1223. Se retiró a la oración a aquel monte entre el 15 de agosto y el 29 de septiembre de 1224; en tal lugar se imprimieron en su cuerpo los sagrados estigmas de la pasión del Señor. Escritor prolífico, entre sus obras se citan Admoniciones, Cántico de las criaturas, Oración ante el crucifijo de san Damián, Saludo a la Virgen María, La verdadera alegría, y Cartas. En 1225, casi ciego, y enfermo, se radicó en San Damián, dictó su Testamento y entregó su alma al Creador en la Porciúncula. Gregorio IX lo canonizó en 1228; el mismo pontífice encargó a Tomás de Celano escribir la biografía del Seráfico. Iconografía: de pie, con burda túnica café, en actitud orante, crucifijo en sus manos y una calavera alusiva a la penitencia extrema. En 2009, la Orden de Frailes Menores cumplirá ochocientos años. La obra de este notable santo es admirada aun por los no creyentes. La orden franciscana consta de más de cuarenta mil varones y ciento cincuenta mil mujeres, en 350 congregaciones en todo el mundo, y también con las corporaciones de laicos que forman la orden franciscana seglar, la Juventud Franciscana (JUFRA) y la Niñez Franciscana (NIFRA). Patrono de las sociedades protectoras de animales, de ecologistas, parques zoológicos, comerciantes y de quienes trabajan por la paz y los derechos humanos.

 

VIERNES 5

Santos: Plácido de Subiaco mártir, y Faustina Kowalska, religiosa. Beato Raimundo de Capua, presbítero.

SAN PLÁCIDO DE SUBIACO, del latín, “tranquilo” (siglo VI). Mártir. Los escasos datos que existen de él sostienen que era romano; no mencionan detalles de su familia e infancia. Fue discípulo de san Benito de Nursia (11 de julio), con quien convivió en los monasterios italianos de Montecassino y Subiaco. En esta última población fundó un monasterio, donde vivió en la austeridad, la oración y la penitencia. Su vida de santidad fue segada por unos piratas que asaltaron el monasterio y lo martirizaron junto con los monjes Flavio y Donato. Su culto es inmemorial; es el titular en el santoral de este día.

 

SÁBADO 6

Santos: Bruno de Colonia, fundador, y Fe o Foy de Agen, mártir. Beato Bartolomé Longo laico.

BEATO BARTOLOMÉ LONGO, del arameo, “abundante en surcos” (1841-1926). Laico. Nativo de Latiano, Italia. A los seis años de edad, sus padres lo internaron en un centro dirigido por padres escolapios en Francavilla Fontana, donde estudió durante once años. Continuó estudiando en Lecce y Nápoles. En 1823 culminó sus estudios de derecho. Durante el periodo universitario y por algunos otros años se sintió atraído por las filosofías ateas y las ideas anticlericales; por lo mismo, llevó una vida dedicada totalmente a la diversión, alejada de cualquier sentimiento religioso. Sin embargo, el Señor puso en su camino a dos seres que influirían en su con versión: el profesor Vincenzo Pepe y el sacerdote dominico Alberto Cadente. En 1865, el día de la celebración del Sagrado Corazón de Jesús, en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Nápoles, tuvo lugar su reencuentro con Cristo; desde este momento, y hasta su muerte, fue ejemplo de vida cristiana y promotor incansable de la devoción a la Virgen del Rosario. En 1871 ingresó como terciario en la orden dominica y se le otorga como símbolo de su adhesión el “rosario del hermano”. Al año siguiente fue a radicar a la población de Pompeya, para administrar los bienes de la condesa De Fuscota; al llegar se percató de la precaria situación económica y moral de los habitantes y del estado ruinoso del templo; decidió reconstruirlo y ponerlo bajo la advocación de la Virgen del Rosario. Con el apoyo del obispo y el sacrificio de los pompeyanos logró construir un templo magnífico. Para colocarla en el centro del altar, se dio a la búsqueda de una imagen; pero las que encontró estaban fuera de su presupuesto; por ello, decidió comprar una pintura. Promovió la construcción de asilos, escuelas y otros establecimientos. A su arribo a Pompeya había hecho la promesa siguiente: “Si es verdad que tú, Virgen del Rosario, has prometido a santo Domingo que quien propaga el rosario se salva, yo me salvaré, porque no saldré de esta tierra de Pompeya sin haber propagado aquí tu rosario”. La misión de Bartolomé rindió frutos, pues durante los cincuenta años siguientes miles de peregrinos de los cinco continentes llegaron al santuario animados por la fe del heraldo de la Virgen del Rosario. Para evitar maledicencias, en 1885 contrajo matrimonio con su benefactora, la condesa De Fusco, con quien vivió treinta y nueve años; los dos hicieron voto de castidad. Su obra incluyó la edificación de la Ciudad de María, las Hijas del Rosario de Pompeya, un orfanato, una escuela comercial para hijos de presos y la devoción del rezo de los quince sábados. El Hombre de María fue sepultado junto con su esposa en la Cripta del Rosario de la basílica de la Virgen del Rosario de Pompeya. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1980. Iconografía: en una fotografía, con lentes y traje oscuro.

 

DOMINGO 7

XXVII DOMINGO ORDINARIO

Nuestra Señora del Rosario

Santos: San Marcos I, papa.

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, del latín, “corona de rosas” (1208). Desde el año 650 se encontraba en el Misal romano la primera parte del Avemaría como antífona de la misa del cuarto domingo de Adviento; Por los años 1100-1200, era rezada con frecuencia en varios países y las personas que no rezaban los ciento cincuenta salmos del libro homónimo del Antiguo Testamento, la repetían igual cantidad de veces. Para 1483, ya se había difundido la segunda parte de la oración que se inicia con “Santa María, madre de Dios”, pero en general era inusual rezar el Avemaría completo. No fue sino hasta 1569 cuando el pontífice san Pío V (1566-1572) prescribió y recomendó el rezo del santo rosario como se hace en la actualidad: con un Padrenuestro, diez avemarías y un gloría. Esta advocación mariana se originó en una revelación que santo Domingo de Guzmán (8 de agosto) recibió de María santísima; ella le encomendó difundir el rezo del rosario; Santo Domingo, sin haberlo inventado, lo recomendó como eficaz oración; después de su muerte, sus sucesores difundieron la repetición de la antífona mencionada, dado que, como ya se anotó, el Avemaría aún no se conocía completo. En 1913, san Pío X (1903-1914) fijó la celebración para esta fecha. Paulo VI (1962-1978), en su exhortación apostólica El culto mariano, publicada en 1974, considera que, después de la Liturgia de las Horas, el rosario es una oración excelente y eficaz que la familia católica está invitada a rezar (confróntese el párrafo 54). Nuestro recordado Juan Pablo 11(1978-2005), en la carta apostólica El rosario de la Virgen María (2002), especifica que es una oración cristocéntrica, debido a que en Cristo se centra la vida de los creyentes, y el rezo del rosario evoca la vida de Jesús, es contemplación y conduce a la perfección cristiana (confróntese párrafo 36). Iconografía (variada y favorita de artistas): María de pie o sentada, ataviada con vestido rosa y manto azul; porta al Niño Jesús en el brazo izquierdo y con su mano derecha muestra un rosario.

 

LUNES 8

Santos: Sergio y Baco de Roma, mártires; Thais o Taide de Egipto penitente, y Keina o Kenia de Cornualles, virgen.

SANTA THAIS O TAIDE DE EGIPTO, etimología desconocida (siglo IV). Penitente. En ocasiones se piensa que llegar a ser santo presupone una existencia de oración, enclaustramiento o martirio; si bien en muchos casos así ha sido, en otros no: ya que acérrimos pecadores recalcitrantes han logrado la santidad, y así lo demuestra la vida de Thais. Era egipcia. Se desconocen la fecha y el lugar de su nacimiento, y los detalles de su familia e infancia. Su biografía se remonta a su juventud, cuando, por su belleza se dedicó al oficio de la prostitución y vivió con riquezas y lujos; sin embargo, se dice que no era feliz. El hecho que cambió su vida pecadora fue conocer a un eremita dedicado a la oración y la penitencia, en la soledad del desierto de la Tebaida, y este eremita, con el tiempo, sería conocido como san Pafnucio (11 de septiembre); aconsejándola, logró el sincero arrepentimiento de Thais, quien abandonó su conducta disipada. El venerable varón le dijo que como penitencia, para que demostrara que estaba sinceramente arrepentida, permanecería el resto de sus días en la celda de un monasterio femenino, en continua oración y penitencia extrema. Tiempo después, por su piedad, Thais profesó en la vida religiosa, en la cual fue ejemplo de santidad y fidelidad al Creador hasta su muerte en aquel lugar. Su culto se pierde en la memoria de los tiempos. Iconografía: con burda túnica, en actitud orante; a su lado una calavera, alusiva a la penitencia. Intercesora de pecadores arrepentidos que llevaron una vida desordenada.

 

MARTES 9

Santos: Dionisio, Eleuterio y Rústico de Montmartre, mártires; Juan de Leonardi, fundador.

SANTOS DIONISIO, ELEUTERIO Y RÚSTICO DE MONTMARTRE, del griego, “consagrado al dios Dionisio”, “elevarse, subir” y, del latín, “perteneciente al campo, rústico”, respectivamente (siglo III). Mártires. Son conocidos por la obra Historia de los francos, escrita por san Gregorio de Tours (17 de noviembre), pero no se conocen fechas ni lugar de origen. Su historia comienza en la edad adulta, cuando Dionisio era el primer obispo de París, Eleuterio sacerdote y Rústico diácono; los tres fueron enviados a las Galias (actualmente territorio francés), con el propósito de difundir la palabra de Dios. Pese a sufrir la persecución contra los cristianos del emperador romano Decio (249-251), se consagraron a dar a conocer la fe cristiana. Al ser descubiertos, se les conminó a dar culto a los falsos dioses, a lo cual se negaron, por lo que fueron torturados; murieron decapitados en el Monte de Marte, nombrado después “de los Mártires”, y actual Montmartre. Años después, en los alrededores, se edificó la abadía de Saint-Denis. Iconografía: Dionisio con atuendo episcopal, con cadenas alusivas a su aprehensión, la palma del martirio; llevan en el brazo su cabeza; se le reconoce como el Apóstol de los francos. Su culto es inmemorial; desde el Medioevo, ya unificados los tres santos, a Dionisio se le invoca contra dolores de cabeza y la sífilis o mal francés.

 

MIÉRCOLES 10

Santos: Hugolino y compañeros mártires; Luis Bertrand, presbítero, y Tomás de Villanueva, obispo.

SANTOS HUGOLINO Y COMPAÑEROS, diminutivo italiano de Hugo, del germánico “inteligente” (siglo XIII). Mártires. Se ignoran detalles de su origen anteriores a su labor evangelizadora entre los musulmanes de Ceuta (antigua ciudad del actual Marruecos). Por desgracia su labor no progresó, ya que fueron descubiertos y decapitados. Son los primeros mártires franciscanos de Marruecos (1221). Los nombres de estos santos eran Daniel, Samuel, Ángel y Dono (laicos), y León, Nicolás y Hugolino (presbíteros). Su veneración se pierde en el tiempo.

 

JUEVES 11

Santos: Beatos Elías del Socorro Nieves del Castillo mártir, y Juan XXIII, papa. San Alejandro Sauli, obispo.

BEATO ELÍAS DEL SOCORRO NIEVES DEL CASTILLO, del hebreo, “mi Dios es Yahvé” (1882-1928). Mártir. Cerca de la población de Valle de Santiago, en Guanajuato, México, se localiza la laguna de Yuriria; en ella se encuentran varias isletas; Elías del Socorro nació en la de San Pedro. Era hijo de sencillos campesinos. Cursó estudios elementales en su tierra natal. A los ocho años recibió su primera comunión; a los doce padeció tuberculosis, de la que sanó por completo a pesar de que lo tuvo al borde de la muerte. Como su progenitor murió asesinado cuando él tenía trece años de edad, dejó la escuela y se dedicó a las faenas del campo para ayudar en los gastos del hogar. De esta etapa, sus biógrafos hacen mención de que casi perdió la vista, y desde entonces le fue necesario usar lentes. Cuando murió su madre (1900), trabajó como barrendero, cargador y mandadero. Más tarde, definió su vocación al sacerdocio, y por ello inició estudios eclesiásticos en el seminario agustiniano de la provincia de San Nicolás Tolentino, en Michoacán, México (1904-1911); los continuó en el seminario diocesano de Aguascalientes, hasta ser ordenado de sacerdote en 1916. En 1921 se le asignó ejercer su ministerio en la parroquia de La Cañada de Carache, población guanajuatense ubicada entre Cortazar y Celaya. Su misión pastoral se ensombreció debido a la persecución religiosa, por lo que, en 1926, el gobierno ordenó que todos los sacerdotes se trasladaran a las grandes ciudades; sin embargo, el padre Elías decidió no abandonar a su feligresía y continuó su misión en La Cañada, cuyos pobladores carecían de vías de comunicación, escuelas e instalaciones sanitarias. El año siguiente, la persecución se acrecentó, y el presidente municipal mandó fusilar a católicos y sacerdotes; por este motivo Elías administraba los sacramentos y celebraba la santa misa ocultándose; permanecía en una cueva del cercano cerro de La Gavia, y cuando se percataba de la ausencia de tropas, bajaba al pueblo para dar auxilio espiritual. Así transcurrieron catorce meses, disfrazado con gastadas ropas de campesino, hasta que, al cruzar ante un grupo de soldados, éstos advirtieron que bajo los harapos asomaba su hábito; fue capturado y llevado a La Cañada, donde la feligresía negoció en vano su liberación. El 10 de marzo de 1928 fue conducido por militares a Cortazar; y antes de llegar, el capitán le dijo que le había llegado la hora, a lo que el sacerdote respondió: “Morir por la religión es un sacrificio agradable a Dios”; le fue concedido hacer oración. Entregó su reloj a dicho militar e impartió la bendición al pelotón de fusilamiento, que se arrodilló al recibirla; inició la recitación del Credo, y sus últimas palabras fueron: “¡Cristo Rey!”. Beatificado por Juan Pablo II el 12 de octubre de 1997. Iconografía: en fotografía con sotana. La causa de su canonización está vigente en tanto que ocurra un milagro de primer orden que por su intercesión Dios conceda.

 

VIERNES 12

Nuestra Señora del Pilar

Santos: Serafín de Ascoli, religioso, y Wilfrido de Cork, obispo.

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR. Es una advocación de María santísima que procede de una tradición surgida en España, cuando ella misma todavía en vida se apareció sobre un pilar al apóstol Santiago el Mayor, cuando éste se encontraba en la ribera del río Ebro, cercana a la población de Zaragoza. Dicho acontecimiento ocurrió hacia el año 40 de la era cristiana, en un momento en que el apóstol estaba desalentado por no lograr la conversión de los pobladores. Nuestra Señora solicitó entonces a Santiago que en el lugar de su aparición se le construyera un templo, donde permanecería hasta el fin de los tiempos intercediendo ante el Padre por quienes le implorasen su protección. Clemente XII (1730-1740) fijó para esta fecha la celebración. Clemente XIII (1758-1769) proclamó a Nuestra Señora del Pilar patrona de España en 1760. En la actualidad, ella tiene una hermosa basílica en Santiago de Compostela (Galicia, España), adonde acuden innumerables peregrinaciones. Iconografía: María de pie, sobre un pilar, ataviada con vestido rebordado; lleva en sus brazos al Niño Jesús. En México, se le dedicó un hermoso templo, conocido como La Enseñanza (calle Donceles 102, centro histórico de la ciudad de México).

 

SÁBADO 13

Santos: Eduardo de Inglaterra, rey, y Teófilo de Antioquía obispo. Beata Alejandrina María Da Costa, religiosa.

SAN TEOFILO DE ANTIOQUIA, del griego, “amigo de Dios” (120-185).Obispo. Nació de padres paganos cerca del Eufrates, en los confines del imperio y cercanos a Persia. No se conocen particularidades de su vida anterior a la adquisición de vasta cultura en Grecia y la conversión de sí y de su familia al cristianismo. Datos fidedignos de su biografía los aportó el teólogo e historiador Eusebio de Cesárea (260?-340?). Fue electo sexto obispo de Antioquía (Turquía). Tiene renombre como padre apologista (un apologista es la persona que escribe una apología, o exaltación o defensa, de una causa, doctrina o persona). Uno de sus amigos, de nombre Autólico, le reprochó haber abandonado a los dioses, a lo que Teófilo respondió: “...Pido al único Dios la gracia de exponer toda la verdad... según su voluntad..., y a todo el que esto leyere lo guíe por su verdad y su gracia”. Emitió severas críticas a las deidades paganas, exhortó a la lectura y el estudio de la Sagrada Escritura e hizo ver a la feligresía de su diócesis la necesidad de purificar el corazón para alcanzar la verdad y la gracia de Dios. Entre su obra escrita destacan A Autólico, (tres tomos) y Contra la herejía de Hermógenes. Es el primero de quien se tiene noticia de haber utilizado el término triás-ados, o sea triada, trinidad, lo que fue de suma importancia en la teología trinitaria. Se desconocen la fecha y el lugar de su deceso. Su conmemoración anual fue establecida por el Martirologio romano en la segunda mitad del siglo IX.

 

DOMINGO 14

XXVIII DOMINGO ORDINARIO

Santos: Calixto, papa, y Juan Ogilvie mártir.

SAN JUAN OGILVIE, del hebreo, “Dios ha hecho gracia” (1579-1615). Mártir. Vio la primera luz en Glasgow, Escocia, en época de la reforma de su país. Su padre profesaba la religión presbiteriana y era un tenaz perseguidor de los católicos, en especial de la Compañía de Jesús, la cual, con el propósito de difundir la fe de Cristo, llegaba a tierras escocesas. El joven Juan era calvinista (sistema religioso y eclesiástico fundado por Juan Calvino —1509-1564——, que constituye una de las formas del protestantismo) y recorría Europa estudiando (1592). En esta etapa de su vida conoció la religión católica y se convirtió a ésta. Definió su vocación, y a los dieciséis años de edad ingresó en la Compañía de Jesús, en Austria. Al término de sus estudios eclesiásticos, en 1610, fue enviado a París para ordenarse de sacerdote. Pidió ejercer su ministerio en su país; con la anuencia de sus superiores, viajó a Escocia en 1613. Difundió la palabra de Dios en París, Londres y Edimburgo en forma clandestina, ocultándose de los perseguidores que atacaban la fe que Cristo enseñó. La misión en su tierra natal no duró ni un año, ya que fue descubierto y encarcelado; recibió maltrato y vejaciones, sin negar su ministerio sacerdotal, y por dos años soportó juicios inquisitorios y tortura, hasta morir mártir en la horca. Canonizado por Pablo VI (1962-1978) en 1976.

 

LUNES 15

Santos: Teresa de Jesús o de Ávila doctora de la Iglesia; Eutimio el Joven de Athos, monje, y Tecla de Kitzingen, abadesa.

SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA, del latín, “la que cosecha” (1515-1582). Doctora de la Iglesia. Nació en Avila, España, hija de Alonso de Cepeda y Beatriz de Ahumada, quienes la educaron en las virtudes de Cristo. Fue hermosa e inteligente. A ejemplo de su madre gustaba de la lectura, sobre todo de las vidas de los santos, de quienes aprendió el valor del martirio. A los trece años murió su progenitora, y ella se hizo cargo de su hermana recién nacida. El deceso le provocó desajuste emocional, pues sus amistades, para distraerla, le hicieron olvidar su piedad de la infancia, para dedicarse a fiestas, vanidades y lujos. Su padre, viendo ese desorden, la internó en el colegio de las religiosas agustinas de su tierra natal, lo que aceptó contrariada; sin embargo, el contacto con Dios le hizo definir su vocación religiosa, en 1531. A los veintiún años, pese a la oposición paterna, ingresó en la orden del Carmelo, y profesó en 1537. Su vida fue de oración y penitencia extrema. Es reconocida por haber reformado la orden carmelita, en cuanto a mayor clausura, silencio, pobreza y total apego a la regla, la cual, desde Avila, extendió a los diecisiete monasterios que estableció. De su obra escrita destacan Autobiografía, Las moradas y Libro de las fundaciones. Desde 1545 y hasta su muerte, tuvo experiencias místicas, éxtasis y revelaciones; recibió el fuego del amor divino, hecho que se reconoce como transverberación, cuando un ángel le atravesó el corazón con una flecha de fuego (el amor de Cristo), mientras una paloma (el Espíritu Santo) flotaba sobre su cabeza. Tuvo tentaciones del Maligno, las cuales logró superar con oración y penitencias. Falleció con fama de santa en la región de Alba de Tormes; sus reliquias se veneran en Avila, y son muy visitadas. Gregorio XV la canonizó en 1622. Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia en 1970. Iconografía: con hábito en el momento de la transverberación. Intercesora contra las enfermedades cardiacas.

 

MARTES 16

Santos: Eduviges de Polonia viuda; Margarita María Alacoque, religiosa, y Gerardo de Mayela, religioso.

SANTA EDUVIGES DE POLONIA, del germánico, “la combatiente” (1174-1243). Hija de los condes de Andechs (Alemania), lugar donde nació rodeada de riqueza. Como era tradición entre los nobles, fue educada en las letras y los valores de Cristo, con las religiosas benedictinas del monasterio alemán de Kitzingen. En su adolescencia contrajo nupcias con Enrique I de Breslavia, duque de Silesia (Polonia). De sus ocho hijos sólo sobrevivió la hija menor, de nombre Gertrudis. A pesar de que su enlace la convirtió en duquesa, se atestiguó que observaba una vida austera, que bajo sus sencillos vestidos usaba cilicios para mortificar su cuerpo y que ordenó que durante las comidas se leyesen, a semejanza de lo usual en los monasterios, las Sagradas Escrituras y vidas de santos. Gustaba de asistir a la santa misa. Visitaba a los encarcelados, era generosa con los pobres y atendía con esmero a huérfanos, viudas y enfermos. Para servir mejor a quienes a ella acudían, aprendió el idioma polaco. Su marido, pese a que no era afecto a la religión ni caritativo, gobernaba con justicia y atendía con solicitud a los habitantes del ducado. Eduviges logró que el duque liberase a los prisioneros que se rehabilitaran; y muchos de ellos, en agradecimiento, colaboraron en la construcción del monasterio cisterciense de Trebnitz, Polonia, donde su hija seria abadesa. Al enviudar, ingresó en dicho convento, vistiendo el hábito; era admirable su vida austera al extremo:
Dormía sobre tablas; hacía continua penitencia, oración y ayunos; se ocupaba en servir la mesa a las numerosas monjas. Se dice que realizó hechos milagrosos hasta su muerte, en olor de santidad, en el monasterio que mandó edificar. Clemente IV (1265-1268) aprobó en 1267 su culto. Es patrona de Polonia, en especial de las ciudades de Breslau (Wroclaw) y Silesia. Iconografía: con atuendo real, atendiendo a los pobres; en sus manos lleva una cesta con pan. Una jaculatoria para solicitar su intercesión es “Si de pobres, Eduviges, eres tú la protectora, ¡escucha la súplica humilde de quien tu socorro implora!”.

 

MIÉRCOLES 17

Santos: Ignacio de Antioquía mártir, y Juan Colobo el Pequeño, abad. Beato Baltasar de Chavarri, presbítero.

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, del latín Ignatius, modificación del celtibérico Egnatius (40?- 117?). Mártir. Antiguas crónicas indican que era sirio, contemporáneo de los doce apóstoles de Jesús. Era pagano. Se desconocen detalles de su vida anterior a cuando, siendo adulto, conoció y trató a los santos apóstoles Pedro y Pablo (29 de junio); fue discípulo de san Juan evangelista (27 de diciembre); de ellos adquirió vastos conocimientos que fortalecieron su fe en el Resucitado. Hacia el año 70 fue elegido obispo de Antioquia. En esta diócesis trabajó con celo pastoral y logró numerosas conversiones. Padeció la persecución del emperador pagano Trajano (98-117); sin embargo, pese a su avanzada edad, continuó su misión, interrumpida por las tropas de dicho monarca, las cuales, sin consideración alguna, lo aprehendieron y condujeron hacia Roma para ser ejecutado. En el trayecto a una muerte segura, recibió malos tratos y fue encadenado; no obstante su penosa situación, logró escribir su legado literario, que se conoce como Cartas o Epístolas, de valiosas enseñanzas teológicas, que en esa época confortaron a las primitivas comunidades cristianas de Efeso, Esmirna y Filadelfia, y las motivaron a permanecer firmes en la fe. Una vez que llegó a la Ciudad Eterna, fue conducido al Coliseo, donde murió mártir, devorado por los leones. La veneración de este gran mártir se pierde en la memoria de los tiempos. Iconografía: atuendo oriental de obispo, la palma del martirio y, a su lado, leones.

 

JUEVES 18

Santos: Lucas evangelista; Justo de Beauvais, mártir, y Amable de Riom, presbítero.

SAN LUCAS, del latín, Lucannus, “matinal”, “luminoso” (siglo i). Evangelista y mártir. Por la tradición se sabe que era natural de Antioquía de Siria; como en el caso de los santos de los primeros tiempos, se des conocen pormenores de su infancia y vida familiar. Hizo estudios avanzados para su época; ejerció la medicina. Se convirtió al cristianismo. Acompañó al apóstol san Pablo (29 de junio) en sus dos últimos viajes. Es autor de la tercera versión de los evangelios sinópticos y del libro de los Hechos de los Apóstoles, el cual escribió basándose en narraciones orales de los apóstoles sobre la vida y los hechos de Jesús. A la muerte de Pablo, es posible que haya predicado en las Galias, Italia, Macedonia, Dalmacia y otras poblaciones. Cabe hacer notar que Lucas, a diferencia de los otros tres evangelistas (Mateo, Marcos y Juan), tenía conocimientos sobre el arte de escribir; manifestó las fuentes en las que se documentó (Lc 1, 1-4). En sus escritos coloca a Jesús como el salvador del género humano, que vivió en el mundo para conducir a los pecadores al Padre. Porque su evangelio es el de más referencias a María santísima, se le ha llamado “el cronista de la Virgen María”. Tal vez murió en Bitinia, Asia Menor, o Patrás, Grecia, víctima de las persecuciones paganas. Iconografía: con túnica y manto de época, escribiendo; a su lado, un toro, alusivo al inicio de sus escritos, donde narra el sacrificio de Zacarías en el templo de Jerusalén. Intercesor de médicos, farmacéuticos, escritores y pintores (esto último porque se cree que hizo una pintura de María santísima, conocida como la Virgen del Popolo).

 

VIERNES 19

Santos: Juan de Brebeuf e Isaac Jogues y compañeros, mártires; Pablo de la Cruz fundador.

SAN PABLO DE LA CRUZ, del latín, “pequeño” (1694-1775). Fundador. El mayor de dieciséis hermanos, nació en Ovada (Alejandría, Italia). Sus padres, Lucas y Ana María, eran de clase acomodada. En su primera infancia, fue formado en la religión por su piadosa progenitora; pese a ello, en su juventud lo asaltaron dudas acerca de la fe; sin embargo, se integró a grupos parroquiales y fue un laico comprometido. Ayudó a su padre en los negocios. En esta etapa tuvo que alistarse en el ejército para combatir contra los turcos, que amenazaban invadir Europa. De retorno a la casa paterna, Dios le comunicó sus designios por medio de voces interiores y por la intervención de María santísima, quien le hizo saber que su destino sería fundar una congregación religiosa cuyas pautas serian la soledad, la oración y la entrega al prójimo. Comunicó la idea al obispo, quien le impuso una túnica penitencial para que iniciara su compromiso (1720). Se retiró a la soledad, en oración, y así redactó la regla de su próxima fundación; sólo interrumpió su vida eremítica para atender enfermos pobres en un hospital romano. Hizo los estudios eclesiásticos y recibió la ordenación sacerdotal en Roma en 1727. Regresó a su retiro eremítico, donde, se dice, la Virgen María le habló: “Pablo, te espero en el monte Argentario...”. Más tarde, acompañado de su hermano mayor, Juan Bautista —quien sería su compañero, confidente y cofundador—, se dirigió a ese sitio; y por su ejemplo de vida, atrajeron piadosos compañeros; así fundaron la congregación pasionista, que recibió la aprobación pontificia en 1737. La espiritualidad pasionista se fundamenta en hacer memoria viva de la pasión de Cristo, con la inspiración del Espíritu Santo; su lema es: “¡Nosotros predicamos a Cristo crucificado!” (1 Co 1, 12). Su apostolado es atender con celo pastoral a los marginados, promoviendo entre los fieles el misterio de amor y dolor del martirio del Redentor. Pablo se distinguió por ser maestro y modelo de la sublime sabiduría de la cruz. Además, fundó en Roma el instituto de religiosas pasionistas de clausura. Escribió numerosas Cartas o Epístolas, Poemas y La muerte mística, entre otras obras. En uno de sus pensamientos expresó: “El crucificado resucitó y vive, y en El está la salvación”. Murió en Roma en olor de santidad. Fue canonizado por el beato Pío IX (1846-1878) en 1867. Iconografía: con hábito pasionista, escudo con la leyenda “Pasión de Jesucristo”, en sus manos crucifijo y libro, y a su lado una calavera alusiva a su vida eremítica.

 

SÁBADO 20

Santos: Artemio de Egipto, mártir; María Bertila Boscardín, religiosa, y Andrés de Creta obispo.

SAN ANDRÉS DE CRETA, del griego, “varonil” (siglo VII). Obispo. Nació en Damasco, Siria. Como es común entre los personajes de su remota época, se desconocen pormenores (fechas, estudios básicos, orígenes familiares, etc.) de su vida anterior al viaje que hizo a Jerusalén, donde ingresó en los monasterios de San Sabás y del Santo Sepulcro. En 865, Teodoro, patriarca de Jerusalén, lo envió a Constantinopla (actual Estambul, Turquía), donde fue ordenado en la iglesia de Santa Sofía (hagia sophia); ahí se le confió el cuidado de una casa dedicada a dar albergue a niños desamparados y de otra para la asistencia de ancianos. Poco tiempo después (692), por sus méritos fue consagrado obispo de Creta. Se distinguió por ser autor de himnos (los cuales marcaron un hito en la Liturgia Bizantina) y vehemente predicador. En la actualidad, se conservan más de una veintena de sus sermones. Se le considera el creador de la forma inmódica (extravagante, desmesurada) denominada kanon. Sus sermones son de importancia en el desarrollo de la mariología, ya que en ellos exalta la inmaculada concepción de María y su asunción corporal al Reino. Un ejemplo de esto se encuentra en el extracto que se intitula “Madre inmaculada. Homilía 1 en la natividad de la santísima Madre de Dios”: “Salten de alegría las madres, pues la que carecía de descendencia [Santa Ana] ha engendrado una Madre virgen e inmaculada”. Murió de causas naturales en su sede episcopal, donde el pueblo, convencido de su santidad, comenzó a venerarlo. También se le conoce como san Andrés de Jerusalén.

 

DOMINGO 21

XXIX DOMINGO ORDINARIO

Domingo Mundial de las Misiones.

Santos: Celia o Cetina de Lyon, viuda, y Antonio Maria Gianelli fundador.

SAN ANTONIO MARÍA GIANELLI, del etrusco Antonius, nombre de una gens romana (1789-1846). Fundador. Nació en Serreta, Italia. Sus padres eran de escasos recursos, pero se esmeraron en inculcarle desde la infancia piedad cristiana y el rezo diario del rosario a Maria santísima. En su juventud, decidió ser sacerdote; una dama italiana de amplios recursos, al notar su espiritualidad, le costeó los gastos desde su ingreso al seminario hasta su ordenación sacerdotal (ésta en 1812). Le fue asignada una parroquia en Génova, donde ejerció con celo pastoral su ministerio, y organizó y participó en misiones populares en las cuales predicó la palabra de Dios. Se distinguió por su generosidad y afecto para los marginados; se esmeró en la atención a los jóvenes —a quienes transmitió sus conocimientos y vasta cultura—, y en catequesis; dio conferencias y sobre todo propagó el amor a Jesús. En 1826 fue designado arcipreste de Chiávari: fue arduo su trabajo de reformar monasterios y puso especial atención en la formación espiritual de sacerdotes. Para atender y educar a niñas huérfanas, fundó con varias damas altruistas, y con vocación de servicio, la congregación de la Hijas de María Santísima del Huerto (1829). Por su méritos en 1838 fue nombrado obispo de Bobbio; realizó en su diócesis una eficaz labor pastoral, y propagó la devoción al Santísimo Sacramento ya María santísima. Hay que destacar su amor a la pobreza, su austeridad de vida. Murió pobre como lo deseó; su fallecimiento aconteció en Piacenza, Italia; se dice que no había recursos para comprar un ataúd digno y pagar los gastos del funeral. Sus reliquias reposan en la catedral de la que fue su diócesis. Canonizado por Pío XII (1939-1958) en 1951.

 

LUNES 22

Santos: Elodia y Nunilona de Huesca mártires, y María Salomé, viuda. Beato Timoteo Giaccardo, presbítero.

SANTAS ELODIA Y NUNILONA DE HUESCA, del griego, “ribera”, y del latín, “noveno”, respectiva mente (siglo IX). Mártires. Estas dos hermanas españolas, de cuya vida se desconocen detalles, vivían en Huesca y profesaban la fe de Cristo. Cuando Abd-A1-Rahman II, emir de Córdoba, emitió un edicto por el que mandaba que todo hijo de padre musulmán y madre cristiana debía abrazar la religión islámica. Como ambas estaban en esta situación y eran cristianas, para evitar la persecución se escondieron; pasaron un tiempo sin ser notadas. Pero fueron descubiertas, encarceladas y conminadas a profesar el islamismo, a lo cual no accedieron; por tanto, padecieron tortura y murieron decapitadas. Su culto es inmemorial. Iconografía: con vestido de época, palma por el martirio y una cimitarra (alusiva a su decapitación).

 

MARTES 23

Santos: Juan de Capistrano, presbítero; Servando y Germán de Cádiz, mártires, y Teodoro o Teodoreto de Antioquía mártir.

SAN TEODORO O TEODORETO DE ANTIOQUÍA, del griego, “don de Dios” (siglo IV). Mártir. A través de los tiempos han existido personajes casi desconocidos, por cuyo ejemplo de vida y méritos han merecido ser elevados a los altares. Este es el caso de Teodoro. No hay datos suyos antes de ser un celoso ministro de Cristo, cuyo trabajo pastoral fue realizado en Antioquía de Siria; se distinguió por haber erradicado el paganismo de esta tierra. En esa época, el emperador romano Juliano el Apóstata (Flavio Claudio Juliano, 36 1-363) le ordenó entregar los vasos sagrados; por haberse negado a tal sacrilegio, fue sometido a múltiples tormentos y murió decapitado. Los verdugos que lo ejecutaron confesaron haber visto ángeles protegiéndolo. Iconografía: con insignias sacerdotales (casulla y estola), en actitud orante, en el momento de su martirio.

 

MIÉRCOLES 24

Santos: Rafael Guízar y Valencia obispo; Antonio María Claret, fundador, y José Le de Vietnam, mártir.

SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA, del hebreo, “Dios ha sanado” (1878-1938). Obispo. En su infancia aprendió las primeras letras en la escuela parroquial de su tierra natal; continuó estudios en el colegio fundado por los padres jesuitas en la Hacienda San Simón. Tuvo gusto por la música; aprendió a ejecutar con gran habilidad varios instrumentos. Una tarde lluviosa se refugió en el santuario de Nuestra Señora del Barrio, donde, después de orar (sin saber cómo), salió con el semblante resplandeciente. Con la anuencia de sus padres, ingresó en el seminario de Zamora, Michoacán, en 1894; poco después murieron sus progenitores. Celebró su cantamisa el 6 de junio de 1901 en la parroquia de Colija. En el seminario fue maestro y director espiritual. Fundó colegios en Tulancingo, Cuernavaca y Zamora; en esta última ciudad fue nombrado canónigo de la catedral. Para el padre Rafael, “ganar almas para Dios” era el reto de su vida. Desarrolló vasta labor misionera en Cuernavaca (Morelos), Tulancingo (Hidalgo) y otras ciudades mexicanas; asimismo, en Cuba, Guatemala, Colombia, Venezuela y el sur de Estados Unidos. Fundó en Jacona, Michoacán, la cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, patrona del lugar, y la congregación de los Misioneros Esperancistas en 1907. Promovió la devoción a la presencia de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía y a la santísima Virgen María. En todos los pueblos predicó la doctrina cristiana basado en un sencillo catecismo que él escribió adecuándose a un lenguaje comprensible para los lugareños; aún es útil esta sencilla gran obra. Durante la Revolución Mexicana, pese a innumerables dificultades, logró predicar y dar atención espiritual a enfermos y moribundos. Recorrió pueblos disfrazado de vendedor de baratijas; esquivando las balas, se acercaba a los heridos y los auxiliaba a bien morir (llevaba oculta la sagrada comunión). En varias ocasiones fue desterrado de México. En los países mencionados dejó amor y generosidad para con los necesitados. En 1919, estando exiliado en La Habana, Cuba, en fructíferas misiones, recibió el nombramiento de obispo de Jalapa, en Veracruz; tomó posesión de la diócesis el 9 de enero de 1920. Atendió su obispado con intensa actividad; le eran característicos la alegría y su permanente sonrisa. Caritativo al extremo, auxilió en Jalapa a los afectados por un terremoto, y donó para los desamparados el dinero que se había designado para recibirlo y festejarlo al tomar posesión de su diócesis. Su misión episcopal (1920-1938) se desarrolló entre recorridos por todo Veracruz, atención a marginados y formación de futuros sacerdotes. Su celo pastoral no tuvo tregua, pese a padecer flebitis crónica y diabetes, que, con el tiempo y las carencias médicas de su época, cada día lo debilitaban más. Su muerte, con fama de santidad, ocurrió en la ciudad de México. Su cuerpo fue trasladado y sepultado en el cementerio de Jalapa. En 1950, al efectuarse la exhumación de su cuerpo, se le encontró incorrupto; sus reliquias se colocaron en una capilla de la catedral de la que fue su diócesis. Fue canonizado por Benedicto XVI en la Ciudad del Vaticano el 15 de octubre de 2006. Iconografía: en fotografías, con atuendo arzobispal y sonriendo.

 

JUEVES 25

Santos: Gaudencio o Gabino de Brescia, obispo; Antonio de Santa Ana Galváo presbítero, y Frutos de Segovia, eremita.

SAN ANTONIO DE SANTA ANA GALVÁO, del etrusco, Antonius, nombre de una gens romana (1739- 1822). Presbítero. Nativo de Guaratinguetá, estado de Sáo Paulo, Brasil. Nació en el seno de una familia cristiana acomodada. Desde pequeño tuvo el carisma franciscano en casa, ya que su padre era miembro de la tercera orden franciscana y del Carmen. En 1752, su padre lo envió a Belem (Bahía), a estudiar en el seminario de los padres jesuitas; al concluir sus estudios (1756), expresó su deseo de continuar en el seminario y convertirse en sacerdote jesuita; sin embargo, en 1760, su padre lo convenció de formar parte de la comunidad del convento de los franciscanos descalzos reformados de San Pedro de Alcántara. En 1762 recibió el orden sacerdotal; decidió trabajar sin descanso para defender el dogma de la inmaculada concepción de María. Cuatro años después firmó con su sangre su consagración a María, declarándose “hijo y esclavo perpetuo de María”. En 1768 fue designado predicador, confesor y portero (este último cargo era relevante, ya que era el primer contacto de quienes visitaban el convento); su celo pastoral no conocía límites físicos ni temporales: cuando era requerido, iba a auxiliar a quien lo llamaba sin importar el lugar, la hora o las condiciones del tiempo. Por ello pronto su labor fue conocida en la región y solicitada cada vez más. En 1769 se le asignó a una casa de retiro de mujeres piadosas, en Sao Paulo; en ella vivía sor Elena María del Espíritu Santo, vidente, quien aseguraba que nuestro Señor Jesucristo le ordenaba la fundación de un convento; fray Galváo la escuchó respetuosamente y convencido de la veracidad de las declaraciones de sor Elena, intercedió ante las autoridades eclesiásticas para realizar el mandato divino. La inauguración del Recolhimento da Luz tuvo lugar en 1774. Fray Antonio escribió la regla del instituto y organizó la vida de éste, que en 1929 quedó incorporado a la Orden de la Inmaculada Concepción. Su fuerza espiritual, gran fe y dones con los cuales el Señor lo dotó fueron la clave para que se le asignaran cargos, como maestro de novicios y guardián del convento de San Francisco de Sao Paulo. La obra de este gran franciscano finalizó al morir en el convento citado. A partir de su deceso, el pueblo, convencido de su cercanía con Dios, solicitó su intercesión para lograr algunos favores, los cuales fueron concedidos en innumerables casos; por ello, el 11 de mayo de 2007, su santidad Benedicto XVI lo canonizó durante su viaje a Brasil; es el primer santo nativo de ese país.

 

VIERNES 26

Santos: Evaristo, papa y mártir Cedd o Ceades de Londres, obispo, Luciano y Marciano de Vich mártires.

SANTOS LUCIANO Y MARCIANO DE VICH, del latín, “lux” y “perteneciente a Marte”, respectivamente (siglo III). Mártires. Nacieron en la población española de Vich, Barcelona. Son ejemplo de conversión y sincero arrepentimiento. Eran de familia pagana, dedicados a la astrología y la magia. Se dice que sus conocimientos sobrepasaban los límites de lo normal y que para la consecución de sus propósitos acudían al espíritu del mal, sin importarles el daño que hicieran a sus semejantes. En cierta ocasión, conocieron a una hermosa joven, a quien pretendieron conquistar con sus artificios; lo que ellos no sabían es que ella había consagrado su vida a Dios; pese a sus hechizos, no lograron que accediera a sus proposiciones. Persistieron en sus intenciones y recurrieron para ello al maligno, quien, se dice, les habló y dijo que todo el averno no podía contra Jesucristo, y a El había ofrecido su castidad la dama. Fue tal su azoro y a la vez su arrepentimiento, que en la plaza pública quemaron libros, objetos y todo lo relacionado con sus malas artes. Después se dedicaron a la oración como ermitaños y predicaron la palabra de Dios en su tierra natal, hasta que fueron descubiertos por las tropas del emperador pagano Decio (249-251), quien los mandó encarcelar y condenó a morir quemados en la hoguera. Numerosos testigos de su martirio en aras de la fe recuperaron sus restos y los colocaron en el templo de San Saturnino, en Vich; su culto se extendió por la península ibérica. Patronos de su tierra natal.

 

SÁBADO 27

Santos: Frumencio de Etiopía y Vicente de Ávila y compañeros, mártires. Beata Antonieta de Brescia, abadesa.

SAN FRUMENCIO DE ETIOPÍA, del latín, “comerciante de trigo” (siglo IV). Mártir. Oriundo de Tiro, actual Líbano. Lo único que se conoce de su vida anterior a los hechos que aquí se relatan es que fue discípulo del célebre filósofo Meropius. Sin conocerse pormenores, se sabe que durante una travesía por el mar Rojo la nave en la cual viajaba junto con su hermano naufragó cerca de las costas de Etiopía; los dos fueron rescatados y vendidos como esclavos al soberano de ese país. Frumencio, gracias a sus estudios, fue nombrado secretario del rey. A la muerte del soberano, la reina les permitió permanecer en la corte, introducir en Etiopía el cristianismo y abrir los puertos al comercio. Por su obra fue consagrado obispo de la nación citada. Se le llama el Apóstol de Etiopía.

 

DOMINGO 28

XXX DOMINGO ORDINARIO

Santos: Simón el Cananeo y Judas Tadeo, apóstoles y mártires. Abraham de Éfeso, obispo.

SANTOS SIMÓN EL CANANEO y JUDAS TADEO, del hebreo, “Dios ha escuchado” y “alabanza a Dios”, respectivamente (siglo I). Apóstoles y mártires. Por tradición, la liturgia romana celebra la festividad de ambos en esta fecha, ya que, al parecer, predicaron juntos. Pertenecieron al grupo de los Doce apóstoles que acompañaron al Mesías. Simón conocido como el Cananeo o el Zelote, por considerársele del grupo político-religioso de los zelotes, quienes pretendían liberar al pueblo judío del imperio romano. En el Nuevo Testamento es de quien se tienen menores referencias y se le coloca en el antepenúltimo sitio. Evangelizó en Egipto, Mesopotamia y, después, en Persia, junto con san Judas. Judas Tadeo. Denominado por san Lucas “hijo de Santiago”, lo cita en su evangelio en el penúltimo lugar entre los Doce (6, 12-19); Marcos (3, 18) lo llama Tadeo (del latín Tadeus, “el que alaba”), al igual que Mateo. Se presume que era pariente de Jesús e hijo de Santiago. Se le atribuye una Carta o Epístola canónica del Nuevo Testamento, escrita en el siglo I de nuestra era; en ella exhorta a los cristianos a mantenerse firmes en la fe, denuncia a los falsos maestros y ataca a los agnósticos (seguidores de la doctrina que afirma que la existencia de Dios y otros seres espirituales no es segura, pero tampoco imposible). En el siglo XIV, durante una revelación, Jesús le dijo a santa Brígida de Suecia que cuando quisiera conseguir ciertos favores pidiera la intercesión de Judas Tadeo. La muerte de estos apóstoles ocurrió, según la mayor parte de los estudiosos, en Persia; Simón fue aserrado por la mitad de su cuerpo y Judas a mazazos. Iconografía: con túnica de esa época e instrumentos de su martirio.

 

LUNES 29

Santos: Narciso de Jerusalén, obispo, y Joaquín Royo, mártir. Beato Miguel Rúa, presbítero.

SAN JOAQUÍN ROYO, del hebreo “Yahvé dispondrá” (1691-1748). Mártir. Nació en Hinojosa de Jarque (Teruel, España). Aunque no se conocen detalles de su infancia, sí se sabe que tuvo formación cristiana. A los dieciocho años tomó el hábito dominico en el convento de Nuestra Señora del Pilar en Valencia. Hizo el noviciado y los primeros estudios eclesiásticos; destacó por su piedad y por su deseo de ser enviado a tierras orientales para difundir la palabra de Dios. Fue enviado a Manila, Filipinas, en 1712; poco después de su llegada, terminó los estudios y se ordenó de sacerdote. Se le destinó a misionar en China, para lo cual escribió un catecismo en chino y numerosas cartas. En este país trabajo incansable en la evangelización durante treinta y tres años; recorrió las provincias en constante peligro de ser descubierto por las autoridades paganas, que hacían tenaz persecución tanto de los sacerdotes como de los recién convertidos. En la Navidad de 1745, disfrazado con ropa de campesino del lugar, se ocultó en la casa de dos laicas terciarias dominicas chinas; así pasó un tiempo administrando los sacramentos. Sin embargo, las tropas paganas que lo perseguían, amenazaron a los cristianos y los sometieron a torturas a fin de que lo denunciaran. El padre Joaquín, al ver esa indignante situación, se entregó para evitar mayores torturas a los seguidores de Cristo. Una vez aprehendido, por dos años lo mantuvieron preso y fue víctima de incontables vejaciones y tormentos; finalmente, lo asfixiaron, y quemaron su cadáver. Fue canonizado por Juan Pablo II en 2000, con un grupo de ciento veinte mártires de China. Iconografía: con hábito y la palma del martirio.

 

MARTES 30

Santos: Marcelo de León y compañeros mártires; Germán de Capua, obispo. Beata Dorotea Swartz, viuda.

SAN MARCELO DE LEÓN Y COMPAÑEROS, de latín,”perteneciente a Marte” (siglos III-IV). Mártires. No se conocen datos anteriores a su juicio y martirio, cuyas actas se conservan en Madrid, España. Nació en la ciudad española de León, que en esa época era sede de la legión romana Séptima Gemina, donde ocupaba el grado de centurión. Durante los festejos imperiales, los militares debían adorar a las deidades paganas; pero sucedió que, de súbito, Marcelo depuso las armas ante sus autoridades, se quitó el cinto militar, y arrojó su espada y el bastón de su grado militar. Al preguntársele sobre su actitud, contestó que sólo adoraba al Dios verdadero, y pedía ser siervo de Él. Acto seguido, fue encarcelado y sometido a juicio; tiempo después, se le trasladó a Marruecos, donde se le sentenció a morir decapitado. Existe otra tradición según la cual tres soldados de su ejército de nombres Claudio, Lupercio y Victórico se habían convertido al cristianismo; junto con Marcelo, se negaron a apostatar, y así fueron compañeros en el martirio. Su culto se pierde en la memoria de los tiempos. Sus reliquias se veneran en el templo dedicado a él en León. Iconografía: con atuendo militar, y palma y corona alusivas al martirio.

 

MIÉRCOLES 31

Santos: Quintín de Roma, mártir; Wolfango de Ratisbona obispo, y Alonso Rodríguez, religioso.

SAN WOLFANGO DE RATISBONA, del teutónico, “lobo que merodea” (927-994). Obispo. Nació en Suabia, Alemania, en familia acaudalada. No se conocen datos anteriores a su juventud, cuando, siendo profesor en Trevés, decidió consagrarse a Dios y por ello ingresó en la orden de San Benito (o benedictinos), en Einsiedeln; aquí cursó estudios hasta ordenarse de sacerdote en 964. Pretendió evangelizar en Hungría, pero fue rechazado; regresó a su país. Donde se le reconocía su celo, talento y santidad de vida, por lo que fue nombrado obispo de Ratisbona (Baviera). Logró la transformación de su diócesis con clérigos más fervorosos y atendió con generosidad a los marginados. Destacé por ser amable, indulgente y de amplia cultura. Fue preceptor de quien sería emperador de Alemania y del Sacro Imperio Romano, san Enrique II (973-1024). Decía estar agradecido con sus padres por el significado del nombre que le dieron: “Sólo que yo voy tras las ovejas para alimentarlas y no para comérmelas’, Al hacer una visita pastoral a Peppingen (en Linz, Austria), enfermó de gravedad; solicité que lo llevasen ante el altar, recibió los sacramentos y falleció ante un sinnúmero de feligreses que ya lo veneraban. Iconografía; con atuendo común episcopal y un lobo a sus pies. Invocado contra la parálisis y la apoplejía.

 




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