SANTORAL MAYO DEL 2008/ www.laverdadcatolica.org
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Santos: José, obrero, y Segismundo de Borgoña rey. Beato Clemente Septyckyj, mártir.
SAN JOSÉ, del hebreo, "Dios acrecentará" (siglo 1). Obrero. Este santo varón, padre de Cristo en la tierra, fue descendiente del rey David; sin embargo, su gloria se reflejó en su humildad y virtud. Cuidó de la Virgen María, su esposa, y del Niño Jesús, y les procuró del diario sustento, con su oficio de carpintero o artesano. La Sagrada Escritura no destaca su función, pero a través de los siglos la Iglesia descubrió en San José al obrero que colaboró en el plan salvifico de Dios como custodio del Redentor. Asimismo, es el mejor testimonio de que todo trabajo honrado lo debemos considerar como un acto de fe en Dios y en su Divina Providencia, para que cada uno de nosotros solventemos las necesidades de nuestra familia. Esta conmemoración la instituyó el pontífice Pío XII (1939-1958) en 1955, para indicar que el trabajo dignifica al hombre. Iconografía: José con vestimenta de época, trabajando en su taller con herramientas de carpintería, a su lado María y Jesús. En la ciudad de México se puede visitar la basílica dedicada a san José, en las calles de Ayuntamiento esquina Dolores, Centro Histórico.
Santos: Atanasio de Alejandría, doctor de la Iglesia; José Nguyen Van Luu y compañeros, mártires. Beato Nicolás Hermansson, obispo.
SAN JOSÉ NGUYEN VAN LUU y compañeros, del hebreo, "Dios acrecentará" (1854). Mártires. La Iglesia, en su misión de difundir la Palabra entre todo el género humano, ha sido continuamente perseguida por infieles que en el mensaje evangélico han visto peligrar su influencia en el pueblo debido a las ideas de fraternidad propuestas por el Maestro. Pese a ello, siempre habrá cristianos dispuestos a ofrendar su vida para cumplir el mandato de Jesús: "Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo" (Mt 28, 19-20). De los millones de fieles, hay quienes cumplen en grado heroico la consigna al dar testimonio, con su vida, de que lo altamente estimado entre los hombres es despreciable a los ojos de Dios (cfr. Lc 16, 15). Entre ellos se encuentran los llamados Mártires de Vietnam, quienes decidieron hacer vida la Palabra, entre los años 1745 y 1862; según el Vaticano, el número de católicos martirizados entre 1625 y 1885 ascendió a 130 000. La sangre derramada sirvió para que en la actualidad haya veinticinco diócesis y más de 6 millones de fieles en esas tierras. Su Santidad Juan XXIII (1958-1963) estableció la Jerarquía Católica Vietnamita en 1960. Entre los mártires se cuentan religiosos misioneros, miembros del clero local y laicos comprometidos, como José Nguyen Van Luu -sacrificado en un día como hoy-, quien fue uno de los dieciséis catequistas martirizados e integrante del grupo de los ciento diecisiete mártires que hoy recordamos. El pontífice Juan Pablo II (1978-2005) los elevó a la gloria de los altares en 1988.
La Santa Cruz
Santos: Maura de Egipto, mártir, y Teodosio de Pecersk, abad.
LA SANTA CRUZ, del latín, crux, crucis, instrumento de suplicio. Según el diccionario bíblico, la cruz es un signo formado por dos rectas que se cruzan; en tiempos prehistóricos se utilizó como ornamento y símbolo. Se dice que fue Semírarnis, reina de Asiria (región de Asia que comprendía la parte media de la cuenca del río Tigris), que vivió en el siglo IX a. c., quien ideó que la cruz fuese utilizada como instrumento de suplicio. En sus orígenes consistió en un poste afianzado al suelo, en el cual se ataba a un reo, a fin de que permaneciera ahí hasta su muerte por hambre y sed. Se deduce que esta tortura procedía de Oriente, desde donde se extendió a Grecia y a Roma. En esta última ciudad fue el castigo para los esclavos, reos de determinados crímenes, exceptuando a los de origen romano. Los hebreos no utilizaban este castigo, pero después de la dominación romana se aplicó a los más acendrados malhechores. La pena de muerte por crucifixión se aplicó en el Imperio Romano hasta la primera mitad del siglo IV d. C., cuando la abolió el emperador san Constantino el Grande (21 de mayo), al declarar al cristianismo religión de Estado. La cruz es la señal del cristiano debido a que, a partir de haber padecido el Redentor la muerte en ella, pasó de ser instrumento de suplicio a instrumento de redención, siendo divulgada así por los apóstoles. Según piadosas leyendas, en el siglo IV d. C., la emperatriz santa Elena (18 de agosto) en una fecha como hoy descubrió la Cruz en la que murió Cristo. En México, por tradición, conmemoramos hoy la festividad de la Santa Cruz; además, la religiosidad popular celebra a los trabajadores de la construcción, quienes en el sitio más alto de sus obras colocan una cruz y bendicen su edificación. Uno de los templos dedicados a esta veneración se localiza en avenida Del Taller esquina Clavijero, colonia Tránsito, Delegación Venustiano Carranza, en nuestra ciudad capital.
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Santos: Felipe y Santiago, apóstoles, y Ceferino Jiménez, mártir.
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, del latín ascensio, onis, "subida, exaltación", por excelencia, la de Cristo a los cielos (siglo 1). Esta solemnidad es una de las más antiguas de la Iglesia, que sin fecha fija se celebra el domingo anterior a Pentecostés. En sus orígenes se efectuaba en jueves, exactamente cuarenta días después de la muerte del Redentor; después del Concilio Vaticano II (1962-1965), las reformas litúrgicas lo ubicaron en el domingo cercano a dicha cuarentena. Se dice que este acontecimiento ocurrió en el Monte de los Olivos. La Sagrada Escritura lo narra en el Evangelio de Mateo 28, 16-20, así como en el libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11. Con esta conmemoración, la Iglesia nos invita a: 1) Seguir con fe a Jesucristo en su gloriosa Ascensión al cielo y habitar ahí, desde ahora, con el espíritu y el corazón rechazando el pecado; 2) Recordar que, entre los padecimientos espirituales y materiales de nuestra existencia terrenal, no reconozcamos otro consuelo que la esperanza de unimos, al término de la vida, con nuestro Redentor. Desde los primeros siglos del cristianismo se efectúa esta veneración y en el siglo IV se edificó un santuario en el citado monte. Iconografía: Jesús, con túnica blanca, heridas de su martirio en manos, pies y costado, asciende a la Gloria del Padre; desde la tierra, los apóstoles lo contemplan.
Santos: Eulogio de Alejandría, patriarca; Peregrino Laziosi de Forlí, religioso, y Ángel de Sicilia, mártir.
SAN PEREGRINO LAZIOSI DE FORLÍ, del latín peregrinus, extranjero; derivado de péregre, en el extranjero, y éste de áger, campo. Religioso (1265? -1345). Oriundo de la ciudad de Forlí, Italia, en el seno de una familia con vastos recursos económicos. Se desconocen detalles de su vida anteriores al acontecimiento que marcó su encuentro con Dios; éste sucedió cuando, en 1283, san Felipe de Benicio (23 de agosto), sacerdote de los Siervos de María conocidos como servitas, fue a predicar a Forlí, para que la población retornara el camino de la cristiandad y la obediencia al Santo Padre; la población mostró su rechazo y un grupo de muchachos lo echó del pueblo, entre ellos estaba Peregrino. Poco después, el joven reflexiona y, sinceramente arrepentido, acude al encuentro del santo para implorarle su perdón. A partir de ese primer contacto con la orden de los servitas, reflexiona en la vida que hasta entonces había llevado y en su alejamiento del Señor. El cambio fue radical; a partir de ese momento la oración, la penitencia y el amor hacia el prójimo serían las directrices de su vida. El amor al Señor, unido a una profunda devoción y amor a María, le caracterizarán. Solicita ser aceptado en la citada congregación, donde conoce al beato Francisco de Siena (12 de mayo), quien lo instruye y profundiza en la filosofía del instituto. Primero radicó en Siena, después regresó a su tierra natal para establecer ahí un enclave servita. En ambos conventos, las virtudes del hermano Peregrino llaman la atención de sus cofrades y pronto trascienden los muros conventuales, extendiéndose por la comunidad. Al convento acuden enfermos y pobres a solicitar del santo varón auxilio a sus necesidades físicas, espirituales y materiales. Se dice que el Señor le favoreció con el don de hacer prodigios inexplicables al ser humano (taumaturgia). Para la expiación de los pecados cometidos en su vida, se sometió a penitencias, dormía en el suelo, ayunaba y pasaba mucho tiempo de pie, lo cual le ocasionó que, a la edad de sesenta años, una llaga varicosa originara cáncer en la pierna derecha; el médico que lo atendió no tuvo otro remedio que amputarle la pierna. La noche anterior a la operación, Peregrino, arrastrándose, fue ante el altar para orar ante un crucifijo; extenuado se quedó dormido y en sueños vio que Cristo descendía de la cruz y le tocaba la pierna enferma, sanándole. Al día siguiente, al presentarse el doctor, éste quedó sorprendido al no encontrar ninguna cicatriz o síntoma de la enfermedad. Pronto la noticia se difundió por el pueblo, que acudía a ver al religioso favorecido por Dios y le rogaba su intercesión ante el Creador. Peregrino entregó su alma a su Señor en el convento de Forlí atacado por una altísima fiebre. Benedicto XIII (1724-1730) lo canonizó en 1726. Su cuerpo incorrupto se conserva en la basílica erigida en su honor en Forlí. Se le invoca como eficaz intercesor para la curación de cáncer, sida y enfermedades de la piel. Iconografía: postrado en el suelo ante un crucifijo, del cual baja Cristo y le toca su pierna enferma.
Santos: San Evodio de Antioquía, mártir, y Benita de Roma, virgen. Beata María Catalina Troiani, fundadora.
BEATA MARÍA CATALINA TROIANI, del arameo, "señora", y del griego, "pura" (1813-1887). Fundadora. Constanza Troiani nació en Giuliano di Roma, provincia de Frosinone, Italia. A los seis años muere su madre y, debido a ello, se encomienda su custodia y educación a las hermanas del convento de Santa Clara de Ferentino. En 1829 decide consagrarse al Señor, viste el hábito y profesa con el nombre de María Catalina de Santa Rosa de Viterbo; un año después emite los votos perpetuos; ese memorable día expresa: "Me acostumbraré a ofrecer cada acción antes de emprenderla y a vivir sin pausa en presencia de Dios, esforzándome en ser cada día mejor que el anterior". Se desempeña como docente en una escuela; desde el principio de su vida religiosa se fija la meta de impartir la Palabra de Dios a niñas pobres, sin importar su religión, nacionalidad o color; además, realiza varios oficios en el seno de su comunidad. Escribió una Crónica de su monasterio. En 1859 parte hacia Egipto; al llegar a El Cairo Nuevo, se establece en el barrio de Clot-Bey, donde atiende a niñas necesitadas de auxilio material y espiritual. Manifestó profundo amor y devoción al Corazón de Jesús, a María y a san José; su espiritualidad, entrega incondicional y celo evangélico pronto le ayudan a conseguir nuevos fieles cristianos a quienes enseña el Evangelio y proporciona educación; asimismo, logra nuevas vocaciones. En 1863 es nombrada superiora de la casa-misión, su obra adquiere relevancia y llegan nuevas hermanas. Debido a nuevas disposiciones eclesiásticas en 1868, la comunidad se independiza de las religiosas de Ferentino; de esta separación surgen las Franciscanas Misioneras del Corazón Inmaculado de María, (llamadas hasta 1950 Franciscanas Misioneras de Egipto), y en 1897 se integran a la Orden Franciscana, de la cual María Catalina es fundadora y primera superiora. Destaca por velar a niñas desamparadas, lucha contra la esclavitud, rescata a quienes eran compradas para los harenes y defiende los derechos de la mujer; por la tarea que realizó se le llamó con cariño "Mamá Blanca". Su extenuante obra se prolongó durante veintiocho años; estableció casas en Egipto, Palestina, Malta y en otras ciudades italianas. Agotada por su labor, entrega su alma en la ciudad de El Cairo. Juan Pablo II (1978-2005) la beatificó en 1985. Iconografía: con el hábito de su orden, rodeada de niños y como fondo las pirámides de Egipto.
Nuestra Señora de la Luz
Santos: Santas Rosa Venerini, fundadora, y Flavia o Domitila de Roma, mártir.
NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ, del latín, lux, "luz, luminoso" (siglo XVIII). En uno de los murales, en la parte alta del lado izquierdo, dentro de la Catedral de León (Guanajuato, México), se admira la escena en la que un pintor, guiado por la descripción de una religiosa desconocida, con diestras pinceladas dejó para la posteridad el icono de pequeñas dimensiones que preside dicha catedral. La devota feligresía leonesa reconoce, en la Madre Santísima de la Luz, a su patrona y protectora desde 1848. Dicha imagen tiene su origen en Sicilia (Italia): Una religiosa anónima tuvo la visión de Nuestra Señora, tal y como se conoce en la actualidad; a ella el sacerdote Antonio Genovessi le indicó dar a conocer la imagen en una pintura. Al no tener la religiosa aptitudes para el arte, la Virgen María se le volvió a aparecer y la vidente la describió a un pintor profesional. Dicha representación -con firma de autenticidad al reverso-- fue donada en 1732 por la Compañía de Jesús, a fin de que fuese conocida en América y en un sorteo resultó beneficiada la citada ciudad guanajuatense en 1770. En el año 1866 se le edificó un templo (actual Catedral Basílica) y se le colocó en el altar mayor. El beato Pío IX (1846-1878) la proclamó patrona de dicho obispado. Poco después, representantes de León XIII efectuaron la coronación pontificia en 1902. Actualmente, esta Catedral Basílica cuenta con un museo de arte sacro, donde se exhiben bellos tapices, pinturas, ornamentos litúrgicos, custodias y vasos sagrados, que se han utilizado a través de los años. Con fecha 29 de junio del año 2007, el pontífice Benedicto XVI elevó la diócesis de León a la categoría de arquidiócesis (del latín dioecesis, y éste del griego dioikesis, de dioikeo, administrar), con varias diócesis sufragáneas gobernadas por un arzobispo. Iconografía: Nuestra Señora de pie, ataviada con vestido blanco, manto azul; dos ángeles la coronan; a su izquierda uno le presenta un canasto con corazones, en el brazo izquierdo porta al Niño Jesús, quien con sus manos toma un corazón. A la derecha, cerca de sus plantas, un dragón con enormes fauces intenta devorar a un hombre; sin embargo, María Santísima lo impide levantándolo con su mano derecha. Intercesora en padecimientos de los ojos y de embarazadas. En la catedral leonesa, cada semana, se le dedica entre cantos y procesión el piadoso ejercicio Miércoles del Año. De entre las alabanzas que incluye podemos recitar: "Salve al esplendor del cielo, de piedad fuente infinita, Madre de la Luz bendita, sé nuestro amparo y consuelo".
Santos: Benedicto I, papa, y Pedro de Tarantasia, obispo. Beata María Catalina de San Agustín, religiosa.
BEATA MARÍA CATALINA DE SAN AGUSTÍN, del arameo, "señora", y del griego, "pura" (1632-1668). Religiosa. Catalina nació en Saint-Sauveur-le-Vicomte, Francia. Su familia guardaba estrecha amistad con san Juan Eudes (19 de agosto), hombre de gran espiritualidad y fundador de dos congregaciones; esta relación será determinante en la formación espiritual de Catalina. En 1634, debido a la muerte de su madre, es confiada al cuidado de sus abuelos maternos, quienes sostenían un hospital para pobres adjunto a su casa. A los cuatro años de edad manifiesta su deseo de servir a Dios y a los diez se consagra a la Virgen María; para tal efecto redacta y firma un documento en 1642. Al año siguiente hace votos privados de castidad y toma como modelo de vida a la Madre de Jesús; asimismo, decide dedicarse a la oración y meditación. Para fortalecerse, comulga semanalmente. Después de dos años de preparación como aspirante en el monasterio de San Agustín, adjunto al hospital de Bayeux, ingresa en la orden agustiniana. Realiza su toma de hábito, dos años después pronuncia sus votos perpetuos y adopta el nombre de María Catalina de San Agustín (1646-1648). Enterada de las carencias de personal en el hospital de las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús, ubicado en Québec, Canadá, solicita ser enviada al mismo; pese a la oposición paterna, logra su cometido; durante la travesía enferma severamente. Al arribar al nuevo mundo, una vez recobrada la salud, dedica su vida al servicio de la población nativa y europea afectada por la pobreza y el hambre, y azotada por diversas enfermedades. Pronto, por su caridad y virtudes se hace amar y es admirada por quienes la tratan. Se dice que tuvo experiencias místicas y que el maligno la atormentaba continuamente. La incansable entrega provoca su deceso a la temprana edad de treinta y seis años. Se le considera una de las fundadoras de la Iglesia católica del Canadá. Juan Pablo II (1978-2005) la beatificó en 1989.
Santos: Pacomio de la Tebaida, abad, e Isaías, profeta. Beata Teresa de Jesús Gerhardinger, fundadora.
BEATA TERESA DE JESÚS GERHARDINGER, del latín, "la que cosecha" (1797 -1879). Fundadora. Nació en Ratisbona, Alemania, y fue bautizada con el nombre de Carolina. Su vida y parte de su obra se vio envuelta en las vicisitudes -sociales, políticas y religiosas-, originadas por la Revolución francesa iniciada en 1789. Fue educada bajo los cánones de la orden de san Agustín. Se desconocen pormenores de su infancia y juventud; tuvo que abandonar la escuela al ser cerrada ésta por el gobierno bávaro (1809); sin embargo, Carolina conservó los valores cristianos que le habían inculcado con la convicción de dedicarse a Dios. En 1828, al restablecerse las libertades religiosas, encuentra el clima propicio para cristalizar la idea surgida desde hace tiempo: crear un instituto para la educación cristiana. Así, junto con varias compañeras de ideas afines, abre un convento, donde establece la primera Escuela de las Hermanas de Notre Dame. Por su admiración a la vida y obra de santa Teresa de Ávila (15 de octubre), adopta este nombre. Funda la congregación de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora; recibe la aprobación pontificia de su Regla y Constituciones en 1854. La hermana Teresa manifestó vocación innata como guía de religiosas y educandas. Su carisma y profunda fe permitió la rápida expansión de su congregación a toda Europa y a Norteamérica, donde fundan escuelas -diurnas y nocturnas para trabajadoras-, primarias y para preescolares, orfelinatos y las llamadas "Casas de Día", donde las madres trabajadoras dejaban a sus hijos mientras laboraban; asimismo, funda escuelas femeninas de capacitación para el trabajo en fábricas, talleres o industrias. Con fama de santidad, querida, respetada y admirada por alumnas y hermanas religiosas entrega su alma en Munich, Alemania. Su Santidad Juan Pablo II la beatificó en 1985. En la actualidad, la congregación cuenta con cerca de cinco mil religiosas que trabajan en treinta y tres países. Iconografía: con el hábito de su orden, libro en mano y rodeada de niñas con útiles escolares.
Santos: Antonino de Florencia; Gordiano y Epímaco de Roma, mártires, y Juan de Ávila, presbítero.
SAN JUAN DE ÁVILA, del hebreo, "Dios ha hecho gracia" (1499-1569). Presbítero. De origen español, nació en Almodóvar del Campo; hijo de familia con vastos recursos; sus padres católicos le infundieron la fe y le procuraron esmerada instrucción básica. En 1512 inicia estudios de leyes en la Universidad de Salamanca (España). En 1517 regresa a su tierra natal, donde permanece tres años; a pesar de su juventud, no le atraen las diversiones mundanas, prefiere estar en casa, como en un retiro voluntario en vida de piedad y oración. En dicha época, Dios le permite discernir su vocación hacia el sacerdocio, ingresa en la Universidad de Alcalá y cursa los estudios eclesiásticos hasta recibir la ordenación sacerdotal (1520-1526). En los inicios de su ministerio viaja a Sevilla con la intención de dirigirse a América y misionar en Tlaxcala (México). Sin embargo, Nuestro Señor le tenía reservado un especial cometido en su país. Vivió en austeridad, como presbítero dedicado a la oración. Pese a su buen ejemplo padeció calumnias; fue arrestado y sometido a juicio por el Santo Oficio; pero habiéndose aclarado su situación los inquisidores emitieron pública sentencia absolutoria quedando en libertad (1531-1534). A partir de 1535 ejerce fecunda misión en Córdoba; continúa en Granada, donde obtiene la conversión de san Juan de Dios (8 de marzo), y funda en 1538 un colegio que a la postre sería el Seminario Conciliar de San Carlos. Excelente predicador y eficaz guía espiritual; su apostolado se extendió en Andalucía, Sevilla, Jerez de la Frontera, Extremadura, etcétera. Estableció la Universidad de Baeza y fundó quince colegios en España. Escritor de numerosas Cartas y el tratado espiritual Audi filia. Víctima de prolongada y dolorosa enfermedad, muere en la población hispana de Montilla. Pablo VI (1963- 1978) lo canonizó en 1970. Iconografía: con sotana, en sus manos porta crucifijo y libro. Patrono del clero secular español y apóstol de Andalucía.
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Santos: Estela de Francia, mártir, e Ignacio de Laconi, laico.
DOMINGO DE PENTECOSTÉS, del latín pentecoste, y éste del griego pentekosté, "cincuenta", "quincuagésimo". Pasados cincuenta días del Domingo de Resurrección, la Iglesia católica celebra la solemnidad de Pentecostés y con ésta concluye el tiempo pascual. La tradición bíblica señala que Pentecostés recordaba la promulgación de la Antigua Ley en el monte Sinaí y la ofrenda de las primeras cosechas. La liturgia católica con igual nombre celebra la Pascua de Cristo consumada con la efusión del Espíritu Santo a los apóstoles y a María Santísima, reunidos en el cenáculo donde se había efectuado la Última Cena el Jueves Santo. Iconografía: los Doce, reunidos con la Madre de Dios, reciben el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre la cabeza de cada uno.
Santos: Nereo, Aquilea y Pancracio de Roma, mártires, e Ignacio de Laconi, presbítero. Beata, Imelda Lambertini, virgen.
BEATA IMELDA LAMBERTINI, del germánico, "la que lucha con energía" (1322-1333). Virgen. Oriunda de Bolonia, Italia. Se cuenta con pocos datos de su vida. La tradición indica que a la edad de nueve años fue admitida en el convento dominico de Santa María Magdalena, en Valdipietra. Su mayor anhelo era recibir a Cristo en la Eucaristía; sin embargo, no alcanzaba la edad establecida -en ese tiempo- para recibir la primera comunión. Su sueño se cumplió en la Vigilia de la Ascensión, cuando al rezar en misa, arrodillada ante el altar “... una hostia apareció sobre su cabeza..."; el asombrado sacerdote celebrante se la proporcionó, en tanto que otras religiosas que presenciaron el milagro eucarístico fueron a comunicárselo a la abadesa; al llegar ésta a la capilla descubrió que, envuelta en un éxtasis de amor y alegría, la pequeña Imelda había fallecido. Se le considera patrona de los niños y las niñas que hacen su primera comunión, quienes la invocan así: "Niña querida del Niño Jesús, moriste de amor a Él en la hora misma de recibir tu primera comunión; sé tú mi intercesora, para con el Divino Niño. Preséntale mi corazón...". León XII (1823-1829) la beatificó en 1826. Su cuerpo se conserva incorrupto. Iconografía: con hábito dominico arrodillada ante el altar; sobre ella se aprecia una sagrada forma.
Nuestra Señora de Fátima
Santos: San Eutimio el Grande de Palestina, ermitaño, y los mártires de Alejandría.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, del árabe, "espléndida" (1917). Los videntes de esta manifestación mariana, ocurrida en Fátima (Portugal), fueron tres humildes niños pastores, hoy beatos Francisco y Jacinta Martos (20 de febrero), de nueve y siete años, respectivamente, con su prima Lucía, de diez años. Estando los menores cuidando sus ovejas, en 1916, un ángel se les apareció y les indicó rezar el rosario con la jaculatoria: "Oh, Jesús mío, perdona nuestro pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre a los más necesitados de tu misericordia", a fin de prepararse para la "visita" que al año siguiente les haría la Santísima Virgen María, así como a pedir perdón por los pecados del género humano y por la paz del mundo debido a las catástrofes de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Dichas apariciones sucedieron en el pueblo portugués de Cova de Iría, cercano a Fátima; ahí los tres niños contemplaron sobre una encina a la Madre de Dios una vez al mes, del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917. En esta última fecha ella reveló su nombre al decir: "Yo soy Vuestra Señora del Rosario"; además de recomendar el rezo diario del santo rosario, la constancia en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. Debido a dicho acontecimiento la expectación del pueblo fue tal que cada mes acudían numerosos fieles, --quienes, aun sin ver a la Divina Señora-, sentían su presencia, por lo cual en la última aparición la multitudinaria asistencia atestiguó particulares movimientos del Sol en medio de incesante lluvia. Estas revelaciones fueron aceptadas por la Iglesia después de acuciosos estudios, y el testimonio de los pastorcillos y de los pobladores del lugar. La devoción a Nuestra Señora de Fátima se ha propagado en el mundo entero, así como la devoción de rezar el rosario. En el sitio de las apariciones hay una basílica donde acuden millares de peregrinos. Iconografía: sobre una encina, Nuestra Señora del Rosario, ataviada con vestido blanco, manto y banda en la cintura de color azul celeste, rosario en sus manos; a sus pies, los tres niños la contemplan.
Santos: Matías, apóstol; Miguel de Garicoits, fundador, y María Dominga Mazzarello, cofundadora.
SAN MATÍAS, del hebreo, "Don (regalo) de Yahvé" (siglo I). Apóstol. Con el apóstol san Pedro (29 de junio) como responsable del Colegio apostólico, al morir Judas Iscariote el grupo de los Doce quedó incompleto y había que sustituirlo, ya que dicho número evocaba a los doce hijos de Jacob o bien a las doce tribus de Israel. Por lo cual Pedro determinó hacer un sorteo. Todos se unieron en oración, a fin de ser precisos en la designación; Pedro propuso a dos personas que habían seguido fielmente al Mesías desde su bautismo en el Jordán hasta su gloriosa Ascensión: uno fue José, llamado Barsabás y por sobrenombre el Justo y el otro fue Matías; este último resultó electo por la comunidad apostólica. (cfr. Hch 1, 20-26). El Nuevo Testamento no menciona mayores datos acerca de él; sobre su muerte existen leyendas con dos versiones: una que murió en paz, y otra que fue lapidado o decapitado. Fue sepultado en Roma y trasladado su cadáver a Trier (Tréveris), en la actual Alemania, donde existe la única tumba que se conoce de un apóstol. Iconografía: con atuendo de época, con túnica y capa, como atributos por su martirio espada y piedras.
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE
Santos: Isidro, labrador, y Juana de Lestonnac, fundadora.
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE, del latín, sacro "sagrado" y do, "dar", o bien del griego presbítero (anciano). La tradición bíblica acepta que Cristo es el único mediador entre Dios y la humanidad, de ahí se deriva que el único poseedor del sacerdocio que Dios quiere es Jesucristo, el Sumo y Eterno Sacerdote (cfr. Hb 4, 14). Aquí, en la Tierra, los sacerdotes, también llamados presbíteros, adquieren con su ordenación el sacerdocio ministerial, que los obliga a encargarse de los oficios del culto divino, así como a la impartición de los sacramentos y a la conducción del pueblo de Dios hacia una vida cristiana, con la difusión del Evangelio. La festividad de éste día tuvo su origen en España, en la congregación de los Oblatos de Cristo Sacerdote, y fue aprobada por Pablo VI (1963-1978) en 1971; desde 1974 se incluyó en el Calendario Litúrgico. Nuestro recordado pontífice Juan Pablo II (1978-2005), en 1996, en conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales, envió, desde Madrid (España), textos para adicionarlos en la Liturgia de las horas. Iconografía: no es frecuente; sin embargo, hay estampas en las cuales se representa a Jesús de pie, ataviado con alba y estola, insignias del ministerio sacerdotal, llevando en sus manos la hostia consagrada y el copón.
Santos: Juan Nepomuceno, mártir; Gemma Galgani, laica, y Andrés Bobola, mártir.
SANTA GEMMA Galgani, del latín, "piedra preciosa" (1878-1903). Laica. Originaria de la población italiana de Camigliano, cerca de Lucca; de familia católica. Cuando a los ocho años quedó huérfana de madre, su padre la encomendó a la congregación de Religiosas de Santa Zita (27 de abril), quienes le dieron instrucción. En 1897, al morir su progenitor, la niña, de condición enfermiza, vivió con la bondadosa familia Giannini. En plena juventud enfermó de gravedad de una osteítis vertebral; una meningitis le ocasionó sordera temporal; sufrió abscesos en la cabeza que la dejaron sin cabello y una parálisis que la mantuvo meses inmovilizada en cama; sin embargo, toleró sus dolores expresando: "Haz de mí lo que quieras, Jesús. Soy toda tuya". Se cuenta que san Gabriel de la Dolorosa (27 de febrero) le indicó rezar una novena al Sagrado Corazón; al concluir ésta, milagrosamente quedó sana. Deseaba consagrarse a Dios como religiosa, pero debido a su deficiente salud no fue posible; no obstante, su amor al Crucificado la fortificó para ofrecer sus angustias a la Pasión del Señor. En 1899, su inmenso amor a la Pasión permitió que en un éxtasis su cuerpo quedara estigmatizado con las heridas de Cristo que, cicatrizadas, los jueves por la tarde sangraban hasta el viernes de cada semana; a este especial fenómeno se le llamó la Hora Santa de Gemma; además, aparecían señales de la flagelación y en su cabeza las de la corona de espinas; esta gracia perduró hasta su deceso. Por instrucciones de su director espiritual, el sacerdote pasionista Germán de San Estanislao, escribió una Autobiografía, Diario y Cartas. Sus últimos años fueron dolorosos, debido a un cáncer en la columna vertebral y pérdida de la vista hasta su fallecimiento, para nacer a la gloria celestial. Pío XII (1939-1958), la canonizó en 1940. Iconografía: con hábito y escudo de las religiosas de la Pasión, los estigmas y en sus manos un crucifijo. Intercesora de los enfermos graves que soportan sus dolencias por amor a Dios y las ofrecen para la salvación de las almas.
Santos: Pascual Bailón, religioso, y Heraclio y Pablo de Bitinia, mártires. Beata Antonia de Mesina, laica.
BEATA ANTONIA DE MESINA, del latín, nombre de una gens romana (1919-1935). Laica. Vio la primera luz en Orgosolo (Cerdeña, Italia); sus padres, fervientes católicos, le procuraron instrucción y formación en las virtudes de Cristo. Destacó por su conducta ejemplar, devoción al Santísimo Sacramento y a la Santísima Virgen María, a quien dedicó el rezo diario del rosario. Perteneció al grupo de la Acción Católica e hizo voto privado de castidad. Ayudaba en los quehaceres hogareños y un día, al estar en el campo juntando leña, un hombre intentó ultrajada; ella se defendió y él, encolerizado y sin lograr su nefasto propósito, le propinó brutal golpiza en la cabeza hasta terminar con la breve existencia de Antonia, quien sólo contaba con dieciséis años de edad. Por su fama de santidad se inició el proceso de beatificación, siendo ésta concedida por Juan Pablo II (1978-2005) en 1987.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Santos: Juan I, papa y mártir, y Rafaela María Porras, fundadora.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD, del latín eclesiástico, Trinitas, "reunión de tres". Este dogma (verdad que debemos creer a la luz de la fe) fue proclamado en el Concilio de Nicea en el año 325, quedando confirmado que el Hijo es consustancial al Padre. Tiempo después, en el primer Concilio de Constantinopla, en 381, se confirmó la divinidad del Espíritu Santo. La Santísima Trinidad es el dogma fundamental de la fe y de la vida cristiana, dado a conocer por Dios al revelarse como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta solemnidad debe comprenderse como la expresión solemne de nuestra fe; en la liturgia surge en la mayoría de las fórmulas: recibimos el bautismo “... en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"; también así iniciamos y terminamos la asamblea eucarística y las oraciones con las que nos encomendamos a la protección de Cristo, María Santísima y a los santos de nuestra devoción. Se puede expresar que todo católico con dicha formula trinitaria alaba a las tres divinas personas. Esta celebración se inició en Francia hacia los siglos IX y X, y fue el pontífice Juan XXII (1316-1334) a quien la extendió a la Iglesia universal y la ubicó en el domingo siguiente a Pentecostés. Iconografía: es favorita de artistas de todos los tiempos; entre otras encontramos al Padre con aspecto de anciano barbado, ataviado con túnica, sentado en un trono; en su mano derecha porta un cetro y en la izquierda un orbe en señal de majestad; a su derecha el Hijo, de aspecto joven, con túnica, en su trono, sostiene una cruz, y al centro de ambos sobrevuela una paloma blanca, que simboliza al Espíritu Santo; este conjunto se presenta entre nubes.
Santos: Pedro Celestino, papa, e Ivo o Ives de Bretaña, presbítero. Beatos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, mártires.
BEATOS JUAN DE CETINA y PEDRO DE DUEÑAS, del hebreo, "Dios ha hecho gracia" y del arameo, "piedra", "roca", respectivamente (1397). Mártires. Ambos nacieron y vivieron en España. Juan nació en Cetina, a mediados del siglo XIV; sus datos se aportan desde su juventud, al servicio de un acaudalado aragonés. Al darse cuenta de las vanidades del mundo, se retira a la soledad como anacoreta y se consagra a Dios en oración, penitencia y trabajo en la ermita de San Ginés en Cartagena. Tiempo después viste el hábito franciscano en el convento de Monzón, cursa estudios en Barcelona y recibe la ordenación sacerdotal. Fue notable predicador y maestro de novicios. Peregrina a Roma, con el fin de solicitar licencia para ir a Palestina, pero sólo le permiten misionar entre los musulmanes en tierras hispanas. Regresa a su patria y radica en el convento de Córdoba; ahí destaca por su austeridad y se le atribuyen hechos milagrosos; recibió el escrito con la aprobación para propagar el cristianismo entre los moros y se dirige a Granada, donde se le une el hermano lego franciscano Pedro de Dueñas, quien había sido su alumno en tierras valencianas, en 1397. Pedro, nacido en Dueñas, en 1380, había ingresado en la orden franciscana en su adolescencia. Ambos inician la predicación, pese a los peligros de las persecuciones contra los cristianos. Continúan su apostolado, hasta que son capturados, interrogados y blanco de burlas; posteriormente se les envía a la casa de unos mercaderes y se les amenaza de muerte si persisten en la predicación. Al continuar su misión son encarcelados; en prisión infunden ánimo a los cautivos y propagan la Palabra; por ello son azotados y decapitados. El pontífice Clemente XII (1730-1740) los beatificó en 1731.
Santos: Bernardino de Siena, presbítero; Columba de Rieti, laica, y Áurea de Ostia, mártir.
SANTA COLUMBA DE RIETI, del latín, "paloma" (1467-1501). Laica. Originaria de la población italiana de Rieti; se ignoran datos de su infancia y vida familiar. Es de suponerse su formación católica, ya que en su juventud perteneció a la orden seglar de santo Domingo de Guzmán (8 de agosto). Se distinguió por su celo en el apostolado para la instrucción y formación de las niñas, y funda en Perusa, Italia, un monasterio dedicado a santa Catalina de Siena (29 de abril). Con varias laicas de la citada orden seglar establece una comunidad para atender a enfermos moribundos en situación de pobreza, así como a prisioneros sentenciados a muerte. Su vida fue de entrega a Dios en el servicio al prójimo y reconocida por las autoridades civiles de su patria, a quienes expresó: "Cuantos no aman a sus hermanos, no son dignos del Padre de todos; el odio provoca la cólera divina y las lágrimas de los oprimidos son la condena de los poderosos". Falleció en el monasterio dominico de Perusa, donde se veneran sus reliquias; es considerada como el ángel tutelar y pacificador de dicha ciudad. La feligresía, al reconocerla como santa, inicia su veneración, que el pontífice Urbano VIII (1623-1644) confirma en 1627.
Santos: Cristóbal Magallanes y compañeros, mártires; Constantino el Grande, emperador, y Eugenio de Mazenod, fundador.
SANTOS CRISTÓBAL MAGALLANES y compañeros, del griego, "el que lleva a Cristo" (siglo XX). Mártires. La Iglesia de nuestro país celebra hoy a veintidós sacerdotes y tres laicos, quienes padecieron el martirio en la época de la persecución religiosa en la república mexicana, entre los años 1915 y 1928. Quien encabeza la lista, Cristóbal Magallanes, originario de La Sementera (Jalisco, México), nació en 1869, hijo de familia humilde. Se dedica al pastoreo hasta los diecinueve años de edad, cuando decide ser sacerdote. Cursa estudios eclesiásticos hasta recibir la ordenación en 1899. Atiende la parroquia de Totatiche, Jalisco; se distingue por su amor al Santísimo Sacramento y por su devoción a María difunde el rezo del rosario. Durante la mencionada persecución es encarcelado y, con el presbítero zacatecano Agustín Caloca, fusilado en 1927. Otros mártires son: sacerdotes jaliscienses: José Toribio Romo (1900-1923), José María Robles (1888-1927), David Galván (1881-1915), Justino Orona (1877-1928), Atilano Cruz (1901-1928), Román Adame (1859-1927), José Julio Álvarez (1866-1927), Pedro Esqueda (1887-1927), Rodrigo Aguilar (1875-1927), Tranquilino Ubiarco (1899-1928), José Jenaro Sánchez (1886-1927), Sabás Reyes (1883-1927), Miguel de la Mora (1878-1927). Sacerdotes guerrerenses: David Baltasar Uribe (1888-1927), Margarito Flores (1899-1927). Presbítero de Michoacán: Jesús Méndez (1880-1928). Sacerdote chihuahuense: Pedro Jesús Maldonado (1892-1936). Sacerdotes zacatecanos: José Isabel Flores (1886-1927), José Luis Amado Batis (1870-1926) y Mateo Correa (1866-1927). Laicos zacatecanos: José Manuel Morales (1898-1926), David Roldán (1902-1926) y José Salvador Lara (1905-1926). Juan Pablo II (1978-2005), de grata memoria, los canonizó el 21 de mayo del Año Santo 2000. Actualmente se encuentra en construcción en la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México), un santuario dedicado a los mencionados mártires.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Santos: Santa Rita de Cascia, religiosa. Beato Pedro de la Asunción, mártir.
EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO, del latín, Corpus Christi = Cuerpo de Cristo (siglo XIII). Nuestro actual pontífice Benedicto XVI, en su exhortación apostólica El Sacramento del amor (22 de febrero de 2007) en el párrafo 10 expresa: "Al instituir el sacramento de la Eucaristía, Jesús anticipa e implica el Sacrificio de la cruz y la victoria de la Resurrección". Y en el párrafo 11: "La conversión sustancial del pan y del vino en su cuerpo y en su sangre introduce en la creación el principio de un cambio radical, como una forma de 'fisión nuclear' , por usar una imagen bien conocida hoy por nosotros, que se produce en lo más íntimo del ser; un cambio destinado a suscitar un proceso de transformación de la realidad, cuyo término último será la transfiguración del mundo entero, el momento en que Dios será todo para todos". Lo anterior nos ayuda a profundizar sobre la solemnidad de hoy, respecto de la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el sacramento de la Eucaristía; así como la sublime importancia de preparamos para ser dignos de recibir la comunión frecuente en el transcurso de nuestra existencia, a fin de sentimos cada vez más unidos a Jesús. La solemnidad de este día fue instituida por Urbano IV (1261-1264) Y tuvo su origen en Lieja (Bélgica), a través de una revelación de Nuestro Señor a la religiosa santa Juliana del Monte Cornelio (1193-1258). En nuestro país, se ha dado un toque festivo y de relevancia al efectuar cada año en el conocido 'jueves de Corpus', una procesión guiada por el Santísimo Sacramento, que en medio de alabanzas se realiza en la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico de la capital mexicana. Asimismo, en la catedral metropolitana de México las familias llevan a sus hijos pequeños ataviados a la usanza indígena y con mulitas de barro o de palma, evocando épocas antiguas cuando los nativos vendían sus mercaderías en dicha plaza. Desde 1994 este jueves, por disposición de la Arquidiócesis de México, es considerado de precepto.
Santos: Desiderio de Vienne, obispo; Juana Antida Thouret, fundadora, y Juan Bautista Rossi, presbítero.
SANTA JUANA ANTIDA THOURET, del hebreo, "Dios ha hecho gracia" (1765-1826). Fundadora. Hija de padres de escasos recursos; nativa de Sancey-le-Grand (Francia), desde su infancia fue de salud endeble. En su hogar recibió formación cristiana, pero sin gozar del afecto de sus padres. Debido a la precaria situación familiar, en la niñez ayudó en las labores domésticas, fue pastora y su asistencia a la escuela fue irregular; esto motivó que tuviese gusto por la oración en la soledad de la campiña. A los dieciséis años, su madre enferma y ella se encarga de atender casa y familia; afronta con caridad las fatigas que esto le ocasiona, aprende la administración de la escasa economía, inclusive comparte monedas con los más necesitados. En esa etapa decide hacer voto privado de castidad y se dedica a la catequesis infantil en la parroquia de su tierra natal. Al definir su vocación, en París ingresa a la congregación de Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl (vicentinas) en 1787 y antes de pronunciar sus votos se le envía a dar servicio a los enfermos; dicha actividad es interrumpida por la persecución que surge de la Revolución Francesa y regresa a su hogar en 1793. Pese a las dificultades, atiende enfermos, establece una escuela gratuita para niños y auxilia a sacerdotes que huían de las persecuciones. En 1797 se incorpora a la comunidad seglar Retiro Cristiano y presta servicio de enfermera en Suiza, Baviera y Austria. Ese mismo año regresa a Sancey donde, con varias damas altruistas, funda la congregación de Hijas de la Caridad, así como una escuela y un dispensario, y en 1800 se consagra a Dios en la asistencia a los marginados. Supera la intención de las autoridades civiles de cerrar su institución, logra el aumento de vocaciones y expande su obra; se establece en Nápoles, Italia, con el apoyo de la Corte, en el monasterio y hospital Regina Coeli, en 1810. Sin embargo, tiene dificultades en el obispado de Besancon, Francia; se desaprueba la Regla de su fundación (1819) y se le prohíbe regresar al monasterio de su país. Por lo anterior, su instituto es dividido, lo cual le causa gran tristeza, hasta su muerte en el convento napolitano. Pío XI (1922-1939) la canoniza en 1934. En 1954, veinte años después de haber sido elevada a los altares, desde la gloria celestial contempla la unión de las dos ramas de su obra. Iconografía: con hábito; en las manos lleva un libro de la Regla de su fundación.
Nuestra Señora María Auxiliadora
Santos: Donaciano y Rogaciano de Nantes, mártires. Beato Juan de Prado, presbítero.
NUESTRA SEÑORA MARÍA AUXILIADORA, del arameo, "señora", y del latín, "socorro", "protección" (siglo XVI). Esta advocación la incluyó en 1571 Sixto V (1585-1590) a las letanías lauretanas que se rezan al finalizar el rosario. Asimismo, el fundador de los institutos salesianos, san Juan Bosco (31 de enero), la nombró patrona de los mismos a finales del siglo XIX y apoyó en Turín, Italia, la edificación de una basílica dedicada a esta advocación de la Madre de Dios. Pío VII (1800-1823), en su pontificado, instauró su celebración en este día, a partir de 1814. Los católicos de todos los tiempos hemos necesitado el auxilio de la Santísima Virgen María, por lo cual siempre debemos reverenciarla como Madre de Dios y, a través de la oración, solicitarle su intercesión, a fin de ser piadosos cristianos, permaneciendo en gracia para llegar al reino de los cielos. Iconografía: María Auxiliadora de pie, ataviada con vestido rosa, manto azul, cetro en su mano derecha y en la izquierda porta al Niño Jesús, ambos coronados, con ángeles a su alrededor. "¡Oh María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros!".
Santos: Beda el Venerable, doctor de la Iglesia; María Magdalena de Pazzi, religiosa, y Vicenta María López y Vicuña, fundadora.
SANTA VICENTA MARÍA LÓPEZ y VICUÑA, del arameo, "señora", y del latín, "vencedora" (1847-1890). Fundadora. Nativa de Cascante (Navarra, España); hija del abogado José María, de quien aprende los principios básicos de nuestra fe, así como las primeras letras, y hereda la firmeza de carácter. Con su madre, María Nicolasa, aprendió a ser piadosa y amable. En 1858 se le envía con su tía Eulalia a Madrid, donde recibe instrucción con profesores particulares, demostrando su inteligencia. La asistencia a misa, la comunión y la oración son acciones cotidianas. Como parte de su formación, convive con el personal que está al cuidado de la casa y asiste a enfermos, ayudando a su tía en la visita a hospitales, donde frecuentemente encuentran, al salir del nosocomio, a empleadas domésticas, carentes de alguien que les apoye en su enfermedad y convalecencia. Ante ello doña Eulalia renta una casa donde las alberga (1853). Las intenciones de sus padres eran que contrajera matrimonio; sin embargo, la joven decide servir a Dios a través del prójimo, asimismo expresa que no contraerá nupcias: "Ni con un rey, ni con un santo", y para hacer efectiva su consagración hace voto personal de castidad (1866). Decidida a continuar y propagar el trabajo iniciado por su tía, reúne a jóvenes de ideales afines, atiende este apostolado y redacta la Regla y las Constituciones de una nueva congregación religiosa: las Hijas de María Inmaculada, establecida en Madrid en 1876, cuyas integrantes emiten sus votos en 1878. El naciente instituto se dedica a proteger, auxiliar -física y espiritualmente-, y brindar educación y capacitación a las empleadas domésticas (sirvientas), y obtiene la aprobación pontificia en 1888. Entregada en cuerpo y alma a su obra, sor Vicenta ve fructificar numerosas vocaciones y expande su labor por Europa y América Latina. Entrega su alma al Creador en Madrid. Paulo VI (1963-1978) la canoniza en 1975. Iconografía: con hábito, sonriente, rodeada de jóvenes de distintas nacionalidades, con su lema: "A la juventud he consagrado mi vida". En el año 2010 las religiosas de María Inmaculada cumplirán cien años de servicio en América. En la capital mexicana cuentan con el Hogar de la Joven, donde atienden a numerosas jóvenes, ubicado en calle Acordada # 99, colonia San José Insurgentes, Delegación Benito Juárez.
Santos: Felipe Neri, fundador; Eleuterio, papa, y Mariana de Jesús Paredes, laica.
SANTA MARIANA DE JESÚS PAREDES, del latín, Marianus, patronímico de Marius, nombre de una gens romana (1618-1645). Laica. Esta santa nació en Quito, provincia que en esa época pertenecía a Perú. Hija de padres católicos, quienes murieron cuando Mariana tenía seis años de edad. La niña quedó bajo la tutela de su hermana mayor, quien se hizo cargo de su instrucción. En su infancia demuestra inteligencia, gusto por la música y apego a la religión; por lo anterior, la hermana, admirada de dicha conducta, lo comunica al párroco del lugar, quien se convierte en guía espiritual de la menor. Asimila la instrucción y se le autoriza a recibir su primera comunión a los ocho años, edad menor a la aceptada en esa época para recibir el sacramento de la Eucaristía. A los doce años hace voto personal de castidad; tiempo después imparte catecismo y da testimonio de piedad con la práctica frecuente de los sacramentos de la penitencia y la comunión; a fin de fortalecer su espiritualidad ingresa en la Orden Franciscana Seglar. Su caridad no tiene límites y visita encarcelados para atenderles con palabras de consuelo, además de que Dios la dota con el don del consejo, el cual proporciona a quienes se acercan a solicitarlo. Hace vida de austeridad y penitencia; se dice que se le atestiguaron éxtasis. Cuando en 1645 la población de Riobamba (actual Ecuador) padeció un terremoto, Mariana atendió con esmero a los afectados. Esta vida de servicio al prójimo se extinguió en su tierra natal, dejando una estela de santidad. Pío XII (1939-1958) la canonizó en 1950 y la distinguió nombrándola Azucena de Quito. Fue la primera santa de su país.
Santos: Agustín de Canterbury, obispo, y Julio de Durostoro, mártir. Beato Edmundo Ducke y compañeros, mártires.
SAN JULIO DE DUROSTORO, del latín, "celeste", "divino" (312). Mártir. Antiguas actas hacen constar la existencia y el sacrificio en aras de la fe de este mártir de culto inmemorial e integrante del Santoral de hoy. Se desconocen datos anteriores a la edad adulta de Julio, practicante de la fe cristiana, a la vez que experimentado militar del ejército romano, a quien sus superiores habían asignado la defensa de una zona fronteriza con alto riesgo. Cuando se desató la persecución contra los cristianos fue capturado y llevado ante la autoridad militar en Silistra (Bulgaria) y al preguntarle por qué no aceptaba hacer sacrificios a los dioses contestó: "Soy discípulo de Cristo, por eso no puedo hacer lo que deseas...". He servido veintiséis años en él ejército, sin que jamás haya habido algo que reprocharme... ¿y quieres que, habiendo sido fiel en las cosas sin importancia sea infiel en las importantes?". Por no acceder a apostatar, fue juzgado y condenado a morir decapitado; al ejecutar la sentencia, él mismo se cubrió los ojos y ofreció con valor la cabeza al verdugo.
Santos: Germán de París, obispo; Guillermo de Aquitania, religioso, y Justo de Urgel, obispo.
SAN GUILLERMO DE AQUITANIA, del germánico, "aquel a quien su voluntad sirve de protección" (812). Religioso. Su fecha de nacimiento se desconoce y los datos fidedignos son escasos. Era de origen francés; perteneció a la nobleza. En su juventud recibió el título de conde de Toulouse, Francia, y posteriormente Carlomagno (742-814) lo nombró duque de Aquitania. Hacia el año 793, cuando la fe y la cultura cristianas de su país padecieron la invasión de las tropas árabes, Guillermo formó un ejército al que animó, y confiando en Dios, luchó con arrojo y contuvo a los invasores. Pasado el tiempo, ayudó a los católicos en España y con su ejército obtuvieron la reconquista de Barcelona (801). Al regresar a su ducado, reconstruyó las poblaciones atacadas durante la guerra. Carlomagno quiso recompensar su valor otorgándole títulos y riquezas; Guillermo lo rechazó manifestándole su deseo de ingresar en la vida consagrada expresando: "No quiero honores, ya que nada más cumplí con mi deber. Como los árabes han sido definitivamente rechazados de nuestras tierras, quiero colocarme ahora la armadura de Dios". Después ingresó en el monasterio benedictino de la población francesa de Gellin (806); ahí vivió en extrema pobreza dedicado a la oración y a ejecutar las faenas más humildes, hasta su fallecimiento. El pontífice Alejandro II (1061-1073) lo elevó a los altares en el siglo XI.
Santos: Maximino de Tréveris, obispo; Bona de Pisa, virgen. Beato José Gérard, presbítero.
SAN MAXIMINO DE TRÉVERIS, del latín, "el más grande" (347). Obispo. Sus biografías no aportan particularidades de su niñez y familia. Oriundo de Poitiers, Francia. Recibió formación en las virtudes cristianas y en su juventud fue nombrado obispo de Tréveris (Alemania). Luchó contra las herejías arrianas, en defensa de la cristiandad. Protegió de las persecuciones a los patriarcas san Atanasio de Alejandría (2 de mayo) y a Pablo de Constantinopla, quienes habían sido desterrados de sus sedes. Poco después también él fue arrojado de Tréveris, refugiándose en su tierra natal, lugar donde murió. Su veneración se pierde en la memoria de los tiempos. Iconografía: con atavío común episcopal, a su lado un oso el cual -se dice-- lo acompañó en una peregrinación hacia Roma.
El Sagrado Corazón de Jesús
Santos: Fernando III de España, rey, y Juana de Arco, virgen.
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, en sentido figurado: centro, ánimo, amor, valor, y del hebreo Yehoshuáh, Josué= Jesús, "Dios salva" (siglo XVII). Su Santidad Benedicto XVI, en su encíclica Dios es amor (25 de diciembre de 2005), párrafo 12, indica: “... Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo, del que habla Juan (cfr. 19, 37), ayuda a comprender lo que ha sido el punto de partida de esta carta encíclica: Dios es amor (1 Jn 4, 8). Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar". Recordamos que en el siglo XVI las doctrinas protestantes de Juan Calvino (1509-1564) y de Cornelio Jansen (1585-1638) habían distorsionado el cristianismo, atemorizando a parte de la humanidad. En aquella época la Iglesia enfrentó esos errores dando como testimonio el amor infinito de Cristo con su sacrificio en la cruz, por todos los hombres. Pasado el tiempo, la institución de la fiesta del Sagrado Corazón contribuyó a contrarrestar las falsas teorías de ambos reformadores protestantes y a difundir la devoción que hasta nuestros días se le profesa. San Juan de Eudes (19 de agosto) le compuso un primer oficio y misa; pero es en el año 1675, después de ocurrir las apariciones de Nuestro Señor a santa Margarita María Alacoque (16 de octubre), cuando se establece esta celebración. En 1856, el beato Pío IX -1846-1878- (7 de febrero) la propagó a la Iglesia universal y en 1928 Pío XI (1922-1939) le otorgó el rango de solemnidad. Iconografía: en la aparición a santa Margarita, Jesús, de pie con túnica blanca, manto rojo, con heridas en pies y manos, muestra en el pecho su corazón rodeado por llamas de su divino amor y coronado por espinas de dolor, a la vez que expresa: "He aquí el corazón que tanto ha amado a los hombres". Jesús nos ama y quiere que cada uno lleguemos a su gloria, conservándonos libres de pecado y cuando pasemos por difíciles problemas oremos diciendo: "¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confió!".
La Visitación de la Santísima Virgen María
Santos: Santa Petronila de Roma, mártir. Beato Nicolás Barré, fundador.
LA VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. El Catecismo de la Iglesia Católica (párrafo 717) nos indica que "La 'Visitación' de Maria a Isabel se convirtió así en visita de Dios a su pueblo". Desde los inicios de la Iglesia, este acontecimiento era recordado por los fieles. Ya en el siglo XIII era conmemorado por los franciscanos, quienes introdujeron la festividad en la liturgia romana. Los pontífices Urbano VI (1378-1389) Y Bonifacio IX (1389-1404) propagaron la devoción, a fin de que por intercesión de la Virgen Maria terminase el cisma de Occidente. La veneración quedó formalmente instituida en el concilio de Basilea, Suiza (1431-1445). Asimismo. San Francisco de Sales (24 de enero) fundó en 1610 la orden contemplativa de la Visitación de Santa María (visitandinas o salesas), a fin de que cada religiosa fuese un Magníficat. Se puede admirar una capilla dedicada a esta veneración en el monasterio de la mencionada orden en la calle Campana # 47, colonia Insurgentes Mixcoac, Delegación Benito Juárez, en nuestra ciudad capital. Iconografía: con vestuario de la época, María e Isabel, ambas embarazadas, unidas en afectuoso abrazo; sobre ellas una paloma, símbolo del Espíritu Santo.
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