SANTORAL JUNIO DEL 2008/ www.laverdadcatolica.org
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IX DOMINGO ORDINARIO
Santos: Justino de Palestina, mártir; Iñigo de Oña, abad. Beato Aníbal María de Francia, fundador.
SAN ÍÑIGO DE OÑA, del celtibérico, evolución, Egnatius, probablemente "lugar en la pendiente montañosa" (siglo XI). Abad. Oriundo de la ciudad de Calatayud (Aragón, España), de padres mozárabes, esto es, cristianos mezclados con árabes, quienes le inculcaron formación en valores cristianos. En su juventud dejó una vida acomodada y a sus progenitores, y viajó a la zona de los Pirineos, dedicándose a la oración contemplativa. Al paso del tiempo, ingresó en el monasterio benedictino de San Juan de la Peña, cerca de la población española de Jaca, donde profesó con piedad y obediencia. A fin de profundizar en espiritualidad, solicitó autorización para retirarse al desierto, en las montañas aragonesas, donde vivió con profunda austeridad y penitencia. Debido a su santidad, numerosos cristianos solicitaban sus sabios y santos consejos. Más tarde, cuando el abad del mencionado monasterio falleció, Iñigo regresó a éste para ocupar la abadía. En esa época atendió el monasterio dando testimonio de su santidad: fue generoso con los necesitados, a quienes les proporcionó vestido y alimento; liberó cautivos de las cárceles pagando por su rescate, y realizó curaciones y hechos milagrosos. Recorrió poblaciones aledañas en misión evangelizadora, hasta que, después de una de esas travesías, enfermó y a su llegada a Oña (Burgos) entregó su alma a Dios; a su sentido funeral acudieron numerosos cristianos, mismos que iniciaron su veneración. Iconografía: con hábito, predicando ante numerosos feligreses.
Santos: Marcelino y Pedro de Roma, mártires; Eugenio I, papa, y Nicolás de Grecia, misionero.
SAN EUGENIO I, del griego, "de estirpe noble" (657). Papa. Se ignoran datos anteriores a su elección pontificia en el año 654; ocupó el sitio setenta y cinco después de san Pedro. Enfrentó al emperador bizantino denunciándole como responsable de la muerte de su antecesor Martín I, ya que a éste se le obligó a abandonar su cargo, desterrándole a la isla griega de Cherso, donde murió dos años después debido al maltrato recibido. Trató de restablecer (sin éxito) la Iglesia de Constantinopla. Predicó a los sacerdotes la importancia de guardar la castidad. Murió en Roma, después de tres años de pontificado.
Santos: Carlos Lwanga y compañeros, mártires; Clotilde de Francia, reina, y Juan Grande, religioso.
SAN JUAN GRANDE, del hebreo, "Dios ha hecho gracia" (1546-1600). Religioso. Grande era su apellido. Nació en Carmona (Sevilla, España). A los ocho años inició su servicio y formación en la parroquia de su tierra natal. A los once años quedó huérfano de padre y tiempo después su madre contrajo segundas nupcias; su padrastro fue un segundo padre para Juan. Fue llevado a Sevilla donde aprendió la elaboración de textiles. A los quince años regresó a Carmona y logró ser un exitoso comerciante en telas. Sin embargo, Juan no se sentía satisfecho con el oficio, debido a que en el comercio muchas veces tenía que mentir para vender más. Por ello, para no ofender a Dios abandona su próspera actividad, se dirige a Marchena (Andalucía) y vive en una ermita dedicado a la oración. Poco después decide consagrarse a Dios en vida de pobreza, castidad y Obediencia; cambia su nombre por el de "Juan Pecador"; viste la burda túnica de penitente -descalzo y sin sombrero-, y vive en continua vigilia. En esa época socorre a unos pobres ancianos y llega a la conclusión de que debía ser siervo de menesterosos. En 1565 viaja a Jerez de la Frontera, ahí atiende a los encarcelados pobres y pide limosnas en las calles; era tal su afecto por los detenidos que el encargado del penal le concede una habitación en el mismo para dedicarse a su altruista misión. Al recorrer las calles se percata de la existencia de muchos enfermos, abandonados y sin ayuda. Se dice que al orar en su habitación, y en un éxtasis, Cristo, lleno de llagas, le indicó: "Cúrame en mis pobres y sanaré con ellos". Continuó su labor en varios hospitales hasta profesar en Granada, en 1574, en la Orden de los Hospitalarios fundada por san Juan de Dios (8 de marzo). En Jerez de la Frontera (Cádiz) incorpora a la orden el hospital y abre, en el mismo, un noviciado; reorganiza varios nosocomios, mejora el servicio y prepara a los novicios para atender a los numerosos enfermos. Devoto de la Pasión del Señor y de María Santísima, se le atestiguaron éxtasis; su vida austera y de escasas horas de sueño no le impidió su vasta labor en la atención de enfermos, ni pedir limosnas en las calles, así como ser un guía espiritual. Propició la extensión de los Hospitalarios en varias regiones de su país hasta su muerte, contagiado por la epidemia de peste en Jerez de la Frontera, de donde es patrono. Juan Pablo II (1978-2005) lo canonizó en junio de 1996.
Santos: Emma de Gurk, viuda; Pedro de Verona, mártir, y Walter de Sevigliano, abad.
SAN PEDRO DE VERONA, del arameo, "piedra", "roca" (1205-1252). Mártir. Oriundo de Verona, Italia, en el seno de una familia influida por las heréticas creencias de los cátaros (del griego katharós, puro), corriente herética vigente entre los siglos XI al XIII, cuyos miembros pregonaban una estricta pureza en las costumbres para alcanzar la perfección. Defendían un rígido dualismo, rechazaban los sacramentos y justificaban el suicidio. El papa Inocencio III (1198-1216) condenó esta postura. En su juventud, Pedro ingresa en la Universidad de Bolonia, donde conoce al fundador de la orden de los Predicadores, santo Domingo de Guzmán (8 de agosto); como resultado de este acercamiento, el joven ingresa en la citada congregación en 1221. A partir de entonces se dedica a difundir la verdadera religión y a combatir las herejías en la Toscana, la Romaña y en la misma Roma. Se le llamó el segundo Pablo (por la similitud de su conversión y la fecunda obra realizada entre herejes y paganos). Debido a sus virtudes, se le designa prior de los conventos de Asti, Piacenza y Como; extiende su solicitud pastoral a las monjas de clausura, para las cuales funda el monasterio dominicano de San Pedro, en Milán. Se consagra con esmero a la formación cristiana de los laicos, haciéndose promotor, tanto en Milán como en Florencia, de sociedades defensoras de la ortodoxia, de la difusión del culto a la Santísima Virgen María y de las obras de misericordia. En 1232 es nombrado Inquisidor General. Combatió, con singular éxito, el maniqueísmo (del latín Manichaeus), doctrina religiosa herética atribuida al sacerdote persa Manes (216?-276?), que admitía dos principios creadores: uno para el bien y otro para el mal. Lo fecundo de sus conversiones, la santidad de su vida y la derrota de los herejes le atrajo numerosos enemigos. El 6 de abril de 1252, al dirigirse a Milán para cumplir con una nueva misión evangelizadora y defender la fe católica, es emboscado y, con un golpe de hacha en su cabeza, asesinado; se dice que agonizante alcanzó a escribir con su sangre en el suelo: "Creo"; murió recitando el Credo. Es el protomártir dominico. Sus restos se conservan en la catedral de Milán. Inocencio IV (1243-1254) lo canonizó en 1253. Iconografía: con hábito dominico, en el momento de su martirio, un hombre le asesta un golpe de hacha sobre su cabeza.
Santos: Bonifacio de Alemania, mártir, y Doroteo de Tiro, obispo. Beato Sancho o Sancio de Córdoba, mártir.
BEATO SANCHO O SANCIO DE CÓRDOBA, del latín Sanctius, gentilicio de Sanctus, "el que pertenece a Sanctus" (851). Mártir. Los datos fidedignos son escasos; por lo tanto, no se conocen particularidades anteriores a su martirio, que fue presenciado por numerosos fieles. Es posible que haya nacido en Albi (Francia), practicante del cristianismo; fue capturado por los musulmanes y hecho prisionero de guerra en la población española de Córdoba. Se le condujo a la corte de los moros, donde se le adiestró e integró al ejército del emir. Se pretendió que profesara la religión mahometana y por haberse negado lo martirizaron, muriendo empalado. Piadosos cristianos, testigos de la firmeza de su fe, iniciaron su culto inmemorial. También es conocido por la traducción al italiano de su nombre: Sancio.
Santos: Norberto de Magdeburgo, obispo; Marcelino Champagnat, fundador, y Claudio de Besancon, obispo.
SAN MARCELlNO CHAMPAGNAT, del latín, Marcellinus, diminutivo de Marcus = Marcos o sea Marte (1789-1840). Fundador. Sus piadosos padres Teresa, Chirat y Juan Bautista Champagnat lo bautizaron con el nombre de Marcelino José Benito. Originario de El Rosey (Lyon, Francia). Su infancia y juventud transcurrieron en la época de la Revolución Francesa. Recibió formación en los valores de la religión de Cristo y gran devoción a la Santísima Virgen María, a la que con especial afecto llamaba Nuestra Buena Madre. Como les ocurrió a numerosos infantes de ese tiempo, los conflictos revolucionarios no permitieron que tuviera mayores estudios que los elementales en su niñez. Éstos los recibió de una tía religiosa, hermana de su padre, que había sido expulsada del convento y que vivía refugiada con ellos. Al disminuir la conflictiva situación bélica, el joven Marcelino ingresa a un seminario recién establecido, tiempo después de que un sacerdote promotor vocacional visitara a la familia y a través de él, Dios ilumina a Marcelino, quien decide consagrar su vida al sacerdocio. Inicia su carrera eclesiástica en 1806. Una vez cumplidos los estudios, se ordena sacerdote en 1816, y junto con otros compañeros sacerdotes funda la Sociedad de Maria. Inicia su ministerio y trabaja en la parroquia de la zona montañosa de La Valla; Nuestro Señor lo había designado para una importante misión, ya que en esta población la feligresía, en un gran número, padecía alcoholismo, lo cual los hacía presa de vicios y de una vida desordenada, sin religión. Sin embargo, el padre Champagnat, guiado por el Espíritu Santo, propicia el acercamiento de esa difícil comunidad hacia Dios. Tuvo un especial afecto a los niños, quienes se acercaban a él para recibir la catequesis. Pero su corazón se consternaba al notar la falta de instrucción en su patria y el abandono en que numerosos menores habían quedado después de la revolución, y hace realidad un objetivo ---que desde el seminario se había propuesto consagrarse a la niñez desamparada para hacer de ellos "Buenos cristianos y virtuosos ciudadanos". Pero las poblaciones vecinas carecían de maestros para esta labor, por lo cual expresaba: “... necesitamos Hermanos para educar a los niños", y con dos jóvenes altruistas de ideas afines, funda, el 2 de enero de 1817, el Instituto de los Hermanitos de María, cuyo apostolado es, hasta nuestros días, la formación de la niñez y la juventud en los valores cristianos, así como la instrucción escolar. El resto de su vida la dedica a agotadoras jornadas de trabajo, a la oración y a dirigir a los hermanos de su fundación. Debido a su labor educativa y asistencial, su salud se debilitó y padeció enfermedades, las que domaba con su fervorosa oración y extrema penitencia. Con el tiempo, su fructífera misión se difundió por Europa y el resto del mundo. La pedagogía universal ha reconocido su acentuada intervención en beneficio de niños y jóvenes. Se entregó por amor a Dios en el servicio al prójimo, hasta su deceso acaecido en la casa generalicia edificada por él y llamada Notre Dame de L' Hermitage, en Francia. Su legado de santidad y servicio se ha incrementado hasta nuestros días en escuelas, institutos, editoriales y universidades, en las que más de cuatro mil Hermanos Maristas de la Enseñanza hacen realidad el lema de san Marcelino Champagnat: "Todo a Jesús por María y todo a María para Jesús". Iconografía: con hábito marista, lo rodean niños a quienes entregó su vida. El mundo ha reconocido al padre Champagnat como "Un corazón sin fronteras", en virtud de que su obra ha traspasado países, e impartido educación a menores sin importar raza o credo. Juan Pablo II (1978-2005) lo canonizó el18 de abril de 1999.
Santos: Roberto de Newminster, abad, y Antonio María Gianelli, fundador. Beata Ana de San Bartolomé, religiosa. Vísperas I del domingo:
BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ, del hebreo, "la benéfica" (1549-1626). Religiosa. Nació en la población hispana de Almendral de la Cañada, Castilla; de origen humilde, vive su infancia y temprana juventud laborando como pastora. Ingresa en la orden de las carmelitas descalzas en 1572, donde toma el hábito de manos de la fundadora Teresa de Jesús (15 de octubre) en el convento de San José, en Ávila, España. Destaca por su espíritu de servicio en el auxilio de enfermos y menesterosos Fue amiga cercana y secretaria de santa Teresa, quien muere entre sus brazos (1582). Participó en la reforma del Carmelo en Francia (1604). Fue superiora de los conventos de Pontoise, París y Tours (Francia). Fundó el convento de Antwerp y la Casa Carmelita en Amberes, Bélgica (1612), ciudad donde muere. Su gran amor hacia los recluidos en nosocomios propició que fuera enviada a propagar el espíritu de las carmelitas a Francia y Bélgica, donde continúa su labor en hospitales y con los pobres ganándose el cariño, la admiración y el reconocimiento de quienes la rodearon. Benedicto XV (1914-1922) la beatificó en 1917. Iconografía: con hábito carmelita y escudo de la orden en sus manos.
Santos: San Medardo de Noyon, obispo. Beata Diana de Andalo, fundadora.
BEATA DIANA DE ANDALO, del latín, contracción de Diviana, "de naturaleza celestial divina" (1200-1236). Fundadora. Su apellido es una abreviación del nombre de su padre: Andrea Lovello. Nativa de Bolonia, Italia. Hija única de una noble e influyente familia. Se desconocen pormenores de su infancia. Decide entregar su vida a Dios a través de la práctica religiosa, mas su familia se opone, por lo cual, en privado ante el fundador de la orden de los Predicadores (dominicos), Domingo de Guzmán (8 de agosto), hace votos de pobreza, castidad y obediencia. Tiempo después ingresa a la citada congregación y en unión con el beato Jordán de Sajonia (13 de febrero), sucesor del fundador y de quien recibe el hábito, funda el monasterio de Santa Inés (1222), donde permanece el resto de su vida, querida y admirada por sus hermanas. Diana fue una de las tres primeras religiosas dominicas en Bolonia. Mantuvo relación epistolar con el citado beato Jordán de Sajonia, de la cual se conservan medio centenar de cartas en las cuales se da testimonio de la espiritualidad y el carisma de la orden. León XIII (1878-1903) la beatificó en 1891.
Santos: Efrén de Siria, doctor de la Iglesia; Columbano de Irlanda, abad. Beato José de II Anchieta, presbítero.
BEATO JOSÉ DE ANCHIETA, del hebreo, "Dios acrecentará" (1534-1597). Presbítero. Natural de la isla canaria de San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, España, de familia con vastos recursos económicos. Sus biógrafos no consignan datos de su infancia. De joven estudia Letras en la Universidad de Coimbra (Portugal), donde destaca por su inteligencia, dedicación y como poeta, al grado de que se le conoce como el Canario de Coimbra. Desde esa etapa muestra su piedad y, ante una imagen de Maria, “... dedicó con voto su virginidad a Dios y se consagró todo él a la Virgen María con inmenso afecto... ". En 1551 ingresó a la recién creada Compañía de Jesús (jesuitas); su extrema piedad le lleva a excesos penitenciales, que minan su salud, por lo cual los superiores deciden enviarle a Brasil, donde -pensaron- el clima le sería benéfico. Llega al citado país sudamericano en 1553, desembarca en la ciudad de El Salvador (Bahía), e inicia su destacadísima y fecunda labor evangelizadora con los indígenas tupis. Al año siguiente funda, junto con el padre provincial, una aldea misional en Piratininga y anexa una escuela donde se educa tanto a hijos de portugueses como a naturales. Su celo pastoral lo lleva a aprender la lengua de los indígenas. En 1565 se dirige a Sao Vicente de Río de Janeiro, donde funda un colegio y un hospital llamado la Casa de la Misericordia. En esa ciudad y ese año recibe la ordenación sacerdotal; permanece en ese sitio seis años, de fructífera labor misionera y literaria. Aprende la lengua tupiguaraní, en la que escribe varias obras. Su trato y sus virtudes lograron la conversión de miles de indígenas, a los cuales brindaba amor y protegía de los abusos de los conquistadores. Fue superior de su congregación en Brasil. Entre su vastísima obra literaria destacan: la primera gramática de la lengua tupí (1595); una Doctrina cristiana, que es un conjunto de sermones y cantos, poesías y dramas en portugués, latín, tupí y guaraní; un poema en 2947 exámetros (1584-1586), así como un conjunto de poesías en tupí. Como parte de su ministerio recorrió a pie territorios pertenecientes actualmente a Brasil, Argentina y Uruguay. Dedicó parte de su tiempo al estudio de la flora, fauna y geología de los territorios que visitaba. La historia consigna que gracias a él se construyeron más de mil templos, hospitales y escuelas. Negoció la paz entre los portugueses y los indígenas. Todo ello le vale el título de Apóstol de Brasil. Murió en Reritiba, la cual actualmente lleva en su honor su nombre: Ciudad Anchieta (Brasil). Juan Pablo II (1978-2005) lo beatificó en 1980. Iconografía: con hábito de su orden rodeado de indígenas y animales propios de su zona de misión.
Santos: Getulio de Roma y compañeros, mártires; e Itamar de Rochester, obispo. Beato Eduardo Poppe, presbítero.
SAN GETULIO DE ROMA Y COMPAÑEROS, del latín, "vencedor de los gétulos" (siglo II). Mártires. El santo titular de este día es de culto inmemorial. No se conocen particularidades de su nacimiento y vida anterior. Perteneció a la milicia romana y practicó la fe de Cristo, pese a las persecuciones de su época. Casado con Sinforosa, también cristiana Al descubrir las autoridades paganas que era fiel a Cristo, es degradado y condenado al martirio; muriendo con su esposa y otros compañeros creyentes.
Santos: Bernabé, apóstol; María Rosa Molas; fundadora, y Paula Frassinetti, virgen.
SANTA MARÍA ROSA MOLAS, del arameo, "señora', y del latín "rosa" (1815-1876). Fundadora. Vio la primera luz en la provincia española de Reus; sus padres, de oficio artesanos, le inculcaron formación católica. Desde pequeña demostró una generosidad excepcional para con los pobres, enfermos y desvalidos. En 1841 se afilia a una Corporación de Hermanas de la caridad, que prestaban sus servicios en el hospital y en la casa de caridad de su tierra natal. Durante el desempeño de esa altruista labor, siente el llamado del Señor a la vida consagrada y, unida con varias damas piadosas, funda la congregación de Hermanas de la Consolación. Su apostolado será atender espiritual y materialmente a los más necesitados: enfermos, niños, encarcelados y cualquiera que requiera de su auxilio; sin embargo, ese instituto no llena plenamente sus expectativas, por lo que en 1857 se pone bajo la obediencia de la autoridad eclesiástica de Tortosa; así se crea la congregación que, a partir del siguiente año se llamará Hermanas de la Consolación: “... Porque las obras en que de ordinario se ejercitan se dirigen todas a consolar a sus prójimos". Funda una escuela para atender a niñas de escasos recursos y organiza un lazareto. Su vida se ve envuelta en ataques que las autoridades civiles -anticlericales- realizan en su contra. Sin embargo, con la fortaleza de la oración y su inquebrantable fe sale avante y continúa su fecunda labor. Su congregación se expande hasta conformar diez comunidades en Tortosa. En la actualidad, su obra abarca el servicio a hospitales, residencias para ancianos, casas para marginados; evangelización en zonas marginadas y rurales, etc., y se encuentra en cinco países europeos, seis latinoamericanos; dos africanos y en Corea del Sur. Paulo VI (1963-1978) la llamó Maestra de Humanidad. Canonizada por Juan Pablo II en 1988, quien de ella expresó: "La vida de María Rosa Molas es una palabra de consolación para el hombre. Sus contemporáneos afirman que 'en el mundo parece que estaba únicamente para consuelo de todos’. Esa fue y esa sigue siendo su misión en la Iglesia: Hacerse transparencia de la Misericordia del Padre y mostrar a los hombres los caminos de la Consolación de Dios".
Santos: Nabor y Nazario de Milán, mártires, y Juan de Sahagún, presbítero. Beata Mercedes de Jesús Molina, fundadora.
BEATA MERCEDES DE JESÚS MOLINA, del latín merces, "recompensa", y del hebreo, "Yahvé salva" (1828-1883). Fundadora. Mercedes de Jesús Molina y Ayala nació en Baba, Provincia de Los Ríos, entonces Departamento de Guayaquil, Ecuador. En 1830 muere su padre y su madre se traslada a Guayaquil; ahí aprende las primeras letras y las nociones básicas de religión le son enseñadas por su madre, quien fallece cuando Mercedes contaba con sólo quince años. En 1849 la bella joven renuncia al matrimonio y decide emplear su herencia en obras para beneficio de los pobres, dedicándose a labores en beneficio de la comunidad; queda al frente de un orfanato donde, además, realiza una misión evangélica; asimismo, forma parte de la junta de beneficencia local. Emite el voto de castidad y a partir de entonces, incrementa su labor a favor de los más necesitados. Su fortaleza la encuentra en la oración contemplativa. El Señor le manifestó que sería fundadora de un colegio religioso. Se le atestiguaron profundos éxtasis y levitaciones (1862); esto, aunado a sus virtudes como catequista, su ayuda -espiritual y material- a los necesitados y como dama piadosa, originó que la población la considerara un ejemplo de vida cristiana. Por esta época tiene lugar su encuentro con Narcisa de Jesús Martillo Morán, con quien comparte su casa, la oración, la penitencia y muchas de sus metas e ideales. En 1870 misiona entre los jíbaros, una tribu salvaje del alto Amazonas. En 1873 se dirige a Riobamba, donde funda el primer instituto religioso ecuatoriano: las Hermanas de Mariana de Jesús (Marianitas),cuyo lema es: "Ser amor misericordioso donde hay dolor humano", el cual queda bajo la protección de santa Mariana de Jesús Paredes La Azucena de Quito (26 de mayo). Debido a la ardua labor realizada, a las penitencias y extenuantes jornadas a favor del prójimo, su salud se daña hasta que, en olor a santidad, entrega su cuerpo al Señor. La Rosa del Guayas fue beatificada por su santidad Juan Pablo II (1978-2005) en 1985. Sus restos descansan en la ciudad de Riobamba, en la misma casa donde fundó la Congregación de las Marianitas. Iconografía: en actitud orante, con hábito de su orden (negro, con un resplandor rojo en cuyo centro se encuentran las letras: IHS (abreviatura latina de Iesus hóminum salvátor, Jesús, salvador de los hombres) y bajo éstas tres clavos.
Santos: Antonio de Padua, doctor de la Iglesia; Agustín Phan y Nicolás Bui, mártires, y Salmodio de Aquitania, eremita.
SAN ANTONIO DE PADUA, del latín o etrusca, "de la familia Antonia" (1191-1231). Doctor de la Iglesia. Hijo de Martín de Bouillón y María Taveira, poseedores de vastos recursos; nació en Lisboa, Portugal; en el bautismo recibió el nombre de Fernando. En la infancia recibe formación en Cristo, asiste a la escuela catedralicia de su tierra natal. En su juventud, se distingue por ser apuesto y atractivo para numerosas jóvenes, a las que él no toma en cuenta. Cerca de sus 18 años, deja riquezas y comodidades e ingresa con los clérigos regulares de San Agustín; es enviado a la población portuguesa de Coimbra, a iniciar estudios eclesiásticos. Fernando expresaba: "Pasan los días en los cuales todos deberían atender a la propia salvación y, por el contrario, qué poco se piensa en ello". Alrededor del año 1210 recibe la ordenación sacerdotal y en ese tiempo conoce a la recién integrada orden de frailes menores (franciscanos) en Asís, Italia, y decide incorporarse en ella para practicar el ideal de pobreza y humildad al que aspiraba (1220). A partir de entonces elige el nombre de fray Antonio, a fin de no ser localizado por familiares y amigos. Realiza un viaje para evangelizar Marruecos (África), pero a su llegada enferma de malaria y regresa a Asís, donde el fundador san Francisco (4 de octubre), viendo sus notables posibilidades para la oratoria, le indica dedicarse a la predicación. Fue obediente en extremo; dedicado a la penitencia, a la vez que realizaba faenas de limpieza; contento decía: "Dios reserva sus consuelos al que hace penitencia por los propios pecados o por los ajenos, por las tristezas de este mundo o por la dilatación del reino de Cristo". Evangelizó en Lombardía (Italia) y en territorio francés; a la muerte de san Francisco de Asís, eligen a Antonio responsable de los franciscanos del norte de Italia y sur de Francia (1226). Se distinguió por su caridad, afecto a sus hermanos espirituales y especial devoción a María Santísima; además, el Señor le concedió el don de realizar milagros (taumaturgia). Su presencia y oratoria en Padua (Italia) contribuyeron a acrecentar la fe del pueblo; multitudes acudían a escuchado; acérrimos pecadores regresaban al buen camino; las familias se reconciliaban; los usureros devolvían las ganancias ilícitas; asimismo, realizó numerosos prodigios. Cerca de sus treinta y cinco años de edad, enfermo, presiente su muerte e indica: “... Quien se humilla con el pensamiento de la muerte, pone en orden toda su vida, y está atento a todo lo que le rodea... ". Falleció en Padua, el viernes 13 de junio y fue sepultado el martes 17 de junio de 1231; tal vez por eso se le dedican oraciones en ese día, así como los días 13 de cada mes. En su obra escrita destacan: Sermonario, Sermones in solemnitatubus sanctorum y Seis sermones, estos últimos dedicados a María Santísima. Gregorio IX (1227-1241) lo canonizó en 1232. Pío XII (1939-1958) lo proclamó Doctor Evangélico en 1946. Iconografía: con hábito, el Niño Jesús en sus brazos y una azucena o un lirio, símbolo de su pureza. Efectivo intercesor para encontrar objetos perdidos. En el templo de San Juan de Dios (Avenida Hidalgo 51, colonia Guerrero, Centro Histórico de la Ciudad de México) se venera en forma especial una antigua escultura de san Antonio; cada martes se le dedica una solemne celebración eucarística, impartiéndose la bendición con una reliquia de nuestro querido santo, y se reparte pan bendito a los asistentes.
Santos: Eliseo, profeta, y Metodio de Constantinopla, patriarca. Beato Gerardo de Claraval, monje.
BEATO GERARDO DE CLARAVAL, del germánico, "audaz con la lanza" (1088-1130). Monje. Perteneció a una familia de la nobleza; segundo hijo de Tescelín y Alicia, dueños del castillo de Fontaines (Francia), donde nació. Recibió esmerada instrucción y formación cristianas. Para continuar la tradición familiar, en su adolescencia se integra en la carrera de las armas, donde al parecer era feliz. Su hermano, san Bernardo de Claraval (20 de agosto), quien había ingresado en la orden cisterciense y realizaba una misión para obtener vocaciones, trata de convencer a Gerardo de que ingrese a la orden, sin lograrlo. Poco después, al participar en un combate, el joven Gerardo cae herido, y es encerrado en un calabozo; sintiéndose morir exclama desesperado: "¡Soy monje, soy monje del cister!", como implorando ayuda; más tarde acude Bernardo, lo conforta y en cuanto es liberado sana y se integra a la orden, y da testimonio de una vida ejemplar. Predicó en Francia e Italia; se le atribuyeron curaciones milagrosas. Dejó una herencia de santidad a su muerte acaecida en el monasterio de Claraval. Su culto, iniciado por el pueblo, recibió la aprobación pontificia. Otros santos con este nombre son: Gerardo de Mayela (16 de octubre) y Gerardo de Broña (3 de octubre).
XI DOMINGO ORDINARIO
Santos: Vito, Modesto y Crescencio de Nápoles, mártires, y Germana Cousin, laica.
SANTA GERMANA COUSIN, del latín, "la mujer de la lanza" (1579?-1601). Laica. Originaria de Pibrac, Francia. De sus orígenes familiares, así como de su vida, se desconocen pormenores precisos, tanto es así que se le llamó la Santa sin historia; llegó a ser más conocida después de su muerte en el poblado que le vio nacer. Su biografía fue escrita por Francois Veuillot, quien recopiló de los vecinos datos acerca de Germana. Al nacer presentó una malformación en su mano derecha y enfermó de escrófula -del latín scrofulae, paperas-, caracterizada por una hinchazón supurante de los ganglios linfáticos, principalmente cervicales. (El término escrófula ha recibido diferentes significados en los distintos periodos de la historia de la medicina y por lo general se intercambiaba con los términos tuberculosis y estruma); a consecuencia de ello y para evitar que "contagiara a sus familiares", fue separada y vivió en el establo. Cuando creció le encargaron cuidar al rebaño. Una "antigua trabajadora de la familia" le enseñó los preceptos básicos de la religión, mismos que Germana transmitió a otros pequeños, convirtiéndose en una eficaz, devota y amorosa catequista, lo cual le atrajo el cariño de los niños y de los padres de éstos. Se alimentaba con sólo pan y agua, ya que sus alimentos los repartía entre los más necesitados; se dice que un día, al recoger los sobrantes de comida para distribuirlos entre los pobres, su madrastra la persiguió para golpearla por ello; al alcanzarla, le exigió mostrarle su delantal donde -presuntamente- llevaba la comida, al hacerlo cayeron de la prenda unas flores que no existían en la región; el hecho ocurrió ante la mirada atónita de numerosos vecinos. Germana asistía cotidianamente a la santa misa dejando su rebaño; se cuenta que nunca se le perdió una oveja, ya que confiaba su cuidado a la Divina Providencia. Otros hechos milagrosos fueron recopilados por el biógrafo después de la muerte de la joven, entre ellos la visión que tuvieron tres viajeros que se dirigían una noche a Pibrac; éstos relataron que desde el camino vieron una intensa luz, de la cual unos ángeles bajaban a una casa. Posteriormente observaron que los mensajeros divinos subían llevando consigo a una muchacha vestida de luz y coronada con flores. Al llegar al pueblo se enteraron de la muerte de Germana. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia del lugar y su memoria olvidada hasta 1644, cuando se descubrió su cuerpo incorrupto y se iniciaron las curaciones y los hechos milagrosos de la gente, que solicitaba la intervención de la humilde pastora para remediar sus males. El beato Pío IX (7 de febrero) -1846-1878-la canonizó en 1867. Iconografía: como pastora en actitud orante rodeada por su rebaño. Patrona de discapacitados, personas segregadas, pastores y niños, víctimas de abusos.
Santos: Ciriaco y Julita de Turquía, mártires; Juan Francisco Regis, presbítero, y Lutgarda de Tongres, religiosa.
SANTA LUTGARDA DE TONGRES, del germánico, "la morada del pueblo" (1183-1246). Monja. En ocasiones han existido personajes, quizá desconocidos para nuestra cultura, pero que han resultado destacados santos. Tal es el caso de Lutgarda, nacida en Tongeres, Bélgica; de una familia de clase media a cuyo padre no le interesaba la religión e infundió en la niña y después en la adolescente la vanidad y el deseo primordial de contraer nupcias con algún acaudalado caballero. Por el contrario, la madre deseaba que su hija fuese fiel a Cristo y no al poder del dinero, como pretendía el progenitor; por lo cual, pasada su niñez, hizo que ingresara, para su instrucción en letras, con las religiosas benedictinas en un régimen de internado; la jovencita aceptó con disgusto. Sin embargo, cuando salía del lugar alternaba con varios jóvenes pretendientes. Hasta los dieciocho años su vida no fue de piedad, más bien disipada. Pero Jesús ya había trazado un plan para ella, y al salir del internado ocurrió un proceso de reflexión; pensó que hasta entonces su vida, aparentemente de halagos, no la hacía feliz. Decide ingresar con las religiosas benedictinas, quienes la aceptan, extrañadas de que su antes frívola alumna deseara ser esposa de Cristo. Desde que ingresó al monasterio fue ejemplo de obediencia y piedad; se le atestiguó que mientras permanecía en oración, un rayo de luz celestial se posó sobre ella. Pronunció sus votos y fue tal su santidad que más adelante fue nombrada priora del convento, cargo que aceptó por obediencia y cumplió con celo. Se consideraba indigna y, previa consulta con su director espiritual, decide permanecer en una vida de mayor austeridad; renuncia a su cargo y pasa a la orden cisterciense en el monasterio belga de Aywiéres, Bramante. Ahí hace vida de extrema penitencia, realiza las labores más humildes y permanece en el anonimato. Sin embargo, sus hermanas espirituales, reconociendo su santidad, deseaban que fuera superiora del monasterio; para tal actividad necesitaba aprender el idioma francés, pero Lutgarda suplicó a la Virgen María la incapacitara para tal aprendizaje, por lo cual, pese a que Dios le otorgó el "don de lenguas", no fue capaz de aprender dicho idioma. Se dice que María Santísima, en una visión, le indicó se mantuviera en ayuno permanente para desterrar las herejías de los albigenses, lo cual cumplió fielmente y durante siete años sólo tomó pan y agua, hasta que la Madre de Dios le indicó suspender dicho sacrificio. Fue sobresaliente su devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Esta vida de santidad se extinguió en el monasterio de Aywiéres, donde fue sepultada. Su culto se pierde en la memoria de los tiempos. Iconografía: entre otras, el óleo de Francisco de Goya fechado en 1787, donde se ve a la santa arrodillada ante el Crucificado, con quien intercambia el corazón. Protectora de mujeres embarazadas.
Santos: Ismael, patriarca; Teresa de Portugal, religiosa, y Raniero de Pisa, peregrino.
SANTA TERESA DE PORTUGAL, del latín, "la que cosecha" (1175-1250). Religiosa. De noble estirpe, primogénita de los reyes de Portugal Sancho I y Aldonza. Nació en la población portuguesa de Coimbra; recibió esmeradas instrucción y formación cristianas. Desde niña, Teresa fue piadosa y en su juventud deseaba abrazar la vida religiosa; sin embargo, por los convencionalismos sociales de la corte, así como por obediencia a sus progenitores, fue casada con su primo --en segundo grado-- el rey Alfonso IX de León (1171-1230), lugar donde el matrimonio fijó su residencia. Fue una esposa ejemplar; procreó tres hijos: Sancho, Fernando y Dulce o Aldonza. Sin importar su realeza, se dedicaba con generosidad a asistir a los pobres, además de realizar obras benéficas para sus súbditos. Al paso del tiempo, la Santa Sede anuló su enlace por lo cercano del parentesco. Teresa regresó a su país, llevando consigo a Dulce, la menor de sus tres vástagos, quedando los varones bajo la tutela de su progenitor. Hacia 1214 murió su hijo Fernando; poco después, Sancho y Aldonza ingresaron a la vida religiosa; por ese tiempo, Teresa realizó su deseo de consagrarse a Dios ingresando en el monasterio cisterciense de Lorvao, en Portugal. En esta etapa fue una religiosa que se distinguió por su humildad, obediencia, dedicación a la oración; servicio al prójimo. Falleció en el mencionado convento, donde reposan y reciben veneración sus reliquias. Su fama de santidad permitió que el pueblo la venerara y la Iglesia, a través del tiempo, ha reconocido su culto.
Santos: Armando de Burdeos, obispo; Siríaco y Paula de Málaga, mártires, e Isabel Shonau, abadesa.
SAN ARMANDO DE BURDEOS, del germánico, "héroe del ejército" (siglo V). Obispo. Aunque este nombre es muy difundido, de san Armando, titular de hoy en el Calendario Litúrgico, no existen datos fidedignos; su vida y obra a favor de la Iglesia constan en Actas de su época. De origen francés, se deduce que fue educado en la cristiandad. Es conocido en la edad adulta, cuando fue nombrado sucesor de Delfino, como obispo en la diócesis de la ciudad de Burdeos (Francia). Trabajó siendo ejemplo de celo pastoral, hasta su muerte ocurrida en su sede episcopal. Su veneración se pierde en la memoria de los tiempos.
Santos: Romualdo de Ravena, abad, y Juliana Falconieri, fundadora. Beata Michelina de Pesaro, laica.
BEATA MICHELINA DE PESARO, diminutivo italiano, femenino de Miguel, del hebreo, "¿Quién cómo Dios'?" (1300-1356). Laica. Nació en Pesaro, Italia, en el seno de una noble y rica familia. Se desconocen datos de su infancia. A la edad de doce años sus padres decidieron casarla con el duque de Malatesta, con quien procreó un niño. Enviudó después de ocho años. En ese tiempo tuvo lugar su encuentro con Soriana, una mujer que al parecer era siria y vestía como religiosa; al morir su hijo, Michelena definió su vocación: dedicarse a servir a Dios. Sin embargo, encontró una férrea oposición familiar; al persistir, su familia la declaró demente. Tiempo después, se unió a la familia franciscana como Terciaria, e hizo los votos de castidad, pobreza y obediencia; asimismo, donó su cuantiosa herencia a los pobres, por lo cual logró la admiración de la población. Sus virtudes y su fama de santidad se extendieron por toda la región. Ferviente devota de la Pasión de Cristo, peregrinó a los santos lugares donde, pasó largas jornadas meditando acerca de los sufrimientos de Jesús en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén y en el Monte Calvario, donde en éxtasis vio al Salvador. Regresó a Pesaro, lugar en el cual vivió el resto de sus días evangelizando y meditando acerca de la Pasión de Cristo. Clemente XII (1730-1740) la beatificó en 1737. Iconografía: con hábito franciscano, de rodillas en éxtasis. Intercesora de viudas, problemas familiares, enfermos mentales y muerte de niños.
Santos: Silverio I, papa y mártir, y Juan de Matera, abad. Beata Margarita Ebner, religiosa
BEATA MARGARITA EBNER, del latín, "perla" (1291?-1351). Religiosa. Nació en Donauworth, Baviera, Alemania. Es de saberse su formación cristiana, ya que -sin conocerse detalles de su infancia y familia- en su juventud ingresó en el convento de la orden dominica llamado de la Asunción de la Virgen María. Se esforzó en seguir fielmente las enseñanzas del fundador santo Domingo de Guzmán (8 de agosto) y por su ejemplo de vida fue reconocida por sus hermanas espirituales y por los lugareños. Expresaba con vehemencia que su vida debía ser "Salvadora para sí misma, ejemplar para los hombres, agradable a los ángeles y grata a Dios". Considerada como una de las grandes místicas del siglo XIV. Dejó un legado escrito de sus experiencias en Las revelaciones o Diarios y en una colección de elevaciones espirituales que tituló Padrenuestro; en esta obra queda de manifiesto el inmenso amor que la unió con Cristo, hasta su deceso en el mencionado convento. Su culto inmemorial fue ratificado por nuestro recordado Juan Pablo II (1978-2005) en 1979. Existen numerosas santas con este nombre, entre otras: Margarita de Hungría (18 de enero), Margarita de Cortona (16 de mayo) y Margarita de Escocia (16 de noviembre).
Santos: Luis Gonzaga, religioso, y Macario de Petra, obispo. Beata Elena Kafka, mártir.
SAN LUIS GONZAGA, del germánico, "guerrero ilustre" (1568-1591). Religioso. Oriundo de Castiglione (Italia); perteneció a la nobleza; su padre fue el marqués Ferrante y su madre, Marta Tana, dama de la Corte española. Al ser hijo primogénito, por tradición le correspondía recibir el título del marquesado como herencia. Su progenitor lo encaminó en la milicia y su madre lo instruyó en la piedad cristiana. El niño fue paje en las cortes de España y Florencia, con dotes militares, además de ser apegado a Dios. Sin embargo, a los nueve años de edad hizo voto privado de castidad y recibió su primera comunión. Al pasar el tiempo estuvo en la Corte española de Felipe II (1527-1598) durante dos años. Pese a su juventud, era juicioso y de elevada espiritualidad; leía vidas de santos imitando sus ejemplos y a los diecisiete años renunció, a favor de su hermano, al marquesado de su padre y, pese a la oposición del mismo, dejó una vida de lujos y riqueza, e ingresó en la Compañía de Jesús (jesuitas) en Roma en 1585. En el noviciado se distinguió por dedicarse a la oración y ser un ferviente devoto de la Virgen María. Su salud era frágil, quizá por las mortificaciones corporales a las que se sometía. Fue un novicio con excelentes calificaciones, alegre, optimista y amable con sus compañeros, a pesar de sus padecimientos. Estuvo al pendiente de sus hermanos y fue pacificador entre ellos; nunca dejó de enviar fraternas cartas a su madre viuda. En una epidemia, en Roma al atender con esmero a los enfermos, se contagió y murió con fama de santo. Benedicto XIII lo canonizó en 1727. Proclamado patrono de la juventud por Pío XI (1922-1939) en 1926. Iconografía: con sotana, sin estola -insignia del ministerio sacerdotal-, ya que murió antes de recibir la ordenación; lirio (pureza), crucifijo y calavera, por su vida de oración, estudio y extrema penitencia.
Santos: Paulino de Nola, obispo; Juan Fisher, obispo y mártir, y Tomás Moro, mártir.
SANTO TOMÁS MORO, del arameo. "mellizo", "gemelo" (1478-1535). Mártir. Oriundo de Londres, Inglaterra; no se conocen detalles de su infancia y familia. Al parecer en su juventud pretendió integrarse a la vida monástica, sin que se realizara. Más tarde contrajo nupcias con Jane Colt, con la que procreó cuatro hijos; al enviudar, se casó con Alice Middleton. Fue un padre y esposo ejemplar. Como brillante abogado, alcanzó el grado de lord canciller en la Corte de Enrique VIII (14911547). Vivía en la riqueza y gozaba de las concesiones que su alto cargo le concedía. Mantenía unida a su familia en el amor y la constante oración; de él puede afirmarse que fue servidor de un monarca terrenal sin dejar de ser siervo fiel del Rey de reyes. Pero el haber sido colaborador del mencionado monarca, no lo obligó en conciencia a aceptar legalizar las relaciones licenciosas del mismo y al negarse fue encarcelado, sin consideraciones, en los calabozos de la Torre de Londres, lugar donde escribió Diálogo de la fortaleza contra la tribulación, aunque con anterioridad había escrito su obra cumbre reconocida por la literatura universal: Utopía, en la cual define su deseo de que la humanidad conviva en un mundo de justicia y fraternidad. Después de tener innumerables canonjías, encarcelado y sin retractarse de su decisión, se mantiene fiel a sus convicciones, basadas en la Ley de Dios. Fue conducido al martirio y murió decapitado, en su tierra natal. Un mes después de haber quedado su cabeza exhibiéndose en un poste de la plaza pública, su hija logró que se la entregaran y en la actualidad es venerada en el templo de san Dunstan, en Canterbury (Inglaterra). Canonizado por Pío XI (1922-1939) en 1935. En el año Jubilar 2000, Juan Pablo II (1978-2005) lo declaró patrono de los políticos y hombres de gobierno, que dedican su vida a servir al bien común; nuestro recordado pontífice expresó que Tomás Moro murió " ... como buen siervo del rey, pero sobre todo como siervo de Dios". Iconografía: con elegante atuendo de su época; rodea su cuello un collar insignia que señala su importante cargo político.
Santos: Alicia de Alemania, emperatriz; José Cafasso, presbítero, y Tomás Garnet, mártir.
SAN JOSÉ CAFASSO, del hebreo, "Dios acrecentará" (1811-1860). Presbítero. Hijo de acaudalada familia, originario de Castelnuovo D' Asti, Italia; sus padres lo educaron en la piedad cristiana; desde su niñez demostró ser caritativo con los pobres. Se dice que en el pueblo le llamaban el santito, por su ejemplar conducta. En su juventud estudia en la población italiana de Chieri y a los dieciséis años cursa los eclesiásticos en el seminario de ese lugar; al término de los mismos recibe la ordenación sacerdotal (1833). Para perfeccionar sus estudios entra al Convictorio Eclesiástico de Turín, donde descubre que debía colaborar en el plan de Dios con la formación de los sacerdotes y del pueblo, transmitiéndoles la verdadera moral de la Iglesia; además, con ello contrarresta las falsas teorías jansenistas, movimiento teológico originado por la publicación del Augustinus de Cornelius Jansen (1585-1638), el cual originó graves luchas en la Iglesia católica francesa. Esta corriente se basaba en la exageración de la doctrina agustiniana referente al pecado original, a la libertad y a la gracia. Profesó una doctrina moral rigurosa. Terminada su preparación demuestra ser un excelente guía espiritual, comprensivo confesor del pueblo y de sacerdotes, quienes lo buscaban para solicitarle un consejo, don que Dios le había concedido. Dos santos le inspiraron su enseñanza y forma de vida: Francisco de Sales (24 de enero) y Alfonso María Ligorio (1 de agosto). Aprendió a profesar un especial afecto a la Virgen María. Una actividad que todo Turín recuerda es cuando los reos condenados a muerte lo solicitaban para realizar su última confesión, permaneciendo de continuo en las cárceles, no sólo confesando, sino acompañando al reo en el momento de su ejecución. Fue maestro de san Juan Bosco (31 de enero), a quien ayudó con una beca para realizar sus estudios en el seminario y después lo atendió con generosidad, llevándole despensa para que Don Bosco asistiera a los jóvenes a quienes daba formación. En 1848, habiendo formado varias generaciones de sacerdotes, fue electo director del Convictorio mencionado. Con celo pastoral predicó el evangelio en cada pueblo de la diócesis de Turín; asimismo, organizó ejercicios espirituales para laicos a través de los cuales muchos asistentes modificaban su existencia disipada para acercarse a Dios. Su vida fue austera, de oración y llevando siempre un cilicio para mortificar su cuerpo; esta pobreza lo hacía ahorrar y con ese dinero atender con generosidad a los menesterosos. Quizás al presentir su deceso escribió: "No será muerte sino un dulce sueño, para ti alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe María". Falleció en Turín; la ciudad y sus alrededores lloraron su ausencia. Canonizado por Pío XII (1939-1958) en 1947. Iconografía: con sotana, en actitud orante ante una imagen mariana.
La Natividad de San Juan Bautista, profeta precursor
Santos: José Yuan de China, mártir, y Simplicio de Autum, obispo.
LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA, del hebreo, "Dios ha hecho gracia" (siglo I). Profeta precursor. El Catecismo de la Iglesia católica, en el párrafo 719, señala: "Juan es 'más que un profeta'. En él, el Espíritu Santo consuma 'el hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas iniciado por Elías. Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la 'voz' del Consolador que llega, como lo hará el Espíritu de verdad, " ... vino como testigo para dar testimonio de la luz" (Jn 1, 7). Según la tradición, la natividad de Juan el Bautista ocurrió en Ain-Karim (actual Israel), donde en nuestros días tiene edificada una basílica. Nació seis meses antes de Jesús. Era hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, familiar de la Virgen Maria; este acontecimiento se narra en el Evangelio de Lucas (1, 57-66. 80). Se le han concedido dos fechas de celebración en el Calendario Litúrgico, hoy y el día de su martirio, en agosto 29. Iconografía: es conocida una hermosa representación del pintor de origen español nacido en Sevilla, Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), donde se aprecia a Juan niño, con un bello rostro, cabello ensortijado, viste túnica de época, bastón o cayado en su mano izquierda y la derecha colocada sobre el pecho. Un cordero, a su lado, lo observa. (No confundir con la pintura de El buen Pastor, del mismo autor).
Santos: Guillermo de Vercelli, abad; Domingo de Henares, mártir, y Próspero de Aguitania, laico.
SAN PRÓSPERO DE AQUITANIA, del latín, "próspero, feliz, afortunado" (390-463?). Laico. Se desconocen particularidades de su vida familiar; se aportan datos fieles de su biografía a partir de su juventud, cuando fue discípulo de san Agustín de Hipona (28 de agosto), de ahí su sapiencia y amor por difundir la religión verdadera. Fue el primero en continuar la crónica de la Historia Universal iniciada por san Jerónimo (30 de septiembre). Por lo anterior, se deduce que era un cristiano, laico, posiblemente casado; quien por sí mismo y pese a las herejías de su época, se comprometió con sus notables escritos a erradicar la ignorancia religiosa y teológica; contaba con vasta cultura y conocimiento del griego. Colaboró con el pontífice san León I Magno -440-461- (10 de noviembre) y participó a favor de la Iglesia en las controversias que se suscitaron en su tiempo. Es reconocido como un gran teólogo, poeta e historiador; así como por su total conocimiento de la Biblia, principal fuente de su inspiración. Se relacionó con la vida monástica en los monasterios franceses de Provenza. Entre sus obras literarias -donde es notable la influencia de san Agustín- se encuentran: Comentarios a los salmos, Sobre la vocación de todos los pueblos, Poema sobre los ingratos, Los capítulos y Crónica del mundo, importante y completa reseña histórica. Es posible que su muerte haya ocurrido en Roma o Marsella, Es conocido como el Teólogo de Marsella; por haber escrito algunas de su obras en esa ciudad o bien como el primer representante del agustinismo medieval, por la difusión que se concedió a su escritos en esa época. Su veneración se pierde en la memoria de los tiempos.
Santos: Antelmo de Belley, obispo, y Pelayo o Pelagio de Córdoba, niño mártir. Beata Magdalena Fontaine y compañeras, mártires.
SAN ANTELMO DE BELLEY, del germánico, "la protección de la patria" (1107-1178). Obispo. Nació en el castillo de Chignin (Saboya, Italia); sus padres pertenecían a la nobleza y le infundieron la religión de Cristo. Sus biografías aportan desde su juventud, cuando vivió en las Galias (Francia) e ingresó en un monasterio de la orden cisterciense donde, por sus méritos, ocupó el cargo de superior general. Fue asesor del pontífice Alejandro III (1159-1181), quien le otorgó el cargo de Legado pontificio en Inglaterra y después de obispo en la diócesis I de Belley (Saboya, Italia) en 1163. Destacó por solicitar extrema disciplina a los clérigos, así como porque conservaran la honestidad y los buenos hábitos. Estableció la Gran Cartuja para varones y los primeros monasterios cartujos femeninos. Dejó un ejemplo de santidad a su muerte en la misma diócesis, iniciándose su veneración. Iconografía: con atuendo común episcopal, lleva en sus manos una lámpara, alusiva a que la religión es como un faro de salvación. Invocado contra las tempestades y protector de los marinos.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Santos: San Cirilo de Alejandría, doctor de la Iglesia. Beata Margarita, Bays, laica.
NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, del latín, succurro, "correr en auxilio, socorrer" (siglo XIII). La historia de esta advocación mariana -según textos de la congregación del Santísimo Redentor (padres redentoristas) de quienes es patrona-, tiene su origen en una pintura anónima del siglo XIII. Dicha obra, se dice, fue robada por un mercader de Creta (Grecia) y con ella se embarcó a Roma (siglo XVI). En la travesía, los sorprendió un temporal, por lo cual la tripulación hizo oración ante la imagen y prodigiosamente terminó la tempestad llegando a su destino. Las crónicas indican que tiempo después, cuando el poseedor de la pintura agonizaba, encargó a un amigo colocar la bella imagen en un templo, lo que no se realizó. Posteriormente, se cuenta que a una niña, en una visión, la Santísima Virgen le dijo que su nombre era Santa María del Perpetuo Socorro y que debía ser colocada en el templo romano de San Mateo. Finalmente así sucedió en 1499, hasta que en 1799 la construcción fue demolida. Años después, en la capilla de la orden agustina estuvo hasta 1865, pasando inadvertida por los feligreses. Sin embargo, a solicitud del superior de la Congregación del Santísimo Redentor, el pontífice beato Pío IX (7 de febrero) la entregó en custodia a dicha congregación (1866); asimismo, el mencionado papa les indicó: "Denla a conocer por todo el mundo", Se procedió a colocar la obra pictórica, previa restauración, en el templo dedicado al fundador de los redentoristas, san Alfonso María Ligorio (1 de agosto) en Roma. Su conmemoración anual fue fijada en esta fecha desde 1975. Iconografía: icono (del griego, eikon, "imagen ") bizantino, sobre fondo de oro; se aprecia a María de medio cuerpo; al parecer de pie, porta al Niño Jesús, ambos coronados, flanqueados por los arcángeles Miguel y Gabriel, en este caso pasionarios, debido a que exponen las insignias de la pasión (cruz, clavos, flagelo, lanza y esponja). La Santísima Virgen ataviada con túnica rojo oscuro, manto azul, estrella en la frente; con letras griegas se indica su título de Madre de Dios; el Niño con túnica verde, ceñidor rojo y manto rojizo levanta la vista hacia el arcángel Gabriel, y al ver las insignias se estremece, y con sus manitas se apoya confiado en la mano derecha de su Madre; debido a esta inclinación, se le cae la sandalia del pie derecho. La pintura original mide 54 x 41.5 cm; la primera reproducción que llegó a México (1866) se encuentra en la Catedral de Morelia, Michoacán.
Santos: Irineo de Lyon, obispo; Vicenta Gerosa, fundadora, y Pablo I, papa. Vísperas I de la solemnidad:
SAN IRINEO DE LYON, del griego, "pacificador" (125-202). Obispo. Es posible su nacimiento en Esmirna, Asia Menor (actual Izmir, Turquía), sin ubicar con precisión el año, indica en uno de sus escritos: "Siendo yo niño, allá en Asia Menor, me eduqué". Conoció a Cristo por medio de las enseñanzas de discípulos de los Doce, entre ellos de san Policarpo, obispo de Esmirna (23 de febrero), quien influyó en forma trascendental en su amor al Crucificado y su doctrina. Tal vez por dicho obispo fue enviado a predicar en las Galias, actual territorio francés; debido a su misión evangelizadora radicó el resto de su vida en Lyon (Francia), donde fue ordenado presbítero y después obispo (177). Se distinguió por su piedad y sabiduría. Luchó contra las herejías de los gnósticos (del griego gnosis, "conocimiento", doctrina filosófica y religiosa, mezcla del cristianismo con creencias judaicas y orientales, que pretendía tener un conocimiento intuitivo de las cosas divinas). Predicó el valor de la Sagrada Escritura en defensa de la unidad de la Iglesia. Actuó como moderador entre la Santa Sede y los obispos de Asia Menor sobre la fecha de la Pascua y contra los montanistas (herejía de Montano, heresiarca del siglo II, quien se decía enviado de Dios para perfeccionar la religión y la moral), quienes negaban el perdón a los cristianos que después de haber sido bautizados habían cometido pecados. Dejó un valioso legado escrito en dos obras: Contra las herejías, que comprende cinco tomos, y Demostración de la enseñanza apostólica. Falleció en su diócesis; su culto es inmemorial. La Iglesia lo considera como el último de los padres apostólicos y el primero de los teólogos del cristianismo. Iconografía: con atavío episcopal, antorcha por sus brillantes enseñanzas, espada por su lucha contra las herejías y libro por sus magníficos escritos.
San Pedro y San Pablo, Apóstoles.
Santos: Siro de Pavía, obispo, y María Tian y Magdalena Du de Vietnam, mártires.
SAN PEDRO, del arameo ""roca" (siglo I). Apóstol. Era hijo de Jonás [o Juan] (Mt 16, 17); no se conocen particularidades anteriores a su edad adulta. Originario de Betsaida (Palestina); se le conoce a partir de su encuentro con Jesús, siendo pescador de oficio, de nombre Simón. Vivía con su esposa e hijos cerca del lago de Genezaret; era propietario de una casa en Cafarnaum (Lc 4,31 Y 38). En la pesca trabajaba con su padre y con su hermano san Andrés (30 de noviembre); a ambos los llamó el Mesías, y fueron los dos primeros que integraron el grupo de los Doce. Según los relatos evangélicos, su carácter era arrebatado; el Mesías le cambió el nombre de Simón por el arameo de Cefas (vocablo griego, Pedro = "piedra"), hecho narrado en Mt 16, 18. En los Hechos de los Apóstoles, se relatan su obra y sus milagros. Se dice que Jesús le entregó las llaves del reino, a fin de crear una institución que permaneciera más allá de la muerte de Pedro, fungiendo éste como el primer Sumo Pontífice (33-67 d. C.) de la Iglesia católica, a quien corresponde, igual que hasta nuestros días, el derecho de administrar la justicia y las decisiones doctrinales de la misma. Se le atribuye la autoría de dos epístolas en el Nuevo Testamento. Su muerte, ocurrida en Roma, fue por martirio crucificado; sin embargo, antes de sufrir el martirio, como un acto de sumisión, solicitó quedar con la cabeza hacia abajo, para no morir igual que Cristo. Cerca de los años 64 a 67 después de Cristo. Su cuerpo fue sepultado en la Colina Vaticana (Roma), donde en nuestra época se encuentra la Basílica a él dedicada. Iconografía: de pie con túnica azul y manto dorado; en sus manos lleva las llaves del Reino. Intercesor de cerrajeros y patrono de los asuntos eclesiásticos de la Santa Sede.
SAN PABLO, del latín. "pequeño" (siglo
I). Apóstol. En el libro de los Hechos de los apóstoles (8, 1)
se narra: "Saulo aprobaba entonces aquella muerte... ", haciendo referencia
a que antes de que se convirtiera, fue testigo del martirio de san Esteban (26
de diciembre). Saulo nació en Tarso (actual Turquía); se desconocen
datos de su infancia y familia. En su juventud fue discípulo del rabino
Gamaliel, quien lo instruyó en la Ley mosaica. Asimismo, Saulo, antes
de conocer a Cristo, era un tenaz perseguidor de los cristianos, pero ocurrió
que cuando se dirigía hacia Damasco a continuar su cometido contra éstos,
escuchó la voz de Cristo (Hch 9, 1-9), se convirtió y desde entonces
defendió la doctrina y a los seguidores del Mesías. En adelante
se nombra Pablo y será el elemento elegido para difundir la Iglesia en
otros países. Hay que reconocer que Pablo era judío, educado en
la cultura griega, y de una distinguida personalidad para ser el gran apóstol
que la Iglesia de todos los tiempos ha reconocido. Realizó viajes misioneros,
predicó en Asia Menor, Macedonia y Grecia, entre otras ciudades, hasta
ser capturado por las tropas paganas en Jerusalén. Llevado a Cesarea
y, debido a que era de origen romano, fue juzgado por un tribunal de Roma, hacia
donde se le llevó prisionero (Hch 28, 16); ahí murió degollado.
Se le atribuye ser el autor de trece Epístolas en el Nuevo Testamento,
en las que irradia su inconmensurable amor a Cristo. Iconografía: de
pie con túnica y manto de época, libro de sus escritos y la espada
del martirio. Protector de cordeleros y tejedores, ya que fue tejedor de tiendas.
Con motivo del vigésimo centenario del natalicio del apóstol san
Pablo (ubicado entre los años 7 y 10 antes de Cristo), nuestro Sumo Pontífice
Benedicto XVI ha proclamado un Año Jubilar Paulino, efectuándose
a partir de esta fecha y hasta el 29 de junio de 2009, con el propósito
de promover estudios, publicaciones y convenios, a fin de ampliar el conocimiento
de la instrucción contenida en los textos del Apóstol de los Gentiles.
Los primeros Santos Mártires de la Iglesia Romana
Santos: Marcial de Limoges, obispo, y Ladislao de Hungría, rey.
LOS PRIMEROS SANTOS MÁRTIRES DE LA IGLESIA ROMANA, del griego, "testigo" (siglo I). Innumerables fueron los cristianos que murieron mártires, víctimas de las persecuciones de Nerón (37-68), Diocleciano (245-305) y otros emperadores paganos, por lo cual la Iglesia les ha dedicado su conmemoración como santos titulares en esta fecha. Es de comprenderse que, debido a las circunstancias del martirio de aquellos cristianos que integraron las primitivas comunidades, convertidos por los apóstoles y en especial por san Pedro y san Pablo (29 de junio), únicamente quedaron registrados en Actas los nombres y las fechas de deceso de los más conocidos, pero una gran mayoría ha permanecido en el anonimato hasta nuestra época. Después de más de dos mil años de prevalecer la doctrina de Cristo, ésta no ha desaparecido, difundiéndose por cada pueblo, ciudad y país en el mundo, haciendo vida el adagio que indica: "La sangre de los mártires es semilla de cristianos".
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