¡Ni
un solo divorcio!
Fuente: Marian Observer ,
enviado en su newletter por Catholic.net
Autor: Sr. Emmanuel Traducción,
Padre Jordi Rivero
El pueblo de Siroki-Brijeg en Herzegovina tiene una
maravillosa distinción: ¡nadie recuerda que haya existido un solo divorcio entre
sus 13,000 habitantes! ¡Tampoco se recuerda un solo caso de familia rota!
El secreto de Herzegovina es sencillo: Los habitantes croatos han
mantenido su fe Católica soportando por ella persecución por siglos a manos de
los turcos y después de los comunistas. Su fe esta fuertemente arraigada en el
conocimiento del poder salvador de la cruz de Jesucristo. Ellos saben que los
programas del mundo, aunque sean programas humanitarios, de desarme o de paz,
por si mismos solo proveen beneficios limitados. ¡La fuente de la salvación es
la cruz de Cristo!
Este pueblo posee una gran sabiduría que han sabido
aplicar al matrimonio y a la familia. Ellos saben que el matrimonio esta
indisolublemente unido a la cruz de Cristo. Según la tradición croata, cuando
una pareja se prepara para casarse, no les dicen que han encontrado a la persona
perfecta. ¡No! En vez, el sacerdote dice: "has encontrado tu cruz. Es una cruz
para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira sino que se atesora"
En Herzegovina la Cruz representa el amor mas grande y el crucifijo es el tesoro
de la casa.
Cuando los novios van a la iglesia traen el crucifijo con
ellos. El sacerdote bendice el crucifijo. Cuando llega el momento de
intercambiar sus votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el
novio pone su mano sobre la de ella, de manera que las dos manos están unidas a
la cruz. El sacerdote cubre las manos de ellos con su estola mientras proclaman
sus promesas, según el rito de la Iglesia, de ser fieles el uno al otro, en las
alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta la muerte. Acto
seguido los novios no se besan sino que ambos besan la cruz. Los que contemplan
el rito pueden comprender que si uno de los dos abandona al otro, abandona a
Cristo en la Cruz.
Después de la ceremonia, los recién casados llevan el
crucifijo a su hogar y lo ponen en un lugar de honor. Será para siempre el punto
de referencia y el lugar de oración familiar. En tiempo de dificultad no van al
abogado ni al psiquiatra sino que van juntos ante la cruz en busca de ayuda de
Jesús. Se arrodillaran y lloraran y abrirán sus corazones pidiendo perdón al
Señor y mutuamente. Van a dormir en paz en el Corazón porque han recibido perdón
del único que tiene poder para salvar. Ellos enseñaran a sus hijos a besar la
cruz cada día y no irse a dormir como los paganos, sin dar gracias primero a
Jesús. Saben que Jesús los sostiene en Sus brazos y no hay nada que
temer.